?R¨¦quiem por la responsabilidad social corporativa?
El ¨²ltimo d¨ªa del a?o, el Financial Times publica una secci¨®n de "profec¨ªas". En la dedicada al a?o 2008, afirmaba: "En el inevitable ciclo de las modas empresariales, la responsabilidad social corporativa (RSC) se dirige ya hacia la salida. Los consumidores nunca estuvieron convencidos de ella, a pesar del bombo y platillo desplegados. Y la responsabilidad social fue siempre un concepto demasiado endeble como para conseguir la adhesi¨®n seria de los l¨ªderes empresariales".
Y estoy de acuerdo, al menos parcialmente. Hemos creado una formidable infraestructura de departamentos y directores de RSC, memorias de RSC, consultores de RSC y profesores e investigadores de RSC, para vestir algo que se ha vendido como la panacea de todos los males, pero que no pasa de ser una moda empresarial, aunque, al mismo tiempo, es demasiado importante para quedar reducido a una moda. D¨¦jenme, pues, que haga mis profec¨ªas -y ya saben que los economistas somos expertos en equivocarnos siempre que hacemos predicciones, porque no sabemos nada del futuro.
La RSC debe ser una manera de trabajar y de entender el negocio, la conciencia cr¨ªtica de la organizaci¨®n
La RSC perder¨¢ fuerza en las empresas en cuanto la situaci¨®n econ¨®mica empeore, porque entonces la clave ser¨¢ vender y bajar costes, y la RSC no contribuye directamente a la venta, y es un coste, peque?o, es verdad, pero coste al fin, y suficientemente visible como para ser el candidato al hacha en ¨¦pocas de reconversi¨®n. Ojala me equivoque, pero me temo que esto es lo que ocurrir¨¢.
Quedar¨¢, probablemente, un barniz de responsabilidad social en algunas actividades. La RSC acabar¨¢ siendo lo que ya es en muchas empresas: un medio para mejorar la reputaci¨®n ante la sociedad, una v¨ªa para canalizar la acci¨®n social (en la medida en que ¨¦sta permanezca en un entorno econ¨®mico dif¨ªcil), un ap¨¦ndice de la memoria financiera, contando lo buena que es la empresa, c¨®mo cuida el medio ambiente, c¨®mo se preocupa de la sociedad y de los empleados y de los clientes y de los proveedores... El director de RSC depender¨¢, como ya depende ahora, en muchas ocasiones, del de comunicaci¨®n, o del de marketing, o del de personal,... Y poco a poco ir¨¢ desempe?ando otras tareas, hasta que perder¨¢ incluso el nombre.
Los estudiosos, profesores e investigadores seguiremos pedaleando, porque eso es lo que sabemos hacer, y uno no puede cambiar su especializaci¨®n en un corto periodo de tiempo. Y los consultores buscar¨¢n trabajo en otras actividades (el Financial Times profetizaba que la sostenibilidad ocupar¨ªa el lugar de la RSC, ya dentro de este a?o).
La culpa, lo reconozco, es nuestra, de los expertos, consultores y directivos de RSC. No hemos sabido entender lo que es la RSC y la hemos convertido en lo que no deber¨ªa ser. Para muchos, se trata de la respuesta a lo que la sociedad pide. Y cuando lleguen las vacas flacas, convendr¨¢ dedicarse a lo que es el n¨²cleo del negocio, o sea, a ganar dinero. En este sentido, la RSC habr¨¢ sido una moda. Para otros, es un instrumento de la estrategia: el negocio se hace produciendo, vendiendo y financiando, pero tambi¨¦n en la opini¨®n p¨²blica, con una cara amable. O es una manera de lavar la imagen, sobre todo cuando hay trapos sucios que esconder.
Reconozco que soy demasiado pesimista e injustamente cr¨ªtico. Y que omito lo m¨¢s importante: la RSC ha servido, o mejor, deber¨ªa haber servido para que las empresas se den cuenta de que tienen un conjunto de responsabilidades que van m¨¢s all¨¢ de la ley o la aceptaci¨®n de la sociedad, porque hacen referencia a lo que es una empresa: no un patrimonio que hay que maximizar, sino una comunidad de personas y una manera de servir a los clientes y a la sociedad. Y a lo que debe hacer una empresa: ser eficiente, por supuesto, pero sirviendo a la sociedad, no poniendo el beneficio como primer objetivo, sino como la consecuencia -feliz, casi dir¨ªa inesperada consecuencia- de una actividad ¨²til para todos: para los propietarios, pero tambi¨¦n para los empleados y directivos, los clientes y los proveedores, y la comunidad local.
Si mis profec¨ªas se van a cumplir, queda poco tiempo para que podamos hacer una reflexi¨®n seria sobre lo que debe ser la RSC en la empresa: quiz¨¢ un departamento, pero sobre todo una manera de trabajar y de entender el negocio, la conciencia cr¨ªtica de la organizaci¨®n, pero no en nombre de una moralidad externa, sino porque eso es, eso debe ser la empresa, una empresa excelente. Y el director de RSC, si lo hay, debe ser el hombre o la mujer que se dedique a recordar a sus colegas que los errores se pagan, que las inconsistencias hacen da?o a la empresa y que la miop¨ªa del beneficio a corto plazo y a costa de lo que sea es un mal, no ya a largo, sino a corto plazo tambi¨¦n.
Antonio Argando?a es profesor del IESE
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