El Darwin oculto, al fin en espa?ol
'La fecundaci¨®n de las orqu¨ªdeas' abre la colecci¨®n de in¨¦ditos del gran naturalista
Cuando escribi¨® su autobiograf¨ªa, Charles Darwin evoc¨® del siguiente modo el ¨¦xito de El origen de las especies, uno de los libros cient¨ªficos m¨¢s trascendentes de todos los tiempos, publicado en 1859. "Ha sido traducido a casi todos los idiomas", se?al¨® el naturalista brit¨¢nico, "incluso a algunos como el espa?ol, el bohemio, el polaco o el ruso".
'El origen de las especies' tard¨® casi 20 a?os en aparecer en castellano
De los 17 libros del cient¨ªfico s¨®lo cinco cuentan con traducci¨®n espa?ola
"En la Universidad se lee poco su obra", sostiene el bi¨®logo Mart¨ª Dom¨ªnguez
"La Iglesia cat¨®lica siempre combati¨® a Darwin", afirma el editor del libro
Lo que ignoraba Darwin es que su obra m¨¢s famosa, que cambi¨® literalmente la visi¨®n del mundo y de la evoluci¨®n de la humanidad, hab¨ªa tardado nada m¨¢s y nada menos que casi 20 a?os en ser traducida al castellano en una muestra del atraso cient¨ªfico espa?ol en el siglo XIX respecto de lenguas como el alem¨¢n o el franc¨¦s. Sin embargo, todav¨ªa resulta m¨¢s escandaloso que, a principios del siglo XXI, cuando estamos a punto de celebrar el bicentenario del nacimiento de Charles Darwin (1809-1882), una mayor¨ªa de libros del naturalista sigan in¨¦ditos en espa?ol.
"De los 17 libros publicados por el cient¨ªfico ingl¨¦s", comenta el bi¨®logo y profesor Mart¨ª Dom¨ªnguez, "m¨¢s de 9.000 p¨¢ginas impresas, s¨®lo se han traducido El origen de las especies, El origen del hombre, El viaje de un naturalista, La expresi¨®n de las emociones en los animales y en el hombre y, hace poco, La estructura y distribuci¨®n de los arrecifes de coral. Los dem¨¢s t¨ªtulos permanecen in¨¦ditos en espa?ol y, por eso, la editorial Laetoli ha comenzado recientemente una biblioteca-colecci¨®n sobre Charles Darwin con la publicaci¨®n de La fecundaci¨®n de las orqu¨ªdeas, que pretende dar a conocer el resto de su obra".
Tanto Dom¨ªnguez, autor del pr¨®logo de La fecundaci¨®n de las orqu¨ªdeas, como Seraf¨ªn Senosi¨¢in, el director de Laetoli, una editorial de referencia en temas de ciencia con sede en Pamplona, coinciden en se?alar las razones que explican esta anomal¨ªa espa?ola con respecto a Darwin. "En primer lugar, revela un rasgo claramente anticient¨ªfico de la sociedad espa?ola, que ha mejorado algo con el paso del tiempo, pero no lo suficiente. En segundo lugar, el mundo acad¨¦mico en general ha prestado poca atenci¨®n al autor de El origen de las especies. Y como tercer motivo b¨¢sico, el conservadurismo de la Iglesia cat¨®lica ha pesado en Espa?a como una losa".
En una ¨¦poca en que los integristas religiosos cristianos ponen en cuesti¨®n las teor¨ªas evolucionistas y defienden el creacionismo, ahora llamado con mucha pompa dise?o inteligente, el editor Senosi¨¢in no tiene dudas en apuntar sus dardos contra la jerarqu¨ªa cat¨®lica. "La historia de Espa?a", manifiesta el responsable de Laetoli, "ha sido la que ha sido, plagada de dictaduras, oscurantismo y dominio de la Iglesia cat¨®lica, que siempre tuvo a Darwin como un objetivo a combatir. Por otra parte, el desd¨¦n que en l¨ªneas generales ha tenido la sociedad espa?ola hacia el naturalista ser¨ªa inconcebible si hubiera mantenido esa actitud con un novelista como Tolst¨®i o cualquier otro de primera fila".
Si el editor se manifiesta tan cr¨ªtico con los eclesi¨¢sticos, Mart¨ª Dom¨ªnguez arremete contra muchos universitarios. "Darwin se lee poco o muy poco en la Universidad", afirma este investigador, docente y periodista cient¨ªfico, "hasta el punto de que incluso en carreras como Ciencias Biol¨®gicas lo consideran un cl¨¢sico poco relevante para la formaci¨®n de los estudiantes. No ser¨ªa exagerado afirmar que buena parte del profesorado de ciencias no ha le¨ªdo El origen de las especies". Precisamente para cubrir esa evidente e incomprensible laguna cultural, Laetoli tiene programado publicar en los pr¨®ximos meses t¨ªtulos como Plantas carn¨ªvoras, Variaciones en los animales y las plantas, La forma de las flores y Las plantas enredaderas, al margen de lanzar una nueva edici¨®n de El origen del hombre, en 2009, un a?o que la comunidad cient¨ªfica de todo el mundo dedicar¨¢ a honrar la memoria del naturalista brit¨¢nico.
Al igual que ocurre con otras obras aparentemente menores del naturalista, La fecundaci¨®n de las orqu¨ªdeas va m¨¢s all¨¢ de un texto t¨¦cnico o de inter¨¦s limitado a los eruditos. Cualquier aficionado a la bot¨¢nica descubrir¨¢ que los concienzudos y pacientes experimentos de Charles Darwin en su casa de Down, a 25 kil¨®metros de Londres, aspiraban, como toda su obra, a demostrar sus teor¨ªas sobre la evoluci¨®n. Mart¨ª Dom¨ªnguez cita una biograf¨ªa de Janet Browne (Charles Darwin. The power of place, 2002) sobre el cient¨ªfico para concluir que "hasta entonces [mediados del siglo XIX] las orqu¨ªdeas eran consideradas como la obra m¨¢s sublime y directa de la mano de Dios, y Darwin quiso demostrar que incluso aquellas plantas tan extraordinarias pod¨ªan explicarse como resultado de una maravillosa suma de adaptaciones evolutivas".
Poco dado a la soberbia intelectual, el cient¨ªfico no pudo reprimir su satisfacci¨®n cuando avanzaron sus descubrimientos sobre aquellas preciosas flores que ¨¦l tambi¨¦n consideraba una maravilla. Aunque no de origen divino. Durante sus experimentos -que condujeron a la publicaci¨®n del libro en 1862 con el enrevesado t¨ªtulo, muy propio de la ¨¦poca, de Los varios ingenios mediante los cuales las orqu¨ªdeas brit¨¢nicas y for¨¢neas son fecundadas por insectos-, no pudo reprimir su orgullo. "En un futuro no muy lejano", escribi¨® en aquellas fechas a un amigo, "los naturalistas escuchar¨¢n con sorpresa, quiz¨¢s con mofa, que en tiempos anteriores hombres serios y cultivados mantuvieron que estos ¨®rganos fueron especialmente creados y dispuestos en su lugar adecuado como platos en una mesa por una mano omnipotente 'para completar el esquema de la naturaleza".
La fecundaci¨®n de las orqu¨ªdeas demuestra tambi¨¦n el talante de aquel investigador met¨®dico, que dedic¨® su vida entera a analizar todos los hallazgos que hab¨ªa realizado en aquel viaje de cinco a?os en el Beagle, iniciado en 1831 cuando ese hijo de m¨¦dico rural apenas contaba 22 a?os de edad. Como desvela en su Autobiograf¨ªa, publicada en Espa?a por Belacqua, Darwin se refugi¨® en la campi?a inglesa, en un pueblo cerca de Londres, con su mujer, Emma Wedgwood, que era tambi¨¦n su prima, y con los siete hijos que sobrevivieron de los 10 que tuvo el matrimonio.
Una inmejorable prueba de la huella que el viaje del Beagle dej¨® en Darwin la encontramos en Hacia los confines del mundo (Salamandra), una novela de publicaci¨®n reciente en Espa?a y que han elogiado todos los darwinianos. En esta obra de ficci¨®n, pero ambientada sobre un ver¨ªdico fondo hist¨®rico y geogr¨¢fico, su autor, Harry Thompson, repasa el pulso que mantuvieron el capit¨¢n del Beagle, Robert Fitzroy, y el joven naturalista Charles Darwin. De esa pugna entre un creyente en Dios y en el origen divino de la creaci¨®n y un cient¨ªfico, fascinado por unos descubrimientos que alumbraron la teor¨ªa de la evoluci¨®n, naci¨® una colosal obra que comienza a estar al alcance de los lectores en espa?ol.
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