Gr¨¤cia entre David y Goliat
Los comercios tradicionales perviven en la calle Gran de Gr¨¤cia a pesar de la proliferaci¨®n de franquicias
La calle Gran de Gr¨¤cia es la arteria principal de un barrio que lucha por mantener su esp¨ªritu de pueblo. La ampliaci¨®n de las aceras de la calle, hace unos 10 a?os, supuso el inicio de un proceso paulatino de sustituci¨®n de los comercios tradicionales por franquicias, como las de ropa y de comida. El presidente de la Asociaci¨®n de Comerciantes de Gran de Gr¨¤cia, Carles Camps, explica: "Las cadenas ofrecieron grandes sumas de dinero a los peque?os comerciantes, que optaron por marcharse". Camps tambi¨¦n se muestra preocupado por lo que pueda pasar en 2014, cuando se extingan los contratos de arrendamiento indefinidos y los "negocios locales no puedan permitirse los nuevos alquileres".
"Preocupa pensar qu¨¦ pasar¨¢ cuando los arrendamientos indefinidos acaben" "La patria es aquel lugar donde te f¨ªa el quiosquero de la esquina"
Rosa Mar¨ªa Meliz, de 62 a?os, lleva casi medio siglo al frente de la fruter¨ªa N¨²ria, que se fund¨® en 1929 y cerrar¨¢ definitivamente sus puertas esta semana, cuando se demuela el edificio en el que se ubica. Rosa lamenta tener que claudicar "despu¨¦s de cinco a?os de lucha" y no poder "pagar los alquileres que se exigen ahora". El escritor Suketu Mehta explica: "La patria es aquel lugar donde te f¨ªa el quiosquero de la esquina". Para esta fruter¨ªa octogenaria, anotar las deudas al son de "?me lo apuntas?" es una forma de fidelizar a la clientela. "No nos han afectado las cadenas", asegura Rosa mientras atiende a las personas de una cola que llega hasta la calle.
Idoia Vinyoles, de 34 a?os, agradece la presencia de franquicias de t¨¦ y de ropa en Gran de Gr¨¤cia porque le evitan "tener que ir al centro de la ciudad", aunque acude "casi a diario a los colmados y las tiendas tradicionales de las calles colindantes". La calle Gran de Gr¨¤cia atrae principalmente a vecinos del barrio, pero tambi¨¦n a estudiantes internacionales que residen en la zona y a alg¨²n que otro turista que observa la arquitectura modernista de la v¨ªa entre las ramas de los magnolios que la flanquean.
En una calle donde, seg¨²n Camps, la gente "a¨²n se saluda", las zapater¨ªas, tiendas de lencer¨ªa, panader¨ªas y florister¨ªas coexisten con numerosas entidades bancarias, farmacias y el ¨²ltimo grito en ropa joven. Los que ya no son tan j¨®venes, sin embargo, siguen acudiendo a la librer¨ªa-papeler¨ªa Viuda Roquer, que se fund¨® en 1909 y se ha mantenido a lo largo de tres generaciones. La dependienta Marta Piju¨¢n, de 56 a?os, explica que "buena parte de la clientela son personas mayores que ya ven¨ªan en su infancia" y que "ahora disfrutan recordando cuando acud¨ªan de la mano de sus padres a comprar tinta y papel secante". Al igual que la fruter¨ªa N¨²ria, esta librer¨ªa centenaria se encuentra en un edificio de belleza sobria y decadente, ennegrecido por el paso de los a?os y el humo de los coches que sustituyeron las carretas de anta?o. S¨®lo el tiempo dir¨¢ si el David de los peque?os comercios logra persistir junto al Goliat de las grandes cadenas en la calle Gran de Gr¨¤cia.
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