Nostalgia de las ma?anas en los Jardines de Albia

?lex Angulo siente una punzada de nostalgia cuando se acerca a los bilba¨ªnos Jardines de Albia. Hace ya 20 a?os viv¨ªa en la calle San Vicente, a cuatro pasos del Caf¨¦ Iru?a y el quiosco de prensa de la calle Berastegi. "Los domingos por la ma?ana le¨ªa el peri¨®dico sentado junto a la estatua de Antonio de Trueba, despu¨¦s de desayunar en el Iru?a o en el Perifl¨², escuchando cantar a los p¨¢jaros", recuerda.

En el Ensanche de Bilbao est¨¢n los rincones donde se siente en casa cuando regresa de los rodajes que le mantienen en Madrid de lunes a viernes. El apego que siente por los Jardines de Albia se extiende a sus alrededores, a las casas con miradores, al racionalismo del edificio de La Equitativa y a los bares y las tiendas de toda la vida. Aunque ahora no reside en el centro de la capital vizca¨ªna, Angulo disfruta de su tiempo libre en el Ensanche y acerc¨¢ndose a mirar la nueva cara de la R¨ªa. "Me siento a gusto aqu¨ª, volviendo a tomar caf¨¦ en los bares de siempre, dando un paseo para comprar en los puestos que quedan en el mercado del Ensanche, embutidos en La Moderna y de postre, pasteles de arroz o trufas en Arrese", destaca. Y, puestos a buscar un sitio para "darse un regalito" a base de jam¨®n, se siente capaz de encontrar a ciegas La Vi?a del Ensanche, donde prob¨® el primer Cari?ena de su vida. Ahora se inclina por cambiarlo por un buen Rioja.

Hurtado de Am¨¦zaga le ofrece d¨®nde cenar carne o pescado

El Ensanche de Bilbao guarda los rincones donde se siente en su casa

El Blas de la serie Periodistas, el padre ?ngel Berriartua de El d¨ªa de la bestia, el doctor Ferreiro de El laberinto de fauno, es ?lex a secas para los muchos amigos con los que se va cruzando por las calles del centro de Bilbao. El pr¨®ximo lunes volver¨¢ a la vor¨¢gine de las series de televisi¨®n, con el rodaje de nuevos cap¨ªtulos de Hermanos y detectives, que emitir¨¢ Tele 5, mientras espera el estreno de sus ¨²ltimos trabajos en cine: Casual Day, de Max Lemcke, y La crisis carn¨ªvora, pel¨ªcula de animaci¨®n en la que ha puesto la voz a un personaje.

Angulo defiende los encantos del Ensanche, pero no reniega del Casco Viejo, el barrio de sus a?os mozos, cuando s¨®lo sal¨ªa de sus l¨ªmites para dormir. "No es que me haya vuelto pijo, sino que yo no vivo como viv¨ªa, ni el Casco Viejo es como era".

De los tiempos del grupo teatral Karraka, cuando ensayaban en el muelle de La Merced y pasaban el resto del d¨ªa y parte de la noche en el Casco Viejo, le quedan algunas referencias que sigue teniendo presentes, aunque la memoria flaquee al recordar los nombres: "En la calle del Perro sigue el Xukela y muy cerca, el Txiriboga". De lo que no se olvida es de Sombreros Gorostiaga, en la calle V¨ªctor, donde cuando el invierno aprieta se deja caer para comprarse una gorra que proteja su despejada frente. Con las boinas no se atreve.

La tercera v¨ªa de Angulo para cenar en Bilbao se sale del Ensanche y el Casco Viejo. Enfila por la calle Hurtado de Am¨¦zaga porque le ofrece la alternativa de la carne en Casa Rufo o el pescado en el Rimbomb¨ªn. Otra vez le ataca la nostalgia: "Echo de menos el Chacalac, donde ¨ªbamos a tomar chocolate con churros".

Su profesi¨®n le obliga a estar al tanto de lo que hacen sus colegas. Angulo procura sacar tiempo para asistir a las funciones del Arriaga, pero tambi¨¦n para las giras que recalan en Barakaldo, en Basauri o en el Festival de Teatro de Santurtzi. Y puestos a recrearse en las ofertas culturales, cerca de su querido Ensanche, encuentra "la maravilla del Guggenheim". Pero Angulo se siente un cl¨¢sico y reserva para el final un recuerdo para el Museo de Bellas Artes, que encuentra cambiado, como las aguas de la R¨ªa, m¨¢s limpias, y el paseo de Abandoibarra, pero conservando su encanto. No oculta sus preferencias: "Siempre el Museo de Bellas Artes, siempre y por delante del Guggenheim".