El referente de Kosovo
Una vez concluidas las elecciones y constituidas las Cortes de la IX Legislatura, una de las tareas del nuevo Gobierno de Espa?a ser¨¢ el reconocimiento de la independencia de Kosovo. En el debate period¨ªstico ha habido una cierta confusi¨®n respecto a este proceso. La objeci¨®n que ha planteado Espa?a a la independencia de Kosovo es puramente metodol¨®gica, no de contenido. Espa?a no se opone a la independencia de Kosovo, sino simplemente a la unilateralidad con que ha sido proclamada. Oponerse a la independencia per se implicar¨ªa tener una alternativa mejor para Kosovo, algo que a todas luces no existe.
M¨¢s de un comentarista se ha lanzado a denigrar la soluci¨®n independentista sin reparar en lo dicho por Martti Ahtisaari, enviado especial del Secretario General de la ONU, en su informe final sobre el estatuto futuro de Kosovo: "He llegado a la conclusi¨®n de que la ¨²nica opci¨®n viable para Kosovo es la independencia, supervisada durante un per¨ªodo inicial por la comunidad internacional". Y por si ello no fuera bastante claro, Ahtisaari remachaba as¨ª su visi¨®n del problema: "La autonom¨ªa de Kosovo dentro de las fronteras de Serbia es simplemente indefendible".
Espa?a puede ser un ejemplo para Kosovo en el tratamiento de su diversidad interna
La declaraci¨®n de independencia ha sido ciertamente unilateral, pero no por ello la independencia dejar¨¢ de ser supervisada "durante un per¨ªodo inicial" por la comunidad internacional. ?Cu¨¢l es el papel que puede jugar Espa?a en esa supervisi¨®n? Un papel muy importante. Seg¨²n Ahtisaari, su Propuesta Integral de Acuerdo sobre el Estatuto de Kosovo sentaba las bases para un Kosovo independiente "que sea viable, sostenible y estable y en el que todas las comunidades y sus miembros puedan vivir una existencia pac¨ªfica y digna". En esa propuesta, el primer p¨¢rrafo del primer art¨ªculo proclama que "Kosovo ser¨¢ una sociedad multi¨¦tnica", y una parte muy importante del documento se propone precisamente garantizarlo. Entre otras cosas, se dedica todo un anexo a "los derechos de las comunidades y sus miembros", en el que se proclama que "los miembros de las comunidades tendr¨¢n derecho a expresar, promover y desarrollar libremente su identidad y las caracter¨ªsticas de su comunidad". En el plano ling¨¹¨ªstico, la propuesta prev¨¦ que el alban¨¦s y el serbio sean los idiomas oficiales de Kosovo.
En la Declaraci¨®n de Independencia del 17 de febrero, los parlamentarios kosovares dicen aceptar "plenamente" las obligaciones para Kosovo contenidas en la propuesta de Ahtisaari, una manifestaci¨®n ret¨®rica que sin duda necesitar¨¢ mucha "supervisi¨®n internacional" para hacerse realidad. En este contexto, el papel que puede desempe?ar Espa?a es precisamente el de garante del car¨¢cter multi¨¦tnico de Kosovo -una especie de Schutzmacht de las minor¨ªas del nuevo Estado, empezando por la serbia-.
La OTAN intervino en Kosovo en 1999 para impedir la limpieza ¨¦tnica de los albaneses a manos de los serbios; no ser¨ªa admisible que en 2008 la Uni¨®n Europea legitimase una limpieza ¨¦tnica (sin duda m¨¢s sutil) de los serbios a manos de los albaneses. Kosovo debe ser un estado que tambi¨¦n sientan como propio los ciudadanos que no profesan la cultura, la religi¨®n o la lengua mayoritarias.
En Espa?a se ha discutido mucho sobre el posible paralelismo entre Kosovo y el Pa¨ªs Vasco o entre Kosovo y Catalu?a. Como decimos en catal¨¢n, estos casos se parecen como un huevo y una casta?a. En cambio, pocos han ca¨ªdo en la cuenta de un posible paralelismo entre Kosovo y Espa?a. Si Kosovo no es un verdadero ejemplo para el Pa¨ªs Vasco o Catalu?a, Espa?a s¨ª que puede ser un ejemplo para Kosovo. En el tratamiento de su diversidad interna, Espa?a tiene un know how que no tienen otros Estados miembros de la Uni¨®n Europea. Grecia, por citar el Estado miembro senior m¨¢s cercano a Kosovo, no tiene nada que ofrecer en esta materia; Grecia simplemente niega la existencia de minor¨ªas ¨¦tnicas, religiosas o ling¨¹¨ªsticas en su interior, y ha llegado a impedir el mero uso de la palabra "macedonio" en el nombre de una asociaci¨®n cultural privada.
En el plano ling¨¹¨ªstico, Espa?a ha recibido el elogio del Comit¨¦ de Expertos encargado de evaluar la aplicaci¨®n de la Carta Europea de las Lenguas Regionales o Minoritarias "por el s¨®lido reconocimiento y el alto grado de protecci¨®n asegurados en principio a las lenguas regionales o minoritarias", cosa que la sit¨²a "entre los pa¨ªses m¨¢s firmemente comprometidos con la protecci¨®n y promoci¨®n de las lenguas regionales o minoritarias" (Grecia ni siquiera ha firmado la Carta).
Si de puertas afuera Espa?a puede exhibir sus buenas pr¨¢cticas, de puertas adentro el papel de Espa?a como garante del car¨¢cter multi¨¦tnico de Kosovo puede ser un punto de encuentro entre socialistas y populares, sin olvidar, claro est¨¢, a los partidos de ¨¢mbito no estatal. La idea de "Espa?a plural" (una expresi¨®n, no lo olvidemos, acu?ada por el PP en su XIII Congreso Nacional) evoca f¨¢cilmente la idea de "Kosovo plural". De hecho, lo que dijo Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero la noche del 9 de marzo en Madrid es lo que mutatis mutandi les gustar¨ªa escuchar de su presidente a muchos kosovares no albaneses: "Hoy, m¨¢s que nunca, creo en una Espa?a unida y diversa. Una Espa?a que vive en libertad y convive con tolerancia".
Albert Branchadell es profesor de la Facultad de Traducci¨®n e Interpretaci¨®n de la Universitat Aut¨°noma de Barcelona.
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