Elecciones comentadas

Lo m¨¢s pesado de estas elecciones no es soportar los discursos y m¨ªtines varios de los pol¨ªticos de uno y otro signo intentando convencernos de que ellos son los m¨¢s sensibles, los m¨¢s generosos y los m¨¢s preparados para resolver nuestros problemas. A fin de cuentas eso es precisamente lo que se espera de ellos. Lo realmente sopor¨ªfero es escuchar los comentarios de esa pl¨¦yade de contertulios radiof¨®nicos dispuestos a explicarnos, con aplomo digno de encomio, las verdaderas claves pol¨ªticas del asunto.

Al d¨ªa siguiente del primer debate de los candidatos presidenciales, uno de ellos pretend¨ªa convencernos de que gan¨® Rajoy porque hab¨ªa "hablado de lo que le interesaba a la gente". Al parecer, de acuerdo con esta tesis, si usted se sienta en un plat¨® de televisi¨®n y se dedica a enumerar la larga lista de asuntos que le interesan a la gente (una vez le¨ªda la ¨²ltima encuesta del CIS sobre la materia), a saber: terrorismo, paro, inmigraci¨®n, vivienda, etc. entonces usted ya est¨¢ perfectamente preparado para ganar unas elecciones.

No era esto, sin embargo, lo que pensaba otro reputado componente de la tertulia, para quien lo verdaderamente criticable era precisamente la clamorosa falta de propuestas de soluci¨®n por parte de los candidatos, asunto este que, aunque a primera vista pueda parecer un apunte de gran altura intelectual, en realidad ven¨ªa a demostrar es que el susodicho ni siquiera se hab¨ªa ojeado los programas de los partidos, los cuales como se sabe est¨¢n disponibles todos ellos en sus correspondientes p¨¢ginas web. Para lo que les pagan por sus comentarios ya podr¨ªan dedicarse a leer los papeles unos minutos antes de pontificar a trav¨¦s de las ondas.

Por no hablar de aquellos otros que se lamentan todos los d¨ªas de que los precios o las hipotecas suban "sin que el Gobierno haga nada", como si los precios, en una econom¨ªa de mercado, dependieran de la voluntad del Gobierno de turno, o los intereses del dinero fueran competencia del Ministerio de Econom¨ªa.

Ahora que si ya todo esto resulta bastante c¨®mico, todav¨ªa lo son m¨¢s esas llamadas espont¨¢neas de los oyentes que colaboran desinteresadamente en el debate diario. No s¨¦ c¨®mo se lo arreglan las distintas emisoras, pero siempre aparece uno de ellos diciendo que ¨¦l hab¨ªa votado siempre al PSOE (o al PP) y que ahora va a hacer justamente lo contrario porque el PP (o el PSOE) le ha defraudado. Naturalmente pueden imaginar de qu¨¦ emisora se trata en cada caso.

Luego est¨¢ ese joven que dice encontrarse entre los indecisos porque no encuentra en todo el espectro pol¨ªtico soluciones efectivas para acceder a un piso (?hombre, ni yo tampoco, y adem¨¢s ni siquiera soy ya tan joven!) O el que se abstiene porque "todos los pol¨ªticos son iguales" (un argumento contundente, original donde los haya). O el mileurista cabreado que se queja al Gobierno del salario que cobra, en lugar de acudir al sindicato, o enfrentarse al empresario que es con quien hay que discutir de estas cosas. Y as¨ª sucesivamente.

En fin que, seg¨²n yo lo veo, en estas elecciones resulta mucho m¨¢s revelador del nivel intelectual en el que se encuentra la sociedad espa?ola, escuchar a los comentaristas pol¨ªticos y a los electores, que a los propios candidatos. Y eso a pesar de los denodados esfuerzos que estos hacen todos los d¨ªas por superarse.