Soluciones sin fundamentalismos
Uno de los resultados m¨¢s resaltables de las ¨²ltimas elecciones ha sido el notable descenso de la mayoria de las opciones nacionalistas. En Catalu?a, Esquerra Republicana baj¨® de 8 a 3 diputados, y Converg¨¨ncia i Uni¨®, aunque mantuvo el mismo numero de diputados, descendi¨® en porcentaje y perdi¨® 60. 000 votos, cerca del 10%. En el Pa¨ªs Vasco, el PNV se llev¨® un severo correctivo: qued¨® a once puntos porcentuales del partido socialista y perdi¨® en las tres provincias de la comunidad as¨ª como en sus tres capitales. Igualmente Eusko Alkartasuna perdi¨® su ¨²nico diputado.
En Canarias y Arag¨®n los nacionalistas tambi¨¦n descendieron. S¨®lo en Galicia el BNG consigue mantenerse aunque es tambi¨¦n el Partido Socialista el que obtiene la mayor parte del n¨²mero de votos que pierde el Partido Popular: recorta la diferencia en m¨¢s de 10 puntos porcentuales hasta reducirla a s¨®lo tres puntos.
Estos resultados se pueden contraponer a los de hace cuatro a?os, cuando cierto tipo de nacionalismos como el de Esquerra Republicana aumentaron considerablemente el n¨²mero de votos. ERC lleg¨® incluso a duplicarlos y a superar en diputados a los obtenidos por el Partido Popular en Catalu?a. Estos datos electorales indican que una politica del Gobierno de Espa?a impregnada de un nacionalismo espa?ol radical robustece a los nacionalismos independentistas. Por el contrario, los datos del 9 de marzo apuntan a que una politica basada en el reconocimiento de la diversidad de las culturas de los pueblos de Espa?a desarbola cualquier estrategia independentista.
Converg¨¨ncia i Uni¨® ha pagado en votos ciertas propuestas de sectores de su partido hacia la independencia. La p¨¦rdida fue moderada debido a los esfuerzos en sentido contrario de Duran i Lleida. Por otra parte, el plan soberanista del lehendakari Ibarretxe ha pasado factura al PNV y EA. Los vascos no quieren propuestas que dividan a la sociedad y requieren a los partidos soluciones que unan y no que generen m¨¢s problemas.
Ahora se abre un nuevo cap¨ªtulo en la cohesi¨®n y distribuci¨®n territorial de Espa?a. El Plan Ibarretxe se tendr¨¢ que cambiar buscando soluciones pactadas que puedan ser aceptables para la mayor parte de las sociedades vasca y espa?ola. Quiz¨¢s un nuevo Estatuto pueda ir en la direcci¨®n correcta. El camino no es f¨¢cil, dado que significa renuncias para los tres principales partidos implicados. El PNV tiene que cambiar de discurso, lo cual va a generar divisiones internas y fricciones entre el partido y el Gobierno vasco. Para cambiar de discurso tambi¨¦n se necesita tiempo, y no existe mucho dada la proximidad de las elecciones auton¨®micas vascas. El partido socialista, una vez m¨¢s, tiene la m¨¢xima responsabilidad en la articulaci¨®n y cohesi¨®n territorial y social de Espa?a, y por ello debe hacer un esfuerzo de entendimiento con el PNV para dar soluciones huyendo de frentismos innecesarios e intentando incorporar tambi¨¦n al Partido Popular a los consensos.
Es muy dif¨ªcil que el PP cambie de su posici¨®n actual, sobre todo porque esa actitud es bastante rentable electoralmente, al menos en Madrid, Castilla y Le¨®n, Comunidad Valenciana y Castilla- La Mancha. Su discurso basado en que Espa?a se rompe y en que todos los cuartos van para Catalu?a cala en sectores del electorado por m¨¢s que los datos indiquen que nunca el independentismo nacionalista estuvo m¨¢s d¨¦bil y que en los Presupuestos de los tres ¨²ltimos a?os Catalu?a recibi¨® en inversiones por habitante menos que varias comunidades aut¨®nomas, entre ellas Galicia. A pesar de ello, el Partido Popular sabe que ese discurso merma sus posibilidades en Catalu?a y en el Pa¨ªs Vasco y que, con los porcentajes que obtuvo en estas comunidades, por debajo del 18% y retrocediendo en n¨²mero de votos, nunca podr¨¢ gobernar en Espa?a. Por esto, un cambio en el discurso, o al menos una moderaci¨®n en sus planteamientos, no s¨®lo es posible sino necesario electoralmente. En cualquier caso, antes de que se haya producido cualquier cambio apreciable, ya han aparecido comentaristas pol¨ªticos criticando las futuras conversaciones entre el partido socialista y el PNV al considerar que suponen un entreguismo por parte del PSOE, de tal manera, argumentan, que lo que no logre Ibarretxe con su plan lo conseguir¨¢ con estas conservaciones. Se trata, una vez m¨¢s, sobre todo de dictar el discurso al PP para imposibilitar un cambio de posici¨®n y volver erre que erre a una oposici¨®n pura y dura
Un cambio de posici¨®n del Partido Popular seria muy bienvenida en Galicia con vistas a conseguir un Estatuto consensuado. Esto permitir¨ªa dotar a Galicia de posibilidades politicas que de otra manera o bien son imposibles o bien dependen de coyunturas variables. Por todas estas razones se abre una nueva etapa en que la sensatez, dar salidas al adversario y encontrar soluciones razonables que resuelvan problemas a la sociedad deben primar sobre consideraciones de tipo fundamentalista.
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