En la senda de Jacobsen
Una l¨ªnea de sillas Lovegrave imita la m¨ªtica Serie 7 del arquitecto dan¨¦s
El arquitecto dan¨¦s m¨¢s famoso de todos los tiempos, Arne Jacobsen (1902-1971), supo lidiar con sus contradicciones como arquitecto racionalista y dise?ador organicista. Lo que en sus edificios era cartesiano y rectil¨ªneo, en sus dise?os se hizo curvo y expresivo. Lo que sus inmuebles plasmaban en forma de prismas o cubos puros, explotaba en sus sensuales interiores o en la exuberancia de sus jardines. As¨ª, al lado de la estaci¨®n Central de Copenhague todav¨ªa puede visitarse el hotel SAS Royal, un bloque perfecto que amuebl¨® con sus famosas sillas Egg (huevo) y Swan (cisne). Esas butacas reclinables, giratorias, mullidas y con forma y nombre de ave, aligeraron el edificio. Este a?o, las sillas cumplen 50 a?os.
Convertidas en iconos del dise?o internacional, tienen, en realidad, una actualidad a prueba de modas, tiempo e imitadores... Ya se sabe que a la sombra de los grandes crecen ep¨ªgonos, adoradores, int¨¦rpretes y oportunistas. As¨ª, coincidiendo con el aniversario de los dos sillones de Jacobsen, otra silla suya, la Serie 7 -posiblemente la m¨¢s plagiada de la historia del dise?o-, reaparece en cuerpo prestado y, naturalmente, con nuevos aires. Cierto es que no se trata estrictamente de un plagio, sino de, otra vez, una interpretaci¨®n. Sin embargo, la r¨¦plica la rubrica uno de los grandes del dise?o actual, el gal¨¦s Ross Lovegrove, defensor de un dise?o... -?lo adivinan?- organicista. Fabricada en madera contrachapada, la silla Orbit ha sido presentada por su fabricante, la empresa estadounidense Berhardt, como revolucionaria. Sin aludir a su parentesco con el maestro Jacobsen, sus productores se han limitado a describirla como "de apariencia escandinava, ancha de espaldas para abrazar los hombros, y estrecha de cintura para lograr flexibilidad. Apilable, y de madera contrachapada". ?Les suena la revoluci¨®n? La Serie 7 de Jacobsen contin¨²a impert¨¦rrita en el cat¨¢logo de la empresa que comenz¨® a fabricarla en 1955, la tambi¨¦n danesa Fritz Hansen. Tal ha sido el ¨¦xito de esta butaca que desde que Jacobsen la dise?ara sus productores no pararon de pedirle al arquitecto hermanitos para su silla. Lo dicho, los nombres explican muchas cosas y ni nombre propio tiene esa silla tan imitada. As¨ª, el a?o de su muerte, Jacobsen todav¨ªa le dibujaba parientes a su famosa criatura, que puede adquirirse ligeramente modificada con brazos, convertida en taburete o coloreada en m¨¢s de 10 tonos.
?Cu¨¢ntos muebles podr¨ªan soportar semejante vaiv¨¦n? La Serie 7 de Jacobsen lo ha logrado. Y lo vuelve a hacer. No s¨®lo eso: aguanta a?o tras a?o el acoso de los int¨¦rpretes e imitadores que no hacen m¨¢s que rendir tributo y pleites¨ªa a un original inimitable. De nuevo, Lovegrove lo intenta, pero el que gana es Jacobsen.
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