Crisis a tres bandas
Ch¨¢vez quiere capitalizar la equivocada operaci¨®n colombiana contra las FARC en Ecuador
La muerte del n¨²mero dos de las FARC y una veintena de insurgentes en un ataque colombiano en territorio ecuatoriano ha desatado una grave crisis diplom¨¢tica. Venezuela y Ecuador han enviado tropas a sus fronteras con Colombia y han retirado a sus embajadores en Bogot¨¢. El incidente ha puesto al Gobierno de ?lvaro Uribe en una situaci¨®n pol¨ªtica y militar delicada.
Resulta evidente que la acci¨®n colombiana exig¨ªa explicaciones previas a Ecuador, aun trat¨¢ndose de una lucha leg¨ªtima contra una organizaci¨®n ilegal en un lugar remoto y en condiciones extremas. Bogot¨¢ se ha apresurado a pedir excusas a Quito, que si pareci¨® aceptarlas inicialmente, se ha sumado despu¨¦s a los inflamados puntos de vista de su aliado Hugo Ch¨¢vez. Porque una vez m¨¢s la sobreactuaci¨®n viene del l¨ªder venezolano, que ha insultado chulescamente a su hom¨®logo colombiano y utilizado un lenguaje b¨¦lico inadmisible en quien no es parte perjudicada. La querencia de Ch¨¢vez por las FARC -para quien pide sin rebozo el estatuto de ej¨¦rcito combatiente- arrasa la decencia m¨ªnima exigible a un jefe de Estado. Pero tan importante como esta grave afinidad es el hecho de que necesita un chivo expiatorio para galvanizar a los suyos tras la derrota en las urnas de diciembre y los estragos del desabastecimiento venezolano.
Uribe ha franqueado el Rubic¨®n con su acci¨®n en Ecuador. Si algo queda claro con la muerte de Ra¨²l Reyes es que Bogot¨¢ profundiza su acoso contra la insurgencia, convertida con los a?os en esclerotizada fuerza narcoguerrillera, privada de iniciativa militar y progresivamente vulnerable. Para las FARC, la desaparici¨®n del yerno de Marulanda representa el mayor golpe en muchos a?os. El contundente mensaje deber¨ªa modificar la estrategia de sus dirigentes hacia una salida pol¨ªtica negociada. Es improbable que la crisis abierta entre los tres pa¨ªses andinos con estrechos lazos comerciales llegue a mayores, pero ser¨ªa insensato achicar los peligros de la tensi¨®n que Ch¨¢vez viene acumulando en la zona. Si es el momento de que Bogot¨¢ -que se desmarcaba ayer de esta estrategia al anunciar que no reforzar¨¢ sus tropas fronterizas- haga los esfuerzos necesarios para recomponer sus relaciones con Ecuador, tambi¨¦n lo es de que los mediadores interamericanos se tomen en serio un conflicto que puede acabar desestabilizando la regi¨®n.
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