Los serbios se atrincheran en el norte de Kosovo para forzar la partici¨®n
La misi¨®n de la UE en Mitrovica se repliega a la zona albanesa de la ciudad
Una semana despu¨¦s de la declaraci¨®n unilateral de independencia de Kosovo, la batalla entre Serbia y el nuevo Estado y sus patrocinadores internacionales se reduce a un puente sin nombre, el que deber¨ªa unir, pero separa, el norte de Mitrovica habitado por serbios con un sur ¨¦tnicamente alban¨¦s. Nadie en Belgrado oculta el objetivo: lograr la partici¨®n legal y la incorporaci¨®n de ese norte a Serbia, aunque perjudique a los enclaves donde viven el 60% de los 100.000 serbios que quedan en la antigua provincia.
"Es nuestra casa. Jam¨¢s nos echar¨¢n", advierte un serbio de Mitrovica
En la guerra de los s¨ªmbolos, que lo son todo en una tierra que se alimenta en exclusiva de mitos medievales, los serbios del norte ya han logrado su primera victoria. El enviado especial de la Uni¨®n Europea a Kosovo, Pieter Feith, confirm¨® ayer que la peque?a misi¨®n de la UE establecida en el norte de Mitrovica se replegaba temporalmente al sur debido a razones de seguridad. Varias granadas sin v¨ªctimas y la presi¨®n popular sobre la familia que les hab¨ªa alquilado el local han logrado la retirada 48 horas despu¨¦s de que Feith proclamara que la misi¨®n de la UE (unos 2.000 polic¨ªas, jueces y fiscales) se desplegar¨ªa por todo Kosovo, incluido el norte.
La imagen de cientos de v¨¢ndalos incendiando en la noche del jueves la Embajada de EE UU en Belgrado y la quema, dos d¨ªas antes, de dos puestos fronterizos (l¨ªneas administrativas, seg¨²n Serbia) en Kosovo han disparado las alarmas. La batalla no va a ser abierta porque Serbia, tras varias guerras balc¨¢nicas perdidas (Eslovenia, Croacia, Bosnia-Herzegovina y Kosovo) est¨¢ exhausta y sin medios. Ser¨¢ gradual, buscando los l¨ªmites y aprovechando cualquier debilidad occidental. La imagen del convoy de 40 veh¨ªculos con el personal no esencial de la legaci¨®n estadounidense abandonando ayer Belgrado es otro tipo de victoria para los radicales.
"Bienvenido a Serbia", exclama un ciudadano ante el extranjero que acaba de cruzar el puente. "Mitrovica es nuestra casa. Jam¨¢s nos expulsar¨¢n", a?ade. El alcalde de Leposavic, Velimir Bojovic, uno de los municipios serbios del norte, siquiera opta por el disimulo: "El r¨ªo ?bar
[que divide Mitrovica] es ahora la frontera natural". Las fuerzas de la OTAN en Kosovo (Kfor, m¨¢s de 16.000 soldados) patrullan de forma visible por los municipios norte?os. Militares franceses, griegos, estadounidenses y portugueses encaramados en sus blindados son los encargados de dar la impresi¨®n de autoridad y de que no se van a permitir diferencias entre el norte y el resto del nuevo pa¨ªs.
"La independencia de Kosovo va a ser breve. Pronto la comunidad internacional se dar¨¢ cuenta del grave error que ha cometido", asegura Nebojsa Jovic, mano derecha del l¨ªder radical de Mitrovica-Norte, Marko Jaksic, y el hombre que controla la seguridad. "Reconocemos la resoluci¨®n 1.244 del Consejo de Seguridad. S¨®lo cooperaremos con las instituciones y organismos que respeten la legalidad y la UE no es una de ellas. (...) Trato de mantener la situaci¨®n bajo control, pero los ¨¢nimos est¨¢n caldeados. Si nos atacan ser¨ªa necesaria la intervenci¨®n de Serbia".
El Gobierno de Vojislav Kostunica sigue sin pronunciar una palabra de condena de los ataques a las embajadas. Se ha limitado a decir que este tipo de actos vand¨¢licos no beneficia al pa¨ªs. El ministro serbio para Kosovo, Slobodan Samarzic, fue ayer m¨¢s lejos en unas declaraciones que recoge la agencia local de noticias: "La ra¨ªz de la violencia es la violaci¨®n de la ley internacional".
Siete d¨ªas despu¨¦s de la declaraci¨®n de independencia nada aparente ha cambiado en el Kosovo mayoritariamente alban¨¦s. Tras tres noches de farra, los kosovares han despertado del sue?o en el mismo lugar donde se encontraban: un pa¨ªs pobre, sin infraestructuras, ahogado por la corrupci¨®n y el crimen organizado, que apenas produce nada, excepto alg¨²n que otro mineral contaminante, y con una tasa de desempleo juvenil pr¨®xima al 70%. El nuevo Kosovo, como el viejo, depende del sost¨¦n de la di¨¢spora y de la generosidad de la comunidad internacional. Construir un Estado de la nada va a exigir m¨¢s que una declaraci¨®n, exigir¨¢ cientos de millones de euros. Casi todos procedentes de los bolsillos de los contribuyentes europeos.
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