La ¨²ltima 'f¨¢brica' de palmones
El ¨²nico taller de palmas al por mayor de Catalu?a sobrevive en La Vilella Baixa
No hay descanso en el taller de Joan Vaqu¨¦. No lo puede haber al menos durante las semanas previas al Domingo de Ramos, porque elaboran a mano los m¨¢s de 200.000 palmas y palmones que abastecer¨¢n a media Catalu?a para la celebraci¨®n de fiesta que abre la Pascua. Este humilde taller, en el peque?o pueblo de La Vilella Baixa (Priorat), es el ¨²ltimo lugar que a¨²n manufactura estas piezas de artesan¨ªa al mayor.
Gran parte de las palmas que se venden en los principales grandes almacenes de Catalu?a salen de La Vilella Baixa. Tambi¨¦n vende a Irlanda, Austria, Suiza y Andorra. "Lo quieren todo estandarizado, bien envasado y con c¨®digo de barras", explica este artesano, heredero de una tradici¨®n familiar que se remonta a su bisabuelo. Vaqu¨¦ lo tiene clar¨ªsimo: "Sobrevivo porque la gente hace la compra de la semana y, durante estos d¨ªas, no le importa gastarse seis euros m¨¢s por el ramo. Ser artesano est¨¢ muy bien, pero tiene que ser rentable".
Desde enero hasta Semana Santa tiene en n¨®mina a una veintena de trabajadores, la mayor¨ªa inmigrantes magreb¨ªes o paquistan¨ªes -musulmanes, por tanto- que poco sab¨ªan antes de llegar a su taller de esta tradici¨®n cristiana que celebra la entrada de Jes¨²s en Jerusal¨¦n a lomos de un borrico mientras la multitud le saludaba con ramas de olivo y palmas.
Entre el producto original y la palma o el palm¨®n que lucir¨¢n ni?os y ni?as ma?ana median horas de trabajo. La materia prima es una rama de palmera datilera que se cultiva protegida de los rayos del sol para que crezca de color blanco, sin clorofila.
Vaqu¨¦ tiene campos en Elche para cultivar sus palmeras, aunque no produce lo suficiente y tiene que comprar, tambi¨¦n en Elche, el resto. Y a ocho euros la pieza, con lo que la labor de convertir la rama en tres, cuatro o cinco palmones es la fundamental para la supervivencia del negocio.
Tanto es as¨ª que ¨¦l mismo hace este trabajo. "Todos los palmones pasan por mis manos", dice mientras trabaja. Tras limpiar de impurezas las ramas y macerarlas en agua y lej¨ªa primero y luego guardarlas en c¨¢maras h¨²medas durante 40 d¨ªas, se sienta en su silla, a la entrada del taller y a mano, una a una, desmenuza las ramas. Las hojas de palmera gruesas sirven para un tipo de adornos, las delgadas para otros, el tronco sirve de base para los palmones y las puntas de las ramas se convertir¨¢n en palmones sencillos, los que llevan los ni?os habitualmente.
Las filigranas se dejan para los palmones de las ni?as. Con las hojas adecuadas, las mujeres tejen flores, columnas y dem¨¢s piezas que otro grupo de trabajadores luego ensamblar¨¢. Un hombre solo tardar¨ªa d¨ªas en completar apenas unas docenas de palmones. En su taller, cada una de las mujeres experimentadas logra elaborar 50 flores en una hora, que luego servir¨¢n para ensamblar alguno de los 50 modelos de palmones que produce. Salen de su cadena de producci¨®n 150 cada hora. La mayor¨ªa son blancos, aunque cada vez m¨¢s le piden que los coloree. El a?o pasado atendi¨® una petici¨®n exclusiva del arzobispado de Barcelona, para el que elabor¨® un fenomenal ramo que este a?o no le ha dado tiempo a repetir, una aut¨¦ntica virguer¨ªa en la que un artesano hubiera empleado dos d¨ªas de trabajo.
Vaqu¨¦ se ha quedado sin competencia. Hasta el a?o pasado funcion¨® en Sant Hilari Sacalm (Selva) otro taller como el suyo. Lo que s¨ª hay es artesanos que trabajan por encargo.
"Si se vendiera todo el a?o, ya me habr¨ªan hecho desaparecer; pero ning¨²n emprendedor se levanta un buen d¨ªa y se dice que se pondr¨¢ a fabricar palmas", dice. Vaqu¨¦ se gana la vida exclusivamente con su taller. Aprendi¨® el oficio de su padre, que a su vez lo hab¨ªa aprendido del suyo.
Vuelta a casa tras la filoxera
La filoxera mat¨® las vi?as y provoc¨® la emigraci¨®n masiva del Priorat hacia Barcelona a finales del siglo XIX y comienzos del XX, lo que supuso una crisis demogr¨¢fica de la que la comarca jam¨¢s se ha recuperado. La familia de Joan Vaqu¨¦ no fue una excepci¨®n y, tras cerrar su taller de cestos de La Vilella Baixa, su ¨¦xodo les condujo al barrio de Gr¨¤cia, donde actualmente conserva una tienda, una antigua cester¨ªa donde vende sus ramos. De hecho, el padre de Vaqu¨¦ reconvirti¨® el negocio para centrarse ¨²nicamente en los ramos en los a?os sesenta, ya que la universalizaci¨®n del pl¨¢stico llev¨® su comercio de mimbre al borde de la bancarrota.
Hace unos 15 a?os, Joan Vaqu¨¦ apost¨® por dejar la gran ciudad y trasladarse al Priorat, a la casa que nunca vendieron sus padres pese a que viv¨ªan en Barcelona. A¨²n le quedan en propiedad campos que cultivaron sus antepasados. Sin embargo, Vaqu¨¦ lleg¨® a la comarca para tomar las riendas administrativas del Consejo Comarcal del Priorat, del que fue gerente hasta hace apenas unos meses. Combinaba ambas actividades, pero el taller de ramos y palmas lo regent¨® su padre hasta su fallecimiento el a?o pasado. Ahora Vaqu¨¦, que se define como joven en un mundo artesanal dominado por gente mayor, ha decidido dar continuidad a la tradici¨®n familiar y difundir sus conocimientos entre sus empleados y sus alumnos.
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