El voto europeo

Cada vez somos m¨¢s los j¨®venes que, a golpe de aviones y una beca de investigaci¨®n, sentimos y entendemos Europa como lugar de residencia. Usamos una ¨²nica tarjeta sanitaria, hablamos diariamente dos o tres lenguas y aunque cuando nos preguntan de d¨®nde somos decimos que de Espa?a, lo cierto es que empezamos a confundir si somos de aqu¨ª o de all¨¢. Despu¨¦s de unos a?os viviendo en Europa, el concepto de inmigrante o emigrante nos parecen relativos.

Esta sensaci¨®n la conozco de amigos italianos, ingleses, espa?oles, alemanes: j¨®venes que so?amos con una burocracia unificada, con un pasaporte europeo, con una cuenta de banco que se mueva con nosotros. Y una larga lista de mejoras que llegar¨¢n, confiamos.

Marzo y las elecciones me dejan a medio camino entre esa expectaci¨®n por la Europa que crece y funciona y la pregunta por la identidad nacional: el d¨ªa 9 votar¨¦ a las generales espa?olas; en breve, el d¨ªa 2, podr¨¦ votar en las elecciones municipales de M¨²nich, la ciudad alemana donde resido actualmente. Desconozco cu¨¢ntos europeos somos dobles votantes, ni si los dem¨¢s lo ven como una suerte o como pura coincidencia. A m¨ª, adem¨¢s de suscitarme muchas preguntas, me hace sentirme a¨²n m¨¢s europea.