Mendicutti rescata el lenguaje coloquial en 'Ganas de hablar'
Eduardo Mendicutti (Sanl¨²car de Barrameda, C¨¢diz, 1948) ha lanzado un salvavidas por partida doble con su ¨²ltima novela: Ganas de hablar (Tusquets Editores). Con esta obra, como el autor explic¨® el pasado martes en Sevilla, no se trata s¨®lo de restituir la dignidad a su personaje, el "mariquita de pueblo" que tiene que hacerse el gracioso para sobrevivir; sino tambi¨¦n de rescatar el lenguaje coloquial andaluz que se est¨¢ perdiendo.
"Actualmente hablamos todos como electrodom¨¦sticos. Da igual la clase social a la que perteneces, la formaci¨®n cultural o la zona en la que vives, todos hablamos igual. Cuando oigo a un obrero o un profesor decir las mismas cosas con las mismas frases encorsetadas, las que repiten los medios de comunicaci¨®n, pienso que le tenemos miedo a nuestros localismos", explica Mendicutti, quien ya introdujo el habla de Andaluc¨ªa occidental en obras como Una mala noche la tiene cualquiera o El palomo cojo. El escritor, que vive en Madrid desde 1972, reconoce que ¨¦l mismo no usa ese lenguaje coloquial, pero que se trata de un "arma" a la que los m¨¢s d¨¦biles se han agarrado para subsistir.
"Las primeras p¨¢ginas de la novela son las m¨¢s jocosas, pintorescas, casi folcl¨®ricas; pero el personaje va sacando poco a poco cosas muy duras de su vida", cuenta.
Ganas de hablar es una tragicomedia en la que un "mariquita de pueblo" repasa su vida a trav¨¦s de un soliloquio en el que "exige que no existan zonas de silencio, un silencio impuesto por la marginaci¨®n". El Cigala, el protagonista de la historia, es un homosexual que se ha ganado la vida haciendo la manicura y a quien el pleno municipal decide ponerle su nombre a una calle del pueblo. "Uno de los instrumentos que El Cigala utiliza para sobrevivir es el lenguaje, un lenguaje que est¨¢ en v¨ªas de extinci¨®n y que le ha servido para protegerse, enfrentarse a la injuria y salir airoso de situaciones dif¨ªciles", dice el escritor, quien asegura que es "la memoria auditiva" la que le mantiene anclado a su tierra.
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