Los 'okupas' del Plan de Vivienda Joven
Una decena de familias invaden casas del Ivima en Navalcarnero
Las malas noticias comenzaron hace un mes para V¨ªctor Marquina. Hab¨ªa resultado adjudicatario en febrero de 2006 de una vivienda de alquiler con opci¨®n a compra promovida por el Instituto de la Vivienda de Madrid (Ivima). En diciembre recibi¨® las llaves de su piso, de unos 50 metros cuadrados y ubicado a las afueras de Navalcarnero. Pero no le dio tiempo ni a hacer la mudanza.
"Viv¨ªa en una caseta de obra y entr¨¦ en la casa cuando vi que lo hac¨ªan otros"
Un d¨ªa de febrero se encontr¨® con que su vivienda estaba ocupada. Una familia hab¨ªa reventado la puerta y cambiado la cerradura. De pronto su piso hab¨ªa cambiado de manos. Acudi¨® a los juzgados de la plaza de Castilla e interpuso una denuncia para recuperar su piso. Tambi¨¦n se present¨® en el Ivima para exigir el desalojo. Ayer su casa segu¨ªa ocupada.
Su caso no es el ¨²nico en las dos promociones del Plan de Vivienda Joven de Navalcarnero. Una decena de familias, la mayor parte de ellas de etnia gitana, viven como okupas desde hace semanas en otras tantas viviendas. Y no s¨®lo eso: adem¨¢s han pinchado la luz de la comunidad de vecinos. "Este mes hemos pagado 1.800 euros de luz", explicaba ayer Ana, una de las vecinas del barrio. Una gran parte de los inquilinos leg¨ªtimos de ambas promociones aseguran sentir "miedo" debido a las amenazas que han venido recibiendo por parte de los okupas.
Seg¨²n la Comunidad de Madrid, de la decena de viviendas invadidas, s¨®lo tres tienen adjudicatario. El resto a¨²n no hab¨ªan sido entregadas.
"El Ayuntamiento y la Comunidad nos dicen que no pueden hacer nada, que hay que esperar una orden judicial y eso va a tardar varios meses", contin¨²a otro de los vecinos, que prefiere mantener el anonimato. Los problemas, seg¨²n ¨¦l, no se acaban en la ocupaci¨®n de las viviendas: "se han producido robos en los garajes, destrozos de cerraduras, desperfectos en las instalaciones de la luz... No s¨¦ ad¨®nde vamos a llegar".
Mientras tanto los okupas dibujan un panorama distinto. "Esas viviendas estaban vac¨ªas. No hab¨ªa nadie", reclama Valeriano. En los primeros d¨ªas de febrero se meti¨® en un bajo junto con su mujer, Pilar, y sus tres hijos de 6, 12 y 14 a?os. "Yo estaba de guardia de las obras de estos pisos y, como no ten¨ªa d¨®nde ir, viv¨ªa en la caseta de obra con mi familia, en ocho metros cuadrados", explica. Decidi¨® ocupar un piso cuando vio "que otros lo hac¨ªan". Ahora, asegura, s¨®lo quiere "legalizar la situaci¨®n y pagar como todo el mundo lo que tenga que pagar". "Hemos hablado con el alcalde y nos dice que no nos va a dejar en la calle, aunque aqu¨ª no nos podemos quedar", concluye Valeriano. Para ¨¦l no existe ning¨²n problema de convivencia en los bloques.
A pocos metros de all¨ª, una patrulla de la Polic¨ªa Local vigila la zona las 24 horas del d¨ªa. "Dan m¨¢s seguridad, pero creemos que cuando pasen las elecciones los van a quitar de aqu¨ª", insiste otro vecino.
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