Miedo y morbo en Hollywood
El juicio del investigador privado Anthony Pellicano hace temblar a las estrellas
Todo comenz¨® hace seis a?os con un pez muerto en el parabrisas de una periodista, un arranque muy cinematogr¨¢fico para un juicio que ahora tiene a Hollywood con los pelos de punta y a la prensa del coraz¨®n salivando de morbo y curiosidad. El acusado es Anthony Pellicano, investigador privado de 63 a?os con aires de haber visto demasiadas veces El Padrino o Los Soprano, v¨ªdeos que adora
Pellicano afronta 110 cargos de escuchas ilegales, extorsi¨®n, amenazas...
Hasta 127 testigos pueden ser llamados a declarar en el proceso
Se presentar¨¢n 70 cortes de las miles de horas grabadas ilegalmente
Si algo aprendi¨® de Vito Corleone o Tony Soprano es la lealtad a los suyos
. ?l mismo se autoerigi¨® en el detective de las estrellas y su cartera lo prueba, relacionado en sus 30 a?os de trabajo con Elizabeth Taylor, Michael Jackson, Tom Cruise, Kevin Costner o Demi Moore. Tambi¨¦n se jact¨® de contar con informaci¨®n que nadie pod¨ªa conseguir, algo que parece innegable. "Pero bajo esos aires hab¨ªa una empresa basada en la extorsi¨®n que prosper¨® traficando con informaciones personales obtenidas de forma ilegal", puntualiz¨® la fiscal¨ªa de Los ?ngeles, que el jueves le sent¨® en el banquillo de los acusados junto a otros cuatro supuestos c¨®mplices para responder a un total de 110 cargos, entre ellos escuchas ilegales, sobornos y amenazas.
Lo que asusta a Hollywood no es la legalidad de los m¨¦todos de Pellicano sino lo que escuch¨® durante su labor y cu¨¢nto llegar¨¢ durante el juicio a los o¨ªdos del p¨²blico. Pellicano se convirti¨® durante estos a?os de investigador en una especie de Michael Clayton pero antes de que este hombre para todo, el conseguidor que interpreta George Clooney en la ficci¨®n, encontrara su integridad. La labor de Pellicano como detective fue la de desenterrar los trapos sucios de la industria para utilizarlos en disputas contractuales, laborales o incluso personales. El realizador de La jungla de cristal, John McTiernan, se declar¨® culpable de mentir al FBI en relaci¨®n con las escuchas ilegales que supuestamente encarg¨® a Pellicano para conocer las conversaciones del productor de Batman begins. Y como ¨¦l, Sandra Will Carradine, ex esposa de Keith Carradine, est¨¢ en la lista de los 127 testigos que pueden ser llamados a declarar en este proceso tras aceptar su culpabilidad en otras supuestas escuchas de Pellicano, ¨¦stas relacionadas con su ex marido y la disputa sobre su separaci¨®n.
El listado de posibles testigos tambi¨¦n incluye a Keith Carradine o a Sylvester Stallone, Garry Shandling y Farrah Fawcett como posibles v¨ªctimas, y a cabezas visibles de la industria como el ex presidente de los estudios Disney, llamado el "superagente", Michael Ovitz, o ejecutivos de alto rango como Ron Meyer o Brad Grey entre los que supuestamente solicitaron los servicios de Pellicano, al igual que el actor Chris Rock o el poderoso abogado en Hollywood, Bert Fields, con clientes como Cruise en su cartera. Todos ellos han declarado desconocer las irregularidades cometidas por Pellicano durante su labor. A su vez el detective y los cuatro acusados (un ex agente de polic¨ªa que supuestamente suministr¨® informaci¨®n confidencial al detective, un empleado del servicio telef¨®nico acusado de instalar las escuchas, un programador de ordenadores y un empresario de Las Vegas) se han declarado inocentes de todos los cargos.
Para demostrar lo contrario, la fiscal¨ªa piensa presentar al menos unos 70 cortes de las miles de horas de grabaciones il¨ªcitas que la polic¨ªa y el FBI encontraron en las oficinas de Pellicano hace seis a?os. El registro estuvo motivado por la denuncia de la entonces periodista del diario Los Angeles Times Anita Busch cuando se encontr¨® en su coche un pescado muerto, una rosa y una nota que dec¨ªa stop. La periodista relacion¨® las amenazas con un art¨ªculo en el que estaba trabajando relacionado con Steven Segal como supuesta v¨ªctima de la mafia pero lo que la polic¨ªa encontr¨® en las oficinas de Pellicano fue un arsenal ilegal de armas (cargos por los que el detective ya ha cumplido condena) y otro arsenal igual de impresionante de tecnolog¨ªa e informaci¨®n privada de procedencia dudosa. Un material que entre otros documentos incluye declaraciones en las que Ovitz se queja a Pellicano de que Busch s¨®lo publicaba historias en su contra.
A pesar del reparto de estrellas que figura en la lista de posibles testigos y de los documentos sonoros que obran en su poder, la fiscal¨ªa subray¨® esta semana su deseo de probar en sus presentaciones la culpabilidad de Pellicano y de sus socios sin dejar en evidencia a aquellos que entraron en contacto con el detective. Y si Pellicano aprendi¨® algo de Vito Corleone o de Tony Soprano es la lealtad a los suyos. De ah¨ª que pese a los a?os que este caso lleva dando vueltas se ha desprendido bien poco del morbo que se espera del hombre capaz de arreglarlo todo en Hollywood. Y quien m¨¢s habl¨® hasta la fecha, Kathy Pellicano, divorciada del investigador tras 18 a?os de casada y que amenazaba con escribir un libro con su versi¨®n de los entresijos de la industria, ha vuelto a contraer matrimonio con el detective en lo que se sospecha pueda ser un intento de callarle la boca. Claro, que a¨²n quedan sorpresas para las pr¨®ximas 10 semanas que se esperan de un juicio donde de ser encontrado culpable el detective podr¨ªa acabar sus d¨ªas en prisi¨®n. Para empezar, Pellicano ha despedido a su equipo de abogados y actuar¨¢ en el caso en su propia defensa. A ello hay que a?adir lo que subray¨® recientemente en unas declaraciones telef¨®nicas hechas desde la c¨¢rcel: "No tengo intenciones de da?ar a nadie a prop¨®sito pero puede que haga preguntas que incomoden a m¨¢s de uno".
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