La venganza de Chikilicuatre
Baila el chiki chiki es una parodia, una construcci¨®n humor¨ªstica concebida para resumir lo m¨¢s mugriento de la m¨²sica mal llamada popular y ofrecerlo en directo a los espectadores de un programa de televisi¨®n. Resulta inapropiado analizar el producto par¨®dico como una canci¨®n sensu stricto; y rid¨ªculo arrojarse a l¨²gubres lamentaciones por el hecho de que esta patochada vaya a representar a Espa?a en el Festival de Eurovisi¨®n. Tampoco es un producto freaky; le redime su primitivo car¨¢cter burlesco. Resulta una falsificaci¨®n consciente del envilecimiento consentido del pop. Tiene morbo comprobar c¨®mo se trasvasan operaciones musicales entre Televisi¨®n Espa?ola, autora material del delito de reunir a 10 canciones, a cual m¨¢s estremecedora, en un programa sabatino para elegir al representante ib¨¦rico, y La Sexta, la cadena que ha reciclado el chiki chiki en una gamberrada de ¨¢mbito europeo. Pero en t¨¦rminos musicales, el esperp¨¦ntico baile de Rodolfo Chikilicuatre est¨¢ aproximadamente al nivel de las torturantes melopeas que ha llevado Espa?a a Eurovisi¨®n en los ¨²ltimos 20 a?os.
La cuesti¨®n es si Eurovisi¨®n merece algo m¨¢s que una bufonada. Nadie, a excepci¨®n de los sumos sacerdotes del Festival -en Espa?a sobreviven unos cuantos-, responder¨ªa que s¨ª. En Eurovisi¨®n anidan el mal gusto, la m¨²sica de metacrilato, el pop-rock de garraf¨®n y baladas que parecen balidos. Esta pesadilla de lentejuelas y presentadoras de sonrisa troquelada no tiene redenci¨®n posible.
Chikilicuatre es un vengador. Los votantes del aquelarre del s¨¢bado -Salvemos Eurovisi¨®n se llamaba- quieren ajustar las cuentas con el festival m¨¢s hortera de la galaxia enviando una impostura, un actor caracterizado de cantante tronado con una guitarra de juguete. El c¨¢lculo subconsciente de la hinchada chiki chiki es m¨¢s o menos como sigue: si con canciones azucaradas, jolgorio flamenco y voces atronadoras no conseguimos ganar, facturemos a Chikilicuatre; as¨ª sabr¨¢n lo que pensamos de Eurovisi¨®n y contribuimos a dinamitar un festival deplorable. A ver si hay suerte.
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