Los tanques en Praga y la izquierda occidental
Era tan s¨®lo una ni?a durante la Primavera de Praga, pero a pesar de ello recuerdo mi ciudad, la desangelada Praga comunista de hace 40 a?os, llena de entusiasmo y efervescencia. Los checos, en aquella primavera del 68, estaban dispuestos a poner su euf¨®rica energ¨ªa al servicio de un pa¨ªs que se renovaba, de un Estado representado por un nuevo Gobierno, el de Alexander Dubcek, encargado de los cambios pol¨ªticos que la sociedad exig¨ªa a gritos. Pero tras la sangrienta invasi¨®n sovi¨¦tica, que en agosto del mismo a?o puso fin a toda reforma, Checoslovaquia qued¨® inmersa en una profunda depresi¨®n colectiva que durar¨ªa dos d¨¦cadas. Para los checos el 68 es hoy sin¨®nimo de desaliento y desolaci¨®n. Pero ?qu¨¦ signific¨® la Primavera de Praga para el mundo occidental?
La invasi¨®n sovi¨¦tica consum¨® el divorcio entre la izquierda occidental y Mosc¨²
A lo largo y ancho de una Europa dividida en dos mitades enfrentadas por la guerra fr¨ªa, en los c¨ªrculos intelectuales occidentales se hablaba poco hasta entonces de las persecuciones que se viv¨ªan en el Este. La fe de dichos intelectuales resist¨ªa a las dudas: lo testimonia la correspondencia entre la fil¨®sofa jud¨ªa alemana Hanna Arendt y la narradora norteamericana Mary McCarthy, o la relaci¨®n epistolar entre el escritor ruso-estadounidense Vlad¨ªmir Nabokov y el cr¨ªtico literario americano Edmund Wilson. Ni Arendt ni Nabokov pudieron abrir los ojos de sus interlocutores sobre lo ocurrido en el Este ("Siempre me ha preocupado el concepto equivocado que tienes de la historia rusa, basado en la rancia propaganda bolchevique", le dice Nabokov a Wilson).
La escritora rusa, exiliada primero en Par¨ªs y luego en Estados Unidos, Nina Berberova denuncia que muchos escritores del exilio del Este intentaron en aquella ¨¦poca dirigir un mensaje a los ciudadanos occidentales, aunque no lo consiguieron. Durante varias d¨¦cadas, los intelectuales de Occidente se negaron a tener en cuenta las injusticias, ignorando, o fingiendo ignorar, hasta las conocidas resoluciones del vig¨¦simo congreso del PC sovi¨¦tico. No estaban dispuestos a reconsiderar la ideolog¨ªa prosovi¨¦tica que proclamaban a bombo y platillo. ?Por qu¨¦ los intelectuales occidentales de izquierdas, que dominaban la opini¨®n p¨²blica, se negaban a admitir las denuncias, encarcelaciones y ejecuciones que se viv¨ªan en el Este de Europa?
Hoy en d¨ªa, es dif¨ªcil imaginar lo que para los checos signific¨® poder celebrar, en 1963, un congreso internacional sobre Kafka, ese escritor checo hasta entonces prohibido por las autoridades comunistas. Tras esa primera rendija en el s¨®lido muro del totalitarismo, las ansias de libertad de la gente empezaron paulatinamente a abrirse camino hasta que, en 1968, los propios comunistas checos decidieron que el pa¨ªs se hund¨ªa y necesitaba reformas. Intentaron introducir su propia tercera v¨ªa, que el pueblo recibi¨® como el acontecimiento m¨¢s importante del mundo. Las barricadas que, al mismo tiempo, se erig¨ªan en Par¨ªs, les parec¨ªan a los checos como una diversi¨®n estudiantil, mientras que los franceses miraban lo que suced¨ªa en Praga con un distra¨ªdo desd¨¦n. De nuevo, Este y Oeste se daban la espalda.
Tras el naufragio de la Primavera, la Praga invadida por los tanques sovi¨¦ticos se llen¨® de pol¨¦micas sobre el significado de lo acontecido; entre ellas, la de dos prominentes escritores, V¨¢clav Havel y Milan Kundera. Con un pathos desacostumbrado en ¨¦l, Kundera hablaba del destino tr¨¢gico de los checos y del sentido que ese destino ofrec¨ªa universalmente a la posteridad: una lecci¨®n sobre la esencia del socialismo real. Con un pragmatismo desde?oso, Havel aseguraba que la invasi¨®n hab¨ªa sido el resultado de la mala gesti¨®n e inexperiencia de la clase dirigente de la Primavera de Praga, y de su incapacidad para prever las consecuencias de una pol¨ªtica de abruptas reformas. En otras palabras, Kundera afirmaba: nuestra desgracia servir¨¢ para iluminar al mundo, mientras que Havel sosten¨ªa: tenemos lo merecido y basta de hablar. Ambos ten¨ªan raz¨®n.
El aplastamiento de la Primavera de Praga fue un duro golpe para la izquierda occidental. Bajo el impacto de la invasi¨®n sovi¨¦tica, que hab¨ªa sacudido al mundo entero, los partidos comunistas occidentales iban a verse obligados a distanciarse del discurso intransigente y prosovi¨¦tico, a reciclarse. De forma sintom¨¢tica, la ensayista Teresa P¨¤mies, una comunista espa?ola refugiada en Checoslovaquia, escribi¨® en su Testamento en Praga que si la intervenci¨®n sovi¨¦tica hab¨ªa sido justificada en el caso de las reformas h¨²ngaras del 56, la Primavera de Praga no mereci¨® tal trato. P¨¤mies no se dio cuenta de que ambos movimientos liberadores eran parecidos, pero formul¨® lo que sintieron muchos: que tras la invasi¨®n de Praga resultaba inaceptable seguir coqueteando con lo sovi¨¦tico.
Tras la Primavera de Praga, el checo y otras lenguas eslavas se abrieron al mundo mediante una considerable cantidad de traducciones, incluso en la Espa?a franquista. Las obras traducidas dejaron al descubierto la barbarie comunista y, aunque durante un tiempo algunos intelectuales occidentales a¨²n se mantuvieron en sus trece asegurando que la invasi¨®n sovi¨¦tica obedec¨ªa a una causa justa, la de proteger el comunismo de la vor¨¢gine capitalista, ese discurso tuvo que ceder ante la evidencia del Gulag y de las pr¨¢cticas de la polic¨ªa secreta. Una evidencia que ayudar¨ªa a que el discurso prosovi¨¦tico quedara definitivamente obsoleto.
Monika Zgustova es escritora.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Opini¨®n
- KSC
- Guerra fr¨ªa
- Alexander Dubcek
- Intelectuales
- URSS
- Rep¨²blica Checa
- Partidos comunistas
- Pol¨ªtica exterior
- Acci¨®n militar
- Centroeuropa
- Bloques pol¨ªticos
- Gente
- Bloques internacionales
- Historia contempor¨¢nea
- Europa
- Conflictos pol¨ªticos
- Relaciones exteriores
- Conflictos
- Partidos pol¨ªticos
- Historia
- Pol¨ªtica
- Sociedad