EE UU: de profesor a alumno
Mientras la ¨¦pica crisis financiera sigue avanzando, no se puede sino desear que a los pol¨ªticos estadounidenses se les d¨¦ tan bien escuchar los consejos de los pa¨ªses en desarrollo como darlos. Los estadounidenses no parecen darse cuenta de que el caos de las hipotecas subprime tiene numerosas cosas en com¨²n con muchas crisis bancarias que se han producido en todo el mundo despu¨¦s de 1945.
El rayo de esperanza es que hay muchos pol¨ªticos y ex pol¨ªticos muy distinguidos, sobre todo procedentes de pa¨ªses de mercados nuevos, que ya han visto esta pel¨ªcula antes. Si los pol¨ªticos estuviesen dispuestos a prestar atenci¨®n, a lo mejor sacan una idea o dos acerca de c¨®mo enfrentarse a las crisis financieras escuchando a expertos que ya han pasado por ellas.
La econom¨ªa de EE UU est¨¢ en apuros, y es improbable que los problemas que provoca se paren en la frontera estadounidense
Por desgracia, el paralelo entre la actual crisis estadounidense y crisis financieras anteriores no es una mera hip¨¦rbole. Los paralelos cualitativos est¨¢n claros: los bancos usan pr¨¦stamos extracontables para financiar operaciones de alto riesgo, nuevos y ex¨®ticos instrumentos financieros y una excesiva exuberancia con la promesa de nuevos mercados.
Pero tambi¨¦n hay fuertes paralelos cuantitativos. La profesora Carmen Reinhart, de la Universidad de Maryland, y yo hemos comparado sistem¨¢ticamente el periodo previo a la crisis de las hipotecas de riesgo en Estados Unidos con el periodo previo a las 19 peores crisis financieras que han tenido lugar en los pa¨ªses industrializados a lo largo de los ¨²ltimos 60 a?os, entre las que destacan las grandes crisis en los pa¨ªses escandinavos, Espa?a y Jap¨®n, junto con episodios menos graves, como la crisis de las cajas de ahorro en Estados Unidos en la d¨¦cada de 1980.
Pr¨¢cticamente todos los principales indicadores (entre ellos la evoluci¨®n de los precios burs¨¢tiles y de la vivienda, los d¨¦ficit de la balanza comercial, el aumento de la deuda p¨²blica y la de las familias, y la trayectoria de crecimiento anterior a la crisis) encienden las luces de advertencia para Estados Unidos. Dicho sencillamente, el aumento del flujo de capital hacia EE UU mantuvo artificialmente bajos los tipos de inter¨¦s e infl¨® los precios burs¨¢tiles, lo cual provoc¨® la laxitud en los sistemas bancarios y en las normativas reguladoras y, en ¨²ltima instancia, desat¨® el cataclismo.
Cuando Asia y Latinoam¨¦rica experimentaron sus crisis financieras a finales de la d¨¦cada de 1990 y comienzos de la de 2000, no s¨®lo aceptaron los consejos del FMI, sino tambi¨¦n los de peque?os grupos de expertos compuestos por personas eminentes. EE UU deber¨ªa hacer lo mismo. El presidente del FMI, Dominique Strauss-Kahn, no tendr¨ªa dificultad en seleccionar un soberbio grupo de expertos de cualquier gama de pa¨ªses que ya han experimentado crisis similares.
Hay que admitir que el grupo de expertos del FMI tendr¨ªa que pasar por alto la actual hipocres¨ªa estadounidense. El Tesoro de Estados Unidos anim¨® firmemente a Asia a endurecer la pol¨ªtica fiscal durante su crisis de los noventa. Pero ahora el Congreso y el presidente de Estados Unidos se est¨¢n dando toda la prisa que pueden para adoptar un gigantesco paquete de incentivos fiscales poco recomendable, cuya principal consecuencia ser¨¢ la de atar de manos al pr¨®ximo presidente a la hora de simplificar el c¨®digo tributario estadounidense y reducir el d¨¦ficit presupuestario.
Los gobiernos extranjeros llevaban a?os protestando por los fondos de cobertura estadounidense, alegando que su comportamiento no transparente planteaba riesgos inaceptables para la estabilidad. Ahora muchos pol¨ªticos estadounidenses se quejan de la transparencia de los fondos de riqueza soberana que se est¨¢n haciendo con participaciones en codiciados activos estadounidenses como Citibank y Merrill Lynch.
Durante a?os, yo y otros muchos nos hemos quejado de que los nuevos mercados necesitan m¨¢s representaci¨®n en el gobierno financiero mundial. En la actualidad, la cuesti¨®n va mucho m¨¢s all¨¢ del simbolismo. La econom¨ªa estadounidense est¨¢ en apuros, y es improbable que los problemas que provoca se paren en la frontera estadounidense. Los expertos de los mercados incipientes y de otras partes tienen mucho que decir a la hora de abordar las crisis financieras. Estados Unidos deber¨ªa empezar a prestar atenci¨®n antes de que sea demasiado tarde.
Kenneth Rogoff es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y Pol¨ªtica P¨²blica de la Universidad de Harvard y ex economista jefe del Fondo Monetario Internacional. ? Project Syndicate, 2008.
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