"La independencia nos hace justicia"
El ¨²nico superviviente de una matanza en 1999 rememora el dolor kosovar
Si Kosovo es un pa¨ªs nacido de la limpieza ¨¦tnica y la sangre, Racak es su emblema. Aquella matanza ocurrida el 15 de enero de 1999 puso en marcha los mecanismos que condujeron a la intervenci¨®n militar de la OTAN dos meses despu¨¦s. "La pena lo envuelve todo, pero me siento feliz por la independencia. Hemos pagado un precio muy alto por ella", asegura Rama Shabani, el ¨²nico superviviente, mientras desgrana junto a las fotograf¨ªas de las v¨ªctimas las historias de los 42 civiles asesinados.
"Me cuesta revivir lo ocurrido, pero mi deber es contarlo", dice Rama
Como Vukovar (Croacia), Srebrenica y Ahnici (Bosnia-Herzegovina), Racak es un lugar donde el tiempo no avanza. En cada esquina, en cada persona permanecen atrapados los sufrimientos y las ausencias. Rama a¨²n escucha en medio de pesadillas y dolores (fue herido en la cadera y la cabeza) a sus verdugos cantar: "?Qui¨¦n dijo, qui¨¦n minti¨®, que Serbia es peque?a?" mientras descend¨ªan del monte tras matar a 30 personas.
"Todo empez¨® a las 6.45. La polic¨ªa y los militares serbios hab¨ªan rodeado el pueblo. Los que pudieron escapar huyeron por el bosque. Seg¨²n entraban iban matando. Aqu¨ª, frente a la tienda, muri¨® Avdyl, de 99 a?os. Nos escondimos en el s¨®tano de una casa", explica Rama.
Racak se libr¨® de una matanza mayor porque ya era una aldea fantasmal desde el 23 de agosto de 1998, cuando se quemaron la mitad de las casas. Fue el castigo por ser la aldea con m¨¢s guerrilleros del Ej¨¦rcito de Liberaci¨®n de Kosovo (U?K).
El due?o de la casa donde se escondieron los civiles se llama Xhemajl Osman¨ª. Tiene 88 a?os. "He vivido tres guerras. La de los nazis, la de los partisanos y ¨¦sta. De todos, los peores fueron los serbios. Mataron a mi hijo", dice. Rama cuenta que cuando los militares descubrieron el escondite, sacaron a los hombres reuni¨¦ndolos en el jard¨ªn, donde los golpearon. "Un polic¨ªa habl¨® por un walkie-talkie con su jefe. Dijo: 'Tengo a unos treinta'. Tras un silencio el otro respondi¨®: 'D¨¦jalos marchar'. Nos pusieron en fila con las manos en la nuca y nos ordenaron caminar por el monte. Cuando comprob¨¦ que nadie nos segu¨ªa me sent¨¦ a fumar. Eso me salv¨® la vida, porque nos estaban esperando arriba. Mataron a todos".
"Dejaron a las mujeres encerradas en el s¨®tano", cuenta Sadije, la hija de Xhemajl. "Cuando logramos salir por un ventanuco y abrir la puerta a¨²n se escuchaban disparos. Vimos gente en un coche de la OSCE (Organizaci¨®n para la Seguridad y la Cooperaci¨®n en Europa). Les dijimos que se hab¨ªan llevado a nuestros hombres. Nos recomendaron regresar a la casa y esperar". Uno de los observadores era William Walker. Fue quien alert¨® a la prensa evitando la manipulaci¨®n y el primero en calificar lo ocurrido de crimen contra la humanidad. Hoy es un h¨¦roe del nuevo Kosovo.
"Por la noche", prosigue Sadije, "nos dijeron que los hombres estaban en el monte y que los hab¨ªan matado a todos. El cuerpo de mi hermano ten¨ªa un gran agujero en el pecho. A algunos les decapitaron. A otros les cortaron las orejas y sacaron los ojos". Sadije habla con la vista fija en el lugar de la matanza, donde hoy ondea la bandera de los albaneses. "Pienso que con la independencia de Kosovo se ha hecho justicia".
En el cementerio, las tumbas est¨¢n inundadas de flores de pl¨¢stico. Ahora Rama se afana en recolocar las flores que tumb¨® el viento. Se sabe de memoria el orden de los enterramientos. Entre los 42 civiles asesinados est¨¢ su hermano Bajrush y gran parte del Kosovo subterr¨¢neo y doliente sobre el que se construye la independencia y la esperanza de dos millones de personas. "Aunque me cuesta revivir lo ocurrido, mi deber de superviviente es contarlo para que nadie pueda decir que no sucedi¨®".
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