45 minutos de sonrisas

Casi como estaba previsto, salvo los dos minutos de retraso de Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. Mariano Rajoy lleg¨® a las 21.15, la hora marcada por la Academia de Televisi¨®n. Antes de acceder al recinto de Ifema, un grupo de simpatizantes del PP aplaud¨ªa la llegada de su l¨ªder, que recibi¨® el primer mensaje de la noche: "Mariano, dales ca?a". Despu¨¦s, pos¨® ante una mara?a de fot¨®grafos y c¨¢maras de televisi¨®n junto al moderador del cara a cara, Manuel Campo Vidal, y el realizador Fernando Navarrete. El protocolo se repiti¨® 12 minutos despu¨¦s, cuando lleg¨® Zapatero. Nueva sesi¨®n de fotos, m¨¢s sonrisas y ni una declaraci¨®n. Tampoco una foto conjunta. "Lo tenemos prohibido, seg¨²n me han dicho", coment¨® Rajoy.

La llegada de los candidatos al escenario del cara a cara televisivo, el primero despu¨¦s de 15 a?os, carec¨ªa del glamour de las grandes estrellas de Hollywood que pocas horas antes hab¨ªan acudido a la entrega de los Oscar. Pero la cita ten¨ªa un cierto aire de solemnidad. Los dos candidatos bajaron del coche con una sonrisa desbordante y ajust¨¢ndose los trajes. Fue el momento en el que a Rajoy se le descoloc¨® la corbata, la misma que utiliz¨® en el programa de TVE Tengo una pregunta para usted. Era su talism¨¢n. El l¨ªder del PP se sinti¨® especialmente satisfecho de su paso por aquel programa, en el que se someti¨® en directo a las preguntas de un centenar de ciudadanos.

Acompa?ado por Pedro Arriola, el hombre con el que prepar¨® el debate, el candidato de los populares se dirigi¨® a la sala habilitada a pocos metros del plat¨® en la que le esperaba su s¨¦quito, que hab¨ªa llegado una hora antes: Tom¨¢s Iribarren, un amigo de Pontevedra; Gabriel Elorriaga, responsable de comunicaci¨®n; P¨ªo Garc¨ªa Escuredo, jefe de campa?a, y Carmen Mart¨ªnez Castro, jefa de prensa. Arriola fue tambi¨¦n la persona elegida para acceder al estudio en la breve pausa publicitaria para comentar con su jefe c¨®mo hab¨ªan ido los tres primeros bloques del debate.

Zapatero, con la corbata tambi¨¦n descolada, lleg¨® junto a su jefe de Gabinete, Jos¨¦ Enrique Serrano. Tras el aluvi¨®n de flases, se dirigi¨® al encuentro de sus asesores: Jos¨¦ Blanco, jefe de campa?a; Jos¨¦ Enrique Serrano, jefe de Gabinete; Fernando Moraleda, secretario de Estado de Comunicaci¨®n; Ang¨¦lica Rubio, directora de coordinaci¨®n informativa, y Carlos Hern¨¢ndez, director de comunicaci¨®n. Rubio fue la persona elegida por el candidato socialista para entrar en el plat¨® en el intermedio. As¨ª ven¨ªa fijado en el estricto protocolo pactado por los dos partidos.

Ambos equipos se encerraron a cal y canto para mantener la concentraci¨®n y alejados del bullicio de una sala continua donde los invitados de los partidos y de la Academia de Televisi¨®n segu¨ªan el desarrollo del debate a trav¨¦s de pantallas gigantes. Fuera, en el estudio de realizaci¨®n, los jefes t¨¦cnicos designados por cada uno de los partidos -Jorge R¨¢bago, especialista en telegenia, por el PP, y el periodista Miguel ?ngel Sacaluga, por el PSOE- vigilaban de cerca la retransmisi¨®n del debate, que fue difundido por una treintena de televisiones.

Campo Vidal, mientras tanto, se mostraba tranquilo. "No estoy nervioso, pero es mucha responsabilidad", comentaba poco antes de salir al plat¨®. Estaba a punto de comenzar el "debate global". Cuando, pasadas ya las diez de la noche, las luces se encendieron, Zapatero y Rajoy perdieron la sonrisa y empez¨® el duelo electoral.