Di¨¢logo entre chinos
El presidente electo de Taiwan pone fin a las veleidades independentistas de su antecesor
En los grandes contenciosos hist¨®ricos las palabras son importantes. El presidente electo de Taiwan, Ma Ying-jeou, que derrot¨® el domingo por amplio margen al independentista Frank Hsieh, anunci¨® ayer un cambio terminol¨®gico. A diferencia del presidente saliente, Chen Sui-bian, cuya pol¨ªtica aspiraba a proclamar alg¨²n d¨ªa la independencia de la isla, y que llamaba a su pa¨ªs Rep¨²blica de China-Taiwan, Ma volver¨¢ a la antigua denominaci¨®n de Rep¨²blica de China en Taiwan.
El nuevo mandatario pertenece al Kuomintang, cuyo fundador, Chiang Kai-chek, se refugi¨® en 1949 en la isla, tras su derrota en el continente por los comunistas de Mao Zedong, y aunque ni remotamente piensa integrar a su pa¨ªs en la China comunista, s¨ª admite que los dos pueblos pertenecen a una misma entidad nacional. Por ello, renunciar¨¢ tambi¨¦n al proyecto de refer¨¦ndum de Chen para consultar a la opini¨®n sobre la entrada de Taiwan en la ONU. La idea irritaba sobremanera a China, aunque como miembro del Consejo de Seguridad, siempre habr¨ªa podido vetar la intentona, porque la sola discusi¨®n del asunto habr¨ªa subrayado que el Gobierno taiwan¨¦s se conceb¨ªa como representante de un cuerpo pol¨ªtico separado. Ma, en cambio, quiere iniciar un di¨¢logo con Pek¨ªn para definir el espacio internacional de su pa¨ªs. Y en momentos en que China reprime violentamente la protesta civil del T¨ªbet, el relevo presidencial en Taipei es todo un alivio.
Las posiciones de ambos Estados son, sin embargo, irreconciliables a medio plazo, ya que Taiwan es una democracia y no siente ninguna inclinaci¨®n a aceptar las ofertas de China, que contemplar¨ªan un estatuto para la isla de 23 millones de habitantes, contra 1.300 millones en el continente, similar al de Hong Kong, o sea, alg¨²n tipo de autonom¨ªa interna. Los taiwaneses han invertido miles de millones de d¨®lares en la madre patria, y aunque ni siquiera hay comunicaci¨®n a¨¦rea regular entre los dos pa¨ªses, esa asociaci¨®n del capital insular con el trabajo continental aleja el espectro de una acci¨®n militar china contra Taiwan, si ¨¦sta avanzara en su pol¨ªtica de cortar amarras.
Ambas sociedades pueden vivir muchos a?os m¨¢s separados pero sin divorciarse, a la espera de una convergencia que, idealmente, deber¨ªa producirse en el seno de una democracia compartida.
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