Los pecados de la uva que cuelgan del Prado
Un paseo por el museo descubre las obras de tres siglos dedicadas al vino
A lo largo de la historia del arte, el vino ha estado relacionado con el sexo, la comida y el placer. Que tambi¨¦n se emplee en la eucarist¨ªa es un inconveniente para reducirlo a lujurioso acompa?ante de org¨ªas, pero despu¨¦s de una visita vin¨ªcola al Prado se puede decir que ganan por goleada sus intenciones paganas.
La Fundaci¨®n para la Cultura del Vino celebr¨® ayer su primera visita titulada El vino en el Prado para dar a conocer al gran p¨²blico la evoluci¨®n de la uva en los lienzos desde el siglo XVI al XVIII. Trescientos a?os de bacanales, s¨¢tiros, bodegones y vi?as que fascinaron a pintores como Brueguel o Goya y esconden m¨¢s simbolismo del que hay a simple vista.
"Aqu¨ª tenemos la Tabla de los Siete Pecados Capitales de El Bosco, y vemos la relaci¨®n del vino con la gula", explica la historiadora Maribel al grupo de 15 personas que han pagado 20 euros por descifrar secretos inconfesables de los artistas. "Su pintura es dif¨ªcil de comprender porque representa proverbios flamencos y no se entiende el contexto, pero en este caso se ve claro lo que critica", a?ade, se?alando los diminutos personajes que cometen el supuesto delito de brindar con vino. Los visitantes se inclinan sobre la mesa que compone esta obra, echan un vistazo r¨¢pido a los dem¨¢s pecados y siguen a la gu¨ªa en busca de m¨¢s ejemplos del buen (o mal) uso del vino. La Bacanal de los Andrios, de Tiziano Vecellio di Gregorio, no deja lugar a dudas: la fiesta consiste en bailar, quitarse la ropa y lo que surja. Un ni?o que est¨¢ "desbebiendo" (la forma elegante de orinar) recuerda que en el siglo XVI no hab¨ªa problemas legales si se ofrec¨ªa alcohol a menores.
Bel¨¦n y Sof¨ªa observan impert¨¦rritas los cuadros de org¨ªas flamencas
Bel¨¦n Aranz¨¢bal y Sof¨ªa S¨¢ez, madre e hija, contemplan impert¨¦rritas los cuadros de org¨ªas flamencas. "Nos parece interesante el tema de la gastronom¨ªa en la pintura a lo largo del tiempo. Con estas explicaciones se observan cosas que podr¨ªan pasar desapercibidas", explican. Cosas como que el pintor David Teniers era un escatol¨®gico con sentido del humor que no pintaba un cuadro sin incluir, al menos, un personaje vomitando, curioseando o "desbebiendo", como sucede en su obra La fiesta campestre, donde corre el vino alegremente. Los a?os y estilos pict¨®ricos pasan, pero las costumbres se mantienen: s¨¢tiro conoce a ninfa y la invita a una copa de vino (Jan Brueguel I, El gusto; Michel-Ange Houasse, Bacanal), gal¨¢n conoce a moza y ofrece un racimo de uvas o un vaso de zumo de uva (Francisco de Goya, La vendimia y La merienda). A los visitantes casi les entra la risa floja cuando contemplan el esfuerzo religioso de Juan de Juanes en La ¨²ltima cena o El inocente bodeg¨®n de Jos¨¦ Ribera en Isaac y Jacob, que cuenta una truculenta historia b¨ªblica de enga?os por herencias. Hora y media de subir y bajar escaleras en busca de cuadros con al menos una uva conducen al final del recorrido: un salto entre Los borrachos de Vel¨¢zquez y La vendimia de Goya que, finalmente, a alguno sabe a poco.
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