Refugios inaceptables
Los para¨ªsos fiscales que no se plieguen a las normas europeas deben ser penalizados
La investigaci¨®n de las autoridades alemanas sobre localizaci¨®n de fondos derivados de la evasi¨®n fiscal en bancos domiciliados en Liechtenstein, no ha hecho sino desvelar presunciones hace tiempo denunciadas por la propia OCDE. Cada d¨ªa que pasa son m¨¢s los evasores que se suman a ese millar inicial de alemanes, responsables de m¨¢s de 4.000 millones de euros de fraude. Ahora hemos sabido que la Agencia Tributaria espa?ola -igual que las autoridades francesas, italianas o danesas- ha recibido informaci¨®n de Alemania relativa a evasores espa?oles y tramas complejas que utilizan bancos amparados en el mantenimiento del secreto de sus transacciones.
Es esta facilidad para seguir defendiendo el oscurantismo de las transacciones bancarias y la ausencia de informaci¨®n a las autoridades de los pa¨ªses implicados lo que sigue amparando el refugio para transacciones derivadas, en el mejor de los casos, de la evasi¨®n fiscal y, en no pocos, de operaciones directamente ilegales, como el tr¨¢fico de drogas y cualquier otra modalidad de lavado del considerado dinero negro. Su mantenimiento es de todo punto inaceptable.
Hace bien la OCDE en denunciar la existencia de algunos de esos emplazamientos (Liechtenstein, M¨®naco, Andorra, de forma destacada) como "no cooperadores" con las exigencias de intercambio de informaci¨®n y transparencia entre autoridades que un sistema financiero globalmente interdependiente necesita. La existencia de para¨ªsos fiscales, amparados en la opacidad de las transacciones, significa la ausencia de la m¨ªnima de ¨¦tica que ha de presidir la actividad econ¨®mica y financiera. Pero, adem¨¢s, se revela incompatible con el actual proceso de globalizaci¨®n. No es cierto, como sostienen sus defensores, que la existencia de estos refugios de dinero favorezca la rebaja de impuestos en los pa¨ªses del entorno. Por el contrario, la fuga de patrimonios y capitales obliga a mantener impuestos elevados sobre las rentas medias y bajas. Es urgente, por tanto, no s¨®lo denunciar a esos centros, sino penalizarlos directamente. Hace a?os que los tres citados han sido identificados como renuentes a la colaboraci¨®n con otros Gobiernos, a diferencia de una treintena larga de para¨ªsos similares que han ido cooperando en esas exigencias de informaci¨®n. La definici¨®n de est¨¢ndares internacionales sigue siendo prioritario.
Las autoridades espa?olas, por su parte, deben tomar nota de las alemanas y sancionar cuanto antes a los incumplidores identificados. En momentos como los actuales, de competencia entre los dos grandes partidos por reducir impuestos, ser¨ªa poco presentable que no se pronunciaran sobre la necesaria persecuci¨®n de los que incumplen las obligaciones b¨¢sicas, en ocasiones como es el caso ahora descubierto, amparados en tramas complejas y con la complicidad de pa¨ªses que tratan de hacer de esa complicidad su principal ventaja competitiva.
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