Keynes regresa en ayuda de la banca
La intervenci¨®n de EE UU en el rescate de Bear Stearns abre una pol¨¦mica sobre el papel del Estado en la crisis
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Salir al rescate de un banco subvierte la esencia del capitalismo: en especial cuando eso ocurre en EE UU, la cuna del liberalismo. Pero los expertos -progresistas y conservadores- apoyan esa medida: la alternativa, dejarlo caer, provocar¨ªa un efecto domin¨® capaz de hundir el sistema.
EE UU ya tiene su Northern Rock. Su particular caso Banesto. La crisis financiera toc¨® techo el pasado fin de semana y estuvo a punto de llevarse por delante al quinto banco de inversi¨®n del mundo, Bear Stearns, muy afectado por las hipotecas locas. Se habl¨® de riesgo moral -quien hace las cosas mal debe pagarlo para que el sistema funcione- cuando el Banco de Espa?a sali¨® al rescate de Banesto por los excesos de Mario Conde, hace 15 a?os.
"La alternativa a no salvar el banco lleva a la cat¨¢strofe", se?ala un experto
Tambi¨¦n hace s¨®lo unos meses, cuando el Reino Unido se vio obligado a nacionalizar Northern Rock por sus p¨¦simas apuestas inversoras. Y de nuevo ahora vuelve a aparecer la pol¨¦mica acerca del riesgo moral: a pesar de su tradicional ortodoxia liberal y de la sobredosis de discursos sobre las bondades del mercado, tampoco EE UU deja caer a Bear Stearns ante el miedo a una espiral.
"La paradoja es que la patria del liberalismo y de los excesos neoconservadores se ve obligada a dejar de lado la ortodoxia cada vez que llegan aut¨¦nticos problemas", resume Emilio Ontiveros, presidente de AFI.
Alan Greenspan ya tuvo que usar mano dura en 1998, cuando la Reserva Federal (Fed) lider¨® un consorcio de bancos para que librasen de la quiebra al fondo especulativo Long Term Capital Management. Esa operativa vuelve siempre que acecha una crisis. En el momento ¨¢lgido de las turbulencias, EE UU se ha lanzado a una carrera de intervenciones sin complejos: inyecciones masivas de liquidez, dr¨¢stica reducci¨®n de tipos y un paquete de medidas fiscales multimillonario.
Pero nada parece suficiente. El presidente estadounidense, George W. Bush, ha dejado claro que actuar¨¢ "de forma contundente si es necesario", lo que abre la puerta a todo tipo de operaciones de salvamento. "Estaba en juego la estabilidad del sistema y ¨¦sta [el rescate de Bear Stearns] fue una decisi¨®n f¨¢cil de tomar", adujo el secretario del Tesoro, Henry Paulson, al ser preguntado por el riesgo moral.
"Keynes redivivo", ironiza Ontiveros. Si la crisis se recrudece se usa una combinaci¨®n de pol¨ªtica monetaria y fiscal. Y si aun as¨ª un banco se hunde, la Fed sale en su ayuda sin miramientos. Al diablo con la teor¨ªa del que cada palo aguante su vela. "El mercado se autorregula mientras se suceden r¨¦cords de beneficios. Cuando hay p¨¦rdidas y un banco pone en riesgo el sistema, el Estado tiene la obligaci¨®n de salvarlo para que los dem¨¢s no se vengan abajo. Se cae as¨ª uno de los pilares neocon", asegura Jos¨¦ Carlos D¨ªez, economista jefe de Intermoney.
El caso Bear Stearns presenta diferencias con Banesto o Northern Rock. La Fed se limita a tutelar su compra -en una acci¨®n inaudita, eso s¨ª- por parte de JP Morgan a un precio de saldo: dos d¨®lares por acci¨®n, ante la fuerte exposici¨®n a activos basura. Sin embargo, la Fed (y con ella los contribuyentes) asume un riesgo de 20.000 millones de euros para asegurarse de que el comprador se queda con los pasivos de Bear Stearns, la primera entidad que admiti¨®, en verano, que varios de sus fondos de alto riesgo estaban al borde de la liquidaci¨®n por la p¨¦rdida de valor de sus activos vinculados a hipotecas basura.
La teor¨ªa del riesgo moral es sencilla. Se trata de que si una entidad asume demasiado riesgo y acaba hundi¨¦ndose es mejor que nadie la ayude. As¨ª se consigue que el mercado sea racional y prudente: si se produce ese rescate se elevan los incentivos para arriesgar en exceso. "El problema es que en estos a?os nadie se ha acordado de la prudencia. Lejos de autorregularse, todo el mundo se ha lanzado en una carrera de excesos imposibles", se?ala D¨ªez.
La Fed est¨¢ en el disparadero, pero la mayor¨ªa de los expertos apoya su decisi¨®n. "Hay un problema moral, la famosa privatizaci¨®n de los beneficios frente a la socializaci¨®n de las p¨¦rdidas. Pero la alternativa, dejar caer el banco, lleva a la cat¨¢strofe: a una crisis sist¨¦mica. Ante ese extremo no hay dilema posible", dice Juan Luis Garc¨ªa Alejo, de Inversis.
Ni siquiera se detectan fisuras en el lado neocon. Desmond Lachman, economista del think tank American Enterprise Institute, en Washington, opina tambi¨¦n que la Fed tom¨® "la decisi¨®n correcta", ante una posible espiral incontrolable. "S¨®lo cabe la cr¨ªtica si los gestores y accionistas de Bear Stearns hubieran sido premiados por su mal comportamiento. No es el caso cuando los accionistas se han visto forzados a aceptar dos d¨®lares por acciones que en su d¨ªa val¨ªan 170 d¨®lares".
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