McCain se equivoca sobre Irak
La "guerra mundial contra el terror" que asume y quiere continuar el candidato republicano carece de sentido. La retirada o permanencia de las fuerzas de EE UU en Irak no tiene nada que ver con Al Qaeda
El senador republicano John McCain, de Arizona, que es ya el candidato de su partido a la presidencia de Estados Unidos, ha prometido volver a situar Irak y la "guerra mundial contra el terror" en primera l¨ªnea de la pol¨ªtica estadounidense.
El debate fundamental en las elecciones estadounidenses va a ser, por tanto: "?Qu¨¦ ocurrir¨¢ si las tropas de Estados Unidos abandonan Irak?" McCain y el senador dem¨®crata de Illinois Barack Obama ya han discutido sobre si la retirada estadounidense supondr¨¢ el fortalecimiento o el debilitamiento de Al Qaeda. La senadora dem¨®crata Hillary Clinton, de Nueva York, se ha comprometido a reducir las tropas si gana.
Por supuesto, nadie lo sabe con certeza. Pero s¨ª puedo decir qu¨¦ es lo que no ocurrir¨¢: Al Qaeda no se har¨¢ con el poder en Irak ni instaurar¨¢ all¨ª un Estado isl¨¢mico.
En Irak, L¨ªbano o Palestina, los actores locales, islamistas o no, no est¨¢n por la 'yihad' mundial El impacto de Al Qaeda es magnificado por los que predican el "choque de civilizaciones"
En Occidente sigue habiendo demasiada gente que cree que Al Qaeda es una organizaci¨®n territorializada, establecida en Oriente Pr¨®ximo, empe?ada en expulsar a los cristianos y los jud¨ªos de la regi¨®n con el fin de crear una dar al-Islam (tierra de Islam) bajo la protecci¨®n de un califato.
Pero Al Qaeda no es una continuaci¨®n de los Hermanos Musulmanes, Ham¨¢s o Hezbol¨¢. Es una entidad no territorial de ¨¢mbito mundial, que nunca ha intentado implantar un Estado isl¨¢mico, ni siquiera en Afganist¨¢n, donde hall¨® santuario durante gran parte de los a?os noventa.
No tiene sentido considerar a Al Qaeda como una organizaci¨®n pol¨ªtica que pretende conquistar y gobernar un territorio. Al Qaeda recluta a sus miembros entre j¨®venes que se sienten despose¨ªdos, en su mayor¨ªa sin relaci¨®n directa con los pa¨ªses en conflicto de Oriente Pr¨®ximo. La mayor parte de los yihadistas itinerantes de Al Qaeda son musulmanes occidentales de segunda generaci¨®n, saud¨ªes, egipcios, marroqu¨ªes y hasta conversos, pero no afganos, palestinos o iraqu¨ªes. En ning¨²n lugar Al Qaeda tiene el arraigo local necesario para hacerse con el poder.
Al Qaeda tiene una doble estrategia. Quiere enfrentarse a los grandes, o mejor dicho, al grande -Estados Unidos-, de forma directa, atacando el poder norteamericano no tanto por los da?os reales que pueda causar (coste econ¨®mico o n¨²mero de muertos), sino buscando la imagen: el impacto en los medios de comunicaci¨®n y el efecto de terror.
Como es natural, el efecto sim¨¦trico de quienes hablan del choque de civilizaciones intensifica ese impacto. En realidad, Al Qaeda necesita a los que la demonizan, porque la convierten en algo que no es: la vanguardia de la "ira musulmana".
Al Qaeda va donde est¨¢n los estadounidenses, mientras que el Ej¨¦rcito estadounidense va donde Washington cree que podr¨ªa estar Al Qaeda... en alg¨²n momento.
Adem¨¢s, Al Qaeda pretende apoderarse de todos los conflictos existentes y darles nuevo significado al convertirlos en parte de una yihad mundial contra Occidente.
Sin embargo, en Bosnia, Chechenia, Afganist¨¢n y ahora Irak, los grupos islamistas internacionalistas han fracasado cuando han intentado distorsionar los conflictos locales y nacionales, y no han tenido m¨¢s que un papel meramente auxiliar.
Los actores clave de los conflictos locales son los grupos locales: los talibanes en Afganist¨¢n, los diferentes grupos sun¨ªes y chi¨ªes en Irak, Hezbol¨¢ en L¨ªbano, grupos todos ellos que no est¨¢n bajo la direcci¨®n de Al Qaeda. Lo ¨²nico que ha conseguido Al Qaeda es insertar a voluntarios extranjeros, que no suelen entender la pol¨ªtica local y s¨®lo encuentran apoyo entre la poblaci¨®n de un determinado lugar en la medida en que luchan contra un enemigo com¨²n, como las tropas estadounidenses en Irak.
Sin embargo, las prioridades de cada cual son completamente distintas: los actores locales, islamistas o no, buscan una soluci¨®n pol¨ªtica en sus propios t¨¦rminos. No quieren caos, ni una yihad mundial. En cuanto surge una discrepancia entre "la estrategia de cuanto peor mejor" que lleva a cabo Al Qaeda y un posible acuerdo local, los actores locales escogen el acuerdo.
Los bosnios se deshicieron de los luchadores radicales extranjeros en cuanto obtuvieron su independencia; las bases talibanes se negaron a morir por Al Qaeda cuando las fuerzas occidentales invadieron Afganist¨¢n tras el 11-S. En Irak, muchos sun¨ªes, incluidos los salafistas, est¨¢n en contra no s¨®lo de las t¨¢cticas de atentados suicidas indiscriminados de Al Qaeda, sino de la estrategia de enfrentamiento con los chi¨ªes. Lo cierto es que Al Qaeda tiene que ver con el deterioro de los conflictos, pero es incapaz de coordinarlos. Los cauces locales, nacionales, tribales o religiosos son m¨¢s poderosos.
A veces, Al Qaeda puede reclutar a algunas organizaciones locales que act¨²an en un ¨¢rea o regi¨®n ling¨¹¨ªstica limitada y tienen su propia historia. Entonces, esos grupos dicen que est¨¢n afiliados a Al Qaeda. Se ve en Indonesia (Jemah Islamiyya); el norte del Sahel (el Grupo Salafista para la Predicaci¨®n y el Combate, que en enero de 2007 cambi¨® su nombre a Organizaci¨®n de Al Qaeda en el Magreb isl¨¢mico); el norte de L¨ªbano (refugiados palestinos de tercera generaci¨®n pero a¨²n desarraigados); el tri¨¢ngulo sun¨ª de Irak (con el grupo del difunto Abu Musab al Zarqaui), y Arabia Saud¨ª y Yemen (Organizaci¨®n de Al Qaeda en la Pen¨ªnsula Ar¨¢biga).
Estas organizaciones no necesitan a Al Qaeda para reclutar ni operar. Si se han unido a ella es precisamente porque les resulta dif¨ªcil definir o alcanzar un objetivo local (por ejemplo, un Estado isl¨¢mico). Es decir, se han globalizado a falta de otra cosa.
En resumen, es posible que haya razones v¨¢lidas para permanecer en Irak, pero no tienen nada que ver con Al Qaeda. Tienen que ver, m¨¢s bien, con la necesidad de contener los da?os. Si se van las tropas estadounidenses de Irak, podr¨ªa haber una guerra civil, quiz¨¢ aumentar¨ªa la influencia iran¨ª y ese pa¨ªs hasta podr¨ªa convertirse en un campo de batalla para la disputa entre Arabia Saud¨ª e Ir¨¢n. Tal vez se crear¨ªan una zona controlada por los sun¨ªes, un Estado chi¨ª y un Kurdist¨¢n independiente, pero ning¨²n Qaedist¨¢n.
M¨¢s habr¨ªa valido concentrar las fuerzas en Afganist¨¢n, que ha sido la verdadera cuna de Al Qaeda. Si parte del talento y el blindaje destinados al "refuerzo" en Irak se hubieran dedicado a Afganist¨¢n, en vez del constante relevo de tropas de la OTAN con escaso conocimiento del pa¨ªs, las cosas habr¨ªan ido mejor.
Pero en Afganist¨¢n, como en otros lugares de Oriente Pr¨®ximo, no hay soluci¨®n militar posible, s¨®lo una soluci¨®n pol¨ªtica para la que es preciso contar con la intervenci¨®n de los actores locales y abandonar la idea sin sentido de la "guerra mundial contra el terror".
Olivier Roy es director de investigaciones en el Centro Nacional franc¨¦s de Investigaciones Cient¨ªficas, y profesor en la ?cole des Hautes Etudes en Sciences Sociales y el Institut d'Etudes Politiques en Par¨ªs. Es autor de Globalized Islam: The Search for a New Ummah. ? Global Viewpoint Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia.
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