Ahora, la econom¨ªa
Tras las elecciones, la prioridad es hacer frente a los problemas econ¨®micos; con urgencia
La econom¨ªa espa?ola est¨¢ en mejores condiciones que otras para hacer frente a los efectos de la desaceleraci¨®n, pero eso no significa que puedan atrasarse las medidas que el momento exige. Hoy es ya evidente que la crisis que emergi¨® tras la extensi¨®n de la insolvencia de prestatarios hipotecarios estadounidenses, el pasado verano, tendr¨¢ efectos m¨¢s que coyunturales en las econom¨ªas europeas.
Ya no son ¨²nicamente las hipotecas subprime, o los activos a ellas vinculados, los que se encuentran en cuarentena: el conjunto de la financiaci¨®n mayorista de las entidades bancarias est¨¢ sujeto a un serio racionamiento, a pesar de las actuaciones de apoyo de las autoridades monetarias en todo el mundo, especialmente en EE UU.
Con la informaci¨®n disponible no es posible anticipar la duraci¨®n de la crisis. Algunas de sus consecuencias, sin embargo, ya son visibles, como la traslaci¨®n de esa dosificaci¨®n del cr¨¦dito a los prestatarios reales, con el consiguiente impacto en la inversi¨®n y en el crecimiento de las econom¨ªas. Incluyendo la espa?ola. Nuestras entidades bancarias han apelado de forma intensa a esos mercados que hoy est¨¢n secos. Y aunque ahora intensifiquen los incentivos para captar dep¨®sitos del p¨²blico, ¨¦stos no ser¨¢n ni mucho menos suficientes para mantener los ritmos de inversi¨®n del pasado y, al mismo tiempo, ir cancelando las emisiones a su vencimiento. El resultado ser¨¢ un ritmo de crecimiento de la econom¨ªa significativamente inferior al del pasado a?o y un menor dinamismo del empleo.
Acotar su extensi¨®n ser¨¢ la principal tarea del nuevo Gobierno. Para ello, ya se ha anunciado la ejecuci¨®n del Plan de Infraestructuras y la construcci¨®n de 150.000 viviendas de protecci¨®n oficial, que compensar¨¢n parcialmente el creciente debilitamiento de la construcci¨®n residencial. Menos evidentes ser¨¢n los efectos de la asignaci¨®n de 400 euros a todos los contribuyentes prometida durante la campa?a: a tenor de la creciente p¨¦rdida de confianza de las familias no cabe esperar que todo ese gasto p¨²blico se traslade al consumo.
La consecuci¨®n de prop¨®sitos como el aumento de la inserci¨®n laboral de la mujer o la m¨¢s gen¨¦rica creaci¨®n de empleo va a depender del pulso de la actividad econ¨®mica, y ¨¦sta de la normalizaci¨®n del cr¨¦dito al sector privado. Por eso es importante que las pol¨ªticas econ¨®micas se desplieguen en otros ¨¢mbitos que, favoreciendo la recuperaci¨®n de la actividad y de la confianza de empresas y familias, atiendan al objetivo de sentar las bases para la modernizaci¨®n del conjunto del sistema econ¨®mico, favoreciendo ese otro itinerario al crecimiento, complementario del empleo, que es la productividad. Ello exige aumentar las todav¨ªa deficitarias dotaciones de capital humano y capital tecnol¨®gico.
Las autoridades espa?olas no pueden pasar por alto la situaci¨®n espec¨ªfica que atraviesan unos mercados crediticios que penalizan la necesidad diferencial de financiaci¨®n externa que tiene nuestro pa¨ªs. Aun cuando la mayor¨ªa de las acciones para facilitar la normalizaci¨®n de esos mercados son de ¨¢mbito europeo, es aconsejable que se analicen las iniciativas adoptadas por las autoridades estadounidenses y su eventual propuesta en el conjunto de la UE o de la eurozona. Que el origen de la crisis se localice en EE UU no significa que la escena financiera europea se encuentre a salvo de convulsiones.
Conviene, por tanto, que m¨¢s all¨¢ de las inyecciones de liquidez a corto plazo, se contemplen actuaciones adicionales, desde la reducci¨®n del elevado coeficiente de caja que pesa sobre las entidades del eurosistema hasta el eventual respaldo a las emisiones de t¨ªtulos a largo plazo. Es urgente actuar.
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