Buenas noticias de Galilea
Qu¨¦ gran hallazgo es El asombroso viaje de Pomponio Flato, de Eduardo Mendoza, novela de cr¨ªmenes en la Galilea de los tiempos de Augusto y Herodes Antipas, tierra amable, de olivo y vid, pero levantisca, de jud¨ªos rebeldes a Roma. En la ciudad de Nazaret ha sido asesinado el rico Epul¨®n, y el culpable espera la ejecuci¨®n tras juicio sumar¨ªsimo. Se trata del carpintero Jos¨¦, esposo de Mar¨ªa y padre del ni?o Jes¨²s. El relato criminal es tambi¨¦n un evangelio ap¨®crifo y un episodio hist¨®rico, contado por un romano, Pomponio Flato, en carta a su amigo Fabio, de quien nada sabemos. El pobre Flato, fundamentalmente bueno y razonable, pertenece al patriciado, pero nosotros lo encontramos en un momento de pavorosa quiebra f¨ªsica y econ¨®mica, harapiento, maltrecho y en ayunas. No tiene acreedores porque nadie le presta. "Lev¨¢ntate", le dice el ni?o Jes¨²s, como a uno de los muertos a los que resucitar¨¢ en el futuro, y le encarga que demuestre la inocencia de Jos¨¦, su padre.
El asombroso viaje de Pomponio Flato
Eduardo Mendoza
Seix Barral. Barcelona, 2008
192 p¨¢ginas. 27,20 euros
El reltao criminal es tambi¨¦n un evangelio ap¨®crifo y un episodio hist¨®rico, contado por un romano
Pomponio es un viajero en busca de la fuente cuyas aguas dan sabidur¨ªa. Los detectives de la literatura de misterio han perseguido siempre la verdad pura, y la mitolog¨ªa abunda en manantiales reconstituyentes, origen de inmortalidad, energ¨ªa f¨ªsica e intelectual, y olvido, elemento muy necesario si se va a ser inmortal. Cuando Plinio el Viejo hablaba de un agua que aumenta la sapiencia y acorta la vida, quiz¨¢ ten¨ªa presente el testimonio de Pomponio Flato, fisi¨®logo filos¨®fico, al que tambi¨¦n recordar¨ªa probablemente en la descripci¨®n de fuentes fant¨¢sticas su casi contempor¨¢neo y hom¨®nimo Pomponio Mela, ge¨®grafo latino de la parte de C¨¢diz. Pero Flato, en su exilio cient¨ªfico por las m¨¢s remotas regiones del Imperio, es ahora el investigador del asesinato de Epul¨®n, y, as¨ª como Philip Marlowe presentaba el rasgo personal de jugar al ajedrez consigo mismo, el patricio romano arrastra, como peculiaridad muy suya, los males de la aerofagia y el meteorismo cr¨®nicos. Ha bebido, sediento de saber y certeza, alg¨²n agua mef¨ªtica y padece un malestar que une "lo estruendoso y lo impredecible". El af¨¢n peligroso de conocer los secretos del universo ha intoxicado al detective.
A pesar de que en su noble nombre coincidan la pompa y el viento, la autoridad ostentosa y el hinchado vac¨ªo, Pomponio Flato es un ejemplo permanente de magn¨¢nimo sentido com¨²n, devoto disc¨ªpulo de Arist¨®teles y Estrab¨®n. Pero est¨¢ viviendo un trance dif¨ªcil en Nazaret, conocida por sus aguas medicinales, tortuosa, retorcida y traicionera como cualquier otra ciudad de novela negra. El rubio Jes¨²s, ni?o de corta edad y larga inteligencia, "de orejas de soplillo", ser¨¢ el cliente y ayudante del investigador. Les toca la misi¨®n de descubrir al aut¨¦ntico culpable. "Que se haga la voluntad de Dios", dice Jes¨²s, y el Sherlock Holmes romano responde: "No mezcles a ning¨²n Dios en este asunto". ?Qu¨¦ razones para callar tiene el carpintero condenado, que, adem¨¢s de aplicarse en la fabricaci¨®n de su propia cruz, renuncia a defenderse? El principal interesado en que resplandezca la verdad es quien con m¨¢s decisi¨®n la oculta. Se acerca el mediod¨ªa. La sentencia se cumplir¨¢ al crep¨²sculo. Entonces interviene la diosa Fortuna, y el tribuno Apio Pulcro, menos brutal que venal, se embarca en una operaci¨®n inmobiliaria, la recalificaci¨®n por desacralizaci¨®n de un solar anejo al templo. Eduardo Mendoza ya hab¨ªa contado genialmente en La ciudad de los prodigios las operaciones especulativas para abrir el Ensanche de Barcelona hacia 1900, y parece que la compraventa de bienes ra¨ªces tuvo su importancia en los or¨ªgenes del cristianismo, como se ve en los Hechos de los Ap¨®stoles, cap¨ªtulos 4 y 5, sobre las transacciones inmobiliarias de los primeros fieles. La ejecuci¨®n puede esperar un d¨ªa.
Pero los sacerdotes del Sanedr¨ªn, "holgazanes, acomodaticios, propensos a estar a bien con el poder", demuestran especial diligencia en la crucifixi¨®n de inocentes, lo que, por los caminos inescrutables de la providencia, beneficia al reo y carpintero Jos¨¦, encargado de fabricar nuevas cruces en cuanto el caso, como suele ocurrir en las novelas de misterio, se complique con nuevos asesinatos especialmente crueles. Eduardo Mendoza presta auxilio a sus investigadores envi¨¢ndoles un confidente: el escrofuloso L¨¢zaro, tullido, endemoniado y avariento como todo buen mendigo, famoso por pedir a la puerta del rico y arrebatarle la gloria (Lucas, 16:19-31). Hay sospechosos: el ef¨¦bico mayordomo griego, los herederos del muerto millonario. Hay interrogatorios entre los vapores de una sauna de pel¨ªcula de la serie negra. El enigma es en apariencia insoluble, pues el crimen ocurri¨® tras la puerta cerrada por dentro que deb¨ªa reparar Jos¨¦. Estamos ante un asesinato "in bibliotheca cum porta conclusa", como dijo Cicer¨®n, seg¨²n Flato. Habr¨¢ milagros, aunque el detective s¨®lo crea en "el poder persuasivo de la l¨®gica". Cuervos y zorras hablar¨¢n. El dios Apolo ejercer¨¢ sus influencias. El ni?o Jes¨²s obrar¨¢ sus primeros prodigios y demostrar¨¢ agresivos instintos prof¨¦ticos, maldiciendo ¨¢rboles a la manera del profeta Isa¨ªas y del Jes¨²s adulto.
Existe un tipo de novela policiaca ambientada en el Imperio Romano (Lindsey Davis y su humor¨ªstico detective Marco Didio Falco, o Danila Comastri Montanari y su estoico senador karateca Publio Aurelio Stazio...). Pero El asombroso viaje de Pomponio Flato se integra mejor en el corpus de la literatura cristiana, que comprende el Nuevo Testamento, los evangelios ap¨®crifos, los c¨®dices de Nag Hammadi, los manuscritos del Mar Muerto, el c¨¦lebre Documento Q, las tradiciones, y tambi¨¦n obras como Ben-Hur, el protobestseller, prueba del nexo esencial entre novela popular y religi¨®n. El joven aficionado a las carreras de cuadrigas tambi¨¦n se cruzar¨¢ con Flato en su viaje, igual que el agitador Juan Bautista, la ni?a Mar¨ªa Magdalena o los Reyes Magos (conoceremos qu¨¦ fue del oro que le regalaron a Jes¨²s reci¨¦n nacido). Veremos a Mar¨ªa, inmaculada como en una estampa del siglo XVII, entre lirios y azucenas, con manto azul y pisando una sabandija, mientras expone una sinopsis de la coyuntura pol¨ªtica en Judea. El misterio del crimen en la habitaci¨®n cerrada nos recordar¨¢ a san Edgar Allan Poe y las soluciones a ese endiablado problema que un d¨ªa propuso John Dickson Carr.
Otros, m¨¢s cl¨¢sicos o con m¨¢s ganas de juego, a la vista de las aventuras de Flato, quiz¨¢ piensen en Her¨®doto, o incluso en los paradox¨®grafos griegos y sus relatos de viajes maravillosos, y habr¨¢ quien se entretenga y disfrute buscando referencias hist¨®ricas en Flavio Josefo y su cr¨®nica de las guerras de los jud¨ªos. Eduardo Mendoza ha escrito una celebraci¨®n de la literatura, que desmiente a su h¨¦roe, cuando cierra su ep¨ªstola a Fabio avisando de que todo pasar¨¢ como si no hubiera existido, Jes¨²s, Mar¨ªa, Jos¨¦, Pomponio Flato y los lectores de la carta de Pomponio Flato, todos personajes de larga duraci¨®n a trav¨¦s de la imaginaci¨®n, los libros y las tradiciones fabulosas. ?ste es el mejor chiste posible, el m¨¢s l¨²cido, sobre las costumbres ideol¨®gicas y literarias dominantes: cr¨ªtica alegre, novela feliz, diversi¨®n fant¨¢stica. -
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