Una met¨¢fora desaforada del futuro
Vasili Yakimenko -l¨ªder del movimiento juvenil Nashi (Los Nuestros), con el que Vlad¨ªmir Putin quiere rescatar la ¨¦pica nacionalista de los pioneros sovi¨¦ticos- organiz¨® la destrucci¨®n de libros de Vlad¨ªmir Sorokin tir¨¢ndolos a un retrete frente al moscovita teatro Bolsh¨®i. Una imagen que se retrotrae a cuando el l¨ªder del Kremlin dijo que a los terroristas chechenos hab¨ªa que ahogarles en el inodoro. Y una impagable carta de presentaci¨®n para El d¨ªa del oprichnik, un disparate de Sorokin en forma de novela que, como algunos infrecuentes pero certeros disparates, puede revelar tanto del presente de Rusia (pese a estar ambientada en 2027) como las minuciosas descripciones period¨ªsticas de Anna Politkovskaya.
El d¨ªa del oprichnik
Vlad¨ªmir Sorokin
Traducci¨®n de Yulia Dobrovolskaia
y Jos¨¦ Mar¨ªa Mu?oz Rovira
Alfaguara. Madrid, 2008
237 p¨¢ginas. 17 euros
A Yakimenko y a toda la cohorte de aduladores les revienta que haya quien se atreva a sacar los pies del tiesto y diga a las claras (por mucha met¨¢fora que utilice) que con Putin hay una deriva totalitaria que puede retrotraer a Rusia a los tiempos de Iv¨¢n el Terrible. Aunque eso es, precisamente, lo que a muchos de ellos les gustar¨ªa, porque el zar Iv¨¢n, a lo bruto y aut¨¢rquico, y Pedro I, a lo ilustrado y europeizante siglos despu¨¦s, son dos modelos de grandeza que, con la ca¨ªda de la Uni¨®n Sovi¨¦tica, siguen marcando en Rusia la pugna entre quienes buscan la regeneraci¨®n en ideales que escarban en los brutales modelos del pasado y quienes (los menos) depositan la esperanza en conceptos tan ajenos a su atormentada historia como la democracia, la divisi¨®n de poderes y el respeto de los derechos humanos.
Sorokin tira por la v¨ªa de en medio en esta f¨¢bula salvaje que es El d¨ªa del oprichnik, en referencia a los integrantes de la implacable guardia personal de Iv¨¢n el Terrible. Es una f¨¢bula transparente, desaforada met¨¢fora del presente o, m¨¢s bien, de lo que puede llegar a ser el futuro, m¨¢s all¨¢ de la caricatura, si la forma de gobernar que ha implantado Putin en los ¨²ltimos ocho a?os cristaliza en un r¨¦gimen permanente, que no est¨¦ sujeto a los vaivenes y alternancias que caracterizan la democracia occidental. De hecho, los excesos del oprichnik Andrey Moyaga, la "moral patri¨®tica" e implacable con la que los pone en pr¨¢ctica no difiere mucho de la que hizo posible las purgas o el Gulag de Stalin.
Es muy notable tambi¨¦n en la novela de Sorokin el reflejo de la tentaci¨®n aut¨¢rquica, impensable reci¨¦n ca¨ªdos el muro de Berl¨ªn, el comunismo y la URSS, cuando la miseria atenazaba al pa¨ªs, pero recuperada ahora con el petr¨®leo a 100 d¨®lares el barril y Europa convertida en reh¨¦n energ¨¦tico del oso ruso. En ese metaf¨®rico a?o 2027, un interminable muro, m¨¢s poderoso y efectivo de lo que fue nunca la muralla china, se convierte en defensa contra contaminaciones externas, en s¨ªmbolo de la vocaci¨®n de separarse de Occidente, al que de vez en cuando se le corta el grifo energ¨¦tico para que no incordie. Y algo m¨¢s, omnipresente: el desprecio a la vida, al bienestar, a la libertad de la poblaci¨®n que, de forma continuada, se dir¨ªa que inevitable, ha acompa?ado, desde que Rusia es Rusia, a este pa¨ªs marcado por el rigor de la naturaleza y de los hombres.
Todo este horror est¨¢ expresado, con un estilo narrativo fresco y con frecuencia divertido, desde la perspectiva de un verdugo, de un sicario, implacable, s¨ª, pero convencido de pertenecer a una casta privilegiada de servidores del Estado y de quien lo encarna en lo m¨¢s alto (Iv¨¢n, Pedro, Iosif, Vlad¨ªmir...). Convencido, en resumidas cuentas, de que no hace otra cosa que cumplir con su deber. Y resulta cre¨ªble. Dolorosamente cre¨ªble y veros¨ªmil. Se entiende que Sorokin saque de quicio a los aduladores de Putin. Porque no hay duda: es en Putin y en lo que est¨¢ haciendo con Rusia en lo que piensa mientras relata las peripecias de Komyaga. Incluso en el tema clave del aislamiento. Y advierte (como en una entrevista con EL PA?S publicada el pasado 31 de enero) de que si esta vez se levanta una barrera que separe Rusia del resto del mundo no ocurrir¨¢ como con el tel¨®n de acero sovi¨¦tico, sino que el pa¨ªs "se hundir¨¢ en el pasado y se ver¨¢ en la Edad Media". Aviso para navegantes. -
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