Brazos de medio mundo en las cosechas m¨¢s rentables
Almer¨ªa y Murcia no se bajan en la ¨²ltima d¨¦cada del p¨®dium provincial de crecimiento econ¨®mico. Un ¨¦xito en la generaci¨®n de riqueza del que participa su sector agr¨ªcola, rentable y volcado a la exportaci¨®n. Un sofisticado engranaje comercial imposible de sostener sin miles de brazos africanos, latinoamericanos y de Europa del Este que cosechan tomates, berenjenas o pimientos en los invernaderos.
Si hab¨ªa un sector abocado a sufrir con dureza los rigores demogr¨¢ficos previstos para Espa?a, ¨¦se era el agrario, que parec¨ªa condenado al declive en producci¨®n y empleo. La mano de obra inmigrante ha permitido taponar esa sangr¨ªa. En la ¨²ltima d¨¦cada, el n¨²mero de ocupados en el campo se ha mantenido alrededor del mill¨®n de personas gracias a la incorporaci¨®n de trabajadores extranjeros: en 1997 eran 14.000, el a?o pasado 170.000.
"Si no fuera por los trabajadores inmigrantes, ahora la mayor parte de las campa?as agr¨ªcolas no podr¨ªan salir adelante", corrobora Andoni Garc¨ªa, de la organizaci¨®n agraria COAG. En Almer¨ªa, el 50% de los afiliados al r¨¦gimen agrario de la Seguridad Social en enero eran inmigrantes. En Murcia, el 65%.
Cultivos dependientes
Los invernaderos del Levante, con tres o cuatro cosechas al a?o, no paran y facilitan el arraigo de los trabajadores extranjeros. Pero en los cultivos de temporada su aportaci¨®n es igual de determinante. El caso m¨¢s extremo es el de la fresa en Huelva, otra provincia pujante. De los 55.000 temporeros necesarios cada a?o, 40.000 son extranjeros. Pero algo similar ocurre con el olivar andaluz, la vendimia de Castilla-La Mancha o las campa?as de fruta en Arag¨®n y Catalu?a.
En el campo es tambi¨¦n donde el problema de la inmigraci¨®n irregular ha dado la cara de forma m¨¢s n¨ªtida. La escena de miles de sin papeles malviviendo en chabolas mientras aguardaban un d¨ªa de jornal se ha repetido estos a?os. El mayor recurso a los contratos en origen (63.000 en 2007) y la regularizaci¨®n extraordinaria de 2005 (un 15% de los contratos a sin papeles se hicieron en el sector agrario) ha aliviado el problema, aunque no lo ha resuelto: ahora se concentra en temporeros rumanos y b¨²lgaros que pueden cruzar las fronteras como ciudadanos de la UE pero no ser contratados como tales hasta 2009.
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