Estalla la guerra chi¨ª
Era un enfrentamiento anunciado. Hac¨ªa meses que los observadores advert¨ªan de la guerra chi¨ª que se avecinaba. Y Basora, con el 80% de las riquezas petroleras de Irak bajo su suelo, constituye el bocado m¨¢s apetecible. La retirada brit¨¢nica del centro de la ciudad a mediados de diciembre pasado sac¨® a la superficie una lucha por el poder apenas soterrada entre el Movimiento Saderista y el Consejo Supremo Isl¨¢mico de Irak (CSII). Aunque los ingleses no llegaron a controlar del todo esa provincia, las fuerzas de seguridad iraqu¨ªes ni siquiera han podido mantener las apariencias.
As¨ª que en los ¨²ltimos meses, la violencia pol¨ªtica se ha superpuesto a la de las mafias del contrabando y la mera criminalidad que, a falta de un Estado de derecho, campan por sus respetos. La decisi¨®n del primer ministro, Nuri al Maliki, de desplegar al Ej¨¦rcito debiera ser un alivio para el mill¨®n y medio de habitantes con que cuenta Basora, la capital de la provincia del mismo nombre y segunda ciudad del pa¨ªs. Sin embargo, puede convertirse en un detonante de consecuencias imprevisibles.
Las tres principales fuerzas pol¨ªticas de Basora son los citados sadristas y CSII, m¨¢s un tercer grupo, Al Fadhila, menor, pero con una gran presencia entre los trabajadores de la industria petrolera, la principal fuente de ingresos del pa¨ªs. Aunque los tres cuentan con sus milicias, su respaldo popular no resulta proporcional a su influencia pol¨ªtica. Mientras que el CSII, que dirige Abdulaziz al Hakim, es uno de los principales socios de la coalici¨®n que apoya a Al Maliki, y Al Fadhila controla el gobierno provincial, los seguidores de M¨²qtada al S¨¢der est¨¢n en la oposici¨®n, ya que no comparten el proyecto federalista del Ejecutivo de Bagdad.
Para los saderistas, que acusan al Gobierno (y a su padrino, EE UU) de actuar en apoyo de su gran rival pol¨ªtico, el CSII, y de su milicia Al B¨¢der, la intervenci¨®n militar de ayer ha confirmado sus sospechas. Desde hace semanas, sus milicianos est¨¢n siendo hostigados en varios lugares del sur de Irak a pesar de la tregua unilateral que renovaron en febrero. Portavoces iraqu¨ªes y estadounidenses afirman que s¨®lo act¨²an contra facciones renegadas que no respetan la tregua, pero los hombres de M¨²qtada est¨¢n convencidos de que se trata de arrinconarles.
No ser¨¢ tan f¨¢cil. Tal como recordaba un reciente informe del International Crisis Group, "el movimiento saderista contin¨²a siendo un movimiento de masas popular de j¨®venes chi¨ªes pobres y desencantados, profundamente arraigado". Adem¨¢s, controla varias ciudades del sur del pa¨ªs y algunos barrios de la capital. De ah¨ª que ese grupo de an¨¢lisis recomendara "trabajar para convertir la tregua unilateral de M¨²qtada en un alto el fuego multilateral que pudiera crear las condiciones para que el movimiento se convirtiera en un actor pol¨ªtico leg¨ªtimo".
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