Ni tinta ni papel
IPS es pionera en tecnolog¨ªa de desarrollo de firma digital
El hall del hotel en el que se desarrolla la entrevista es un continuo ir y venir de hu¨¦spedes con aspecto de ejecutivos/as y semblantes de no tener un minuto que perder. Desde un rinc¨®n, Rodolfo Lomascolo, director general de IPS Certification Authority, mira a aquellas personas con el pensamiento de que, al menos algunos de ellos, podr¨ªan ser potenciales clientes de su compa?¨ªa, "nosotros trabajamos lo mismo con aut¨®nomos y profesionales liberales, que mandan sus facturas por correo electr¨®nico en documento firmado, que con medianas y grandes empresas que precisan visados electr¨®nicos, firmas de contratos de trabajo temporal, auditor¨ªas...".
Nosotros. Cuando Rodolfo Lomascolo, nacido argentino, nacionalizado espa?ol, utiliza el t¨¦rmino nosotros se refiere a IPS Certification Authority, la empresa de certificaci¨®n electr¨®nica por ¨¦l fundada -"junto con mi mujer, M¨®nica Pujad¨°, directora financiera"- y que, a d¨ªa de hoy, tiene m¨¢s de un millar de clientes de firma electr¨®nica repartidos por todo el mundo, "y otros 10.000 que expiden sus certificados con la tecnolog¨ªa que hemos desarrollado".
La empresa, a d¨ªa de hoy, cuenta con m¨¢s de un millar de clientes de firma electr¨®nica repartidos por todo el mundo
En 1997 la f¨¢brica de Moneda y Timbre expidi¨® en Espa?a los primeros certificados de firma digital para la declaraci¨®n de la renta
Proyecto de vida
Rodolfo habla de su empresa con el convencimiento de estar hablando de su proyecto de vida..., un proyecto al que ha dedicado los ¨²ltimos 13 a?os, desde que en 1995, este licenciado en Ingenier¨ªa Mec¨¢nica por la Universidad Polit¨¦cnica de Catalu?a (UPC), viendo las posibilidades comerciales de Internet, fundara la empresa que preside.
Para entonces, el curr¨ªculo de este emprendedor ya aparec¨ªa jalonado de cargos y destinos profesionales de relevancia: en 1990, era jefe de Ingenier¨ªa de Producci¨®n del CIM (Computer Integrated Manufacturing) de la UPC, "aquello me dio la oportunidad de entrar en la rob¨®tica, el sue?o por el que opt¨¦ por aquella carrera".
Residente en Madrid, aunque su trabajo le haga habitual de los aeropuertos, hoteles y restaurantes de medio mundo, puede que Lomascolo deba un mucho de su realidad empresarial a su temprana fascinaci¨®n por la lectura... y sobre todo por la ciencia-ficci¨®n. "Recuerdo que con 15 a?os cay¨® en mis manos The Soul of a New Machine (El alma de una nueva m¨¢quina)". Es un libro escrito por Tracy Kidder y relata c¨®mo un grupo de ingenieros trata de desarrollar un chip de 32 bits (hay que tener en cuenta que los m¨¢s potentes ordenadores personales de la ¨¦poca trabajaban con 16 bits). As¨ª, ¨¦mulo de los protagonistas de esta novela, Rodolfo tiene claro que la apuesta de IPS ha de ser la innovaci¨®n. Una incursi¨®n en la hemeroteca deja las cosas claras: casi desde el momento de su fundaci¨®n, IPS es pionera en el mundo en lo que a tecnolog¨ªa de desarrollo de firma digital se refiere. "En cuanto a uso y legislaci¨®n, Espa?a comenz¨®, en el a?o 1997, con la f¨¢brica de Moneda y Timbre expidiendo los primeros certificados de la declaraci¨®n de la renta. Es entonces cuando nos damos cuenta de la necesidad de desarrollar programas que puedan validar, electr¨®nicamente, documentos", comenta.
Futuro y pasado
Mientras Rodolfo bosqueja l¨ªneas fundamentales de la compa?¨ªa que dirige, el entorno mantiene su continuo devenir de maletines de cuero, ordenadores port¨¢tiles y trajes de cuidado corte. Con todo ello, el usuario interesado en trabajar con certificados de firma avanzada no habr¨¢ de hacer desembolsos excesivos -"con un dispositivo de hardware (una tarjeta o un dispositivo USB) en el que se incluya un software, que sale por unos 150 euros, se pueden comenzar a emitir facturas electr¨®nicas a partir de 500 euros"-, eso sin contar con alguna de las iniciativas promocionadas por la Uni¨®n Europea, "en cuyo caso, la emisi¨®n puede tener un coste cero".
Como para pens¨¢rselo en la siguiente firma estampada en un documento, y no s¨®lo por el ahorro en tinta y papel. Lo dice alguien acostumbrado a viajar al futuro... y al pasado, "la emoci¨®n de sentir en mis manos el tacto de un herrerasaurus, un f¨®sil de lagarto con 225 millones de a?os de antig¨¹edad, no es comparable con nada". Rodolfo lo sabe bien. Junto a su mujer, excav¨® los restos en el Parque Ischigualasto (Argentina).
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