"Mis juegos infantiles eran escult¨®ricos"
Ni los premios, ni los reconocimientos que no para de recibir cambian el talante de Miquel Navarro (Mislata, 1945), escultor iconoclasta e innovador que, en la distancia corta, se muestra como una persona afable, con un sentido de la conversaci¨®n tan na?f como profundo. Sus m¨²ltiples compromisos los lleva mal. Navarro confiesa sentirse "abrumado" por tantos fastos en su honor y echa de menos la tranquilidad de su estudio y la compa?¨ªa de su perrita, Nena, a la que adora. Decididamente, prefiere las conversaciones informales. Eso s¨ª, con un cigarrillo entre las manos. Uno de sus principales vicios confesables.
Pregunta. ?Cu¨¢ndo surgi¨® su vocaci¨®n art¨ªstica?
Respuesta. Me he dado cuenta ¨²ltimamente de que lo que hago en mi obra es retomar los juegos de la infancia. Y mis juegos infantiles eran ya escult¨®ricos. Cog¨ªa, por ejemplo, la arcilla que se depositaba en las acequias y con ella modelaba mis figuritas. Tendr¨ªa yo como 10 a?os y era un apasionado por el objeto encontrado. Viv¨ªa en una zona que era semiindustrial y agr¨ªcola a la vez, con muchos solares, que eran como campos arqueol¨®gicos en los que pod¨ªas encontrar cosas curiosas. Todo aquello era motivo para que un ni?o se sintiera incitado a la creatividad.
"El falo, el elemento tot¨¦mico, es una imagen de la soledad"
"Mis ciudades son como pretextos para reunir un cosmos variado"
"Lo m¨¢s positivo de 'La pantera rosa' es que la gente la ha hecho propia"
P. Pero usted empieza pintando. ?En qu¨¦ momento se decant¨® por la escultura?
R. Me matricul¨¦ en Bellas Artes como escultor, pero, en privado, pintaba. Estaba m¨¢s inclinado hacia la pintura. A partir de 1972 cambio, porque necesito del mundo f¨ªsico, de lo tridimensional, de aquello de tocar y creer, que es lo que tiene la escultura, que, por muy abstracta que sea, siempre es concreta, es tangible.
P. Me habla de lo tangible, pero parte de su obra, la m¨¢s conocida para el p¨²blico, no se puede tocar por sus dimensiones.
R. Lo tangible no tiene que ver siempre con el hecho manual. La mente tambi¨¦n acaricia y toca. Somos as¨ª de complejos y a veces acaricias un cuerpo con la mente, con la mirada.
P. Ha dicho en alguna ocasi¨®n que el funcionamiento de su mente le produce muchas angustias, pero a la vez le ha servido para crear. ?Es esa la esencia del artista creador?
R. Yo creo que s¨ª. A veces preferir¨ªa un poco m¨¢s de normalidad, porque todas esas obsesiones pueden acabar por agobiarte. Miras hacia fuera y puedes ver en otros un equilibrio que en ti no est¨¢, percibir esa tranquilidad que en m¨ª, que soy una persona nerviosa, echo de menos.
P. ?Se cambiar¨ªa por una persona con menos actividad mental?
R. Nunca. Mi trabajo es el que me hace realizarme profundamente, con intensidad, aunque hay veces que existe esa contradicci¨®n de la que le hablaba antes.
P. Hay gente que ve en muchas de sus esculturas formas f¨¢licas. ?Hay algo de eso en su obra o es s¨®lo una interpretaci¨®n m¨¢s o menos psicoanal¨ªtica?
R. No, no, s¨ª que lo hay. Con toda su complejidad y todo su realismo. Si hay un falo, hay un falo, porque formar¨¢ parte de mi deseo. Pero tambi¨¦n porque el falo, el elemento tot¨¦mico, es una imagen de la soledad, una imagen metaf¨ªsica o sagrada. Cuando uno pinta un faro, no s¨®lo hace un faro, un s¨ªmbolo f¨¢lico, sino que habla de la soledad, porque es un elemento aislado, en medio de la nada. Y a la vez es una arquitectura fant¨¢stica, que emite luz sobre las zonas oscuras.
P. Una de sus esculturas m¨¢s populares de las que hay en Valencia ha sido bautizada por la gente como La pantera rosa. ?Usted ve en esa obra una pantera rosa?
R. Creo que la gente se dej¨® llevar por la l¨®gica, pero nunca fue mi intenci¨®n representar una pantera rosa. Mi intenci¨®n era m¨¢s abstracta: pod¨ªa ser una mantis, un respiradero de agua de esos que hay en medio de la huerta, una g¨¢rgola vomitando, un caballito de mar o muchas m¨¢s cosas. La gente la llama La pantera rosa y eso es lo m¨¢s positivo, que la gente la ha hecho propia. Eso me gusta.
P. Acaba de recibir el Premio Julio Gonz¨¢lez. ?Los premios para un artista son como para un escritor, que necesita de ellos para pagar la hipoteca?
R. Yo he tenido premios que han estado remunerados, pero otros, como este, no. En todo caso, el artista pl¨¢stico debe vivir de su trabajo. Lo que pasa es que est¨¢ el lado creativo, la lucha que tienes con tu trabajo d¨ªa a d¨ªa, y el lado mercantil, porque es un producto de mercado. Esa es otra batalla.
P. ?Qu¨¦ diferencias, aparte de las f¨ªsicas, hay entre su manera de trabajar en obras exteriores y en las peque?as esculturas?
R. En el exterior siempre utilizo el elemento geom¨¦trico, porque, si estuviera pasando un modelado personal, hecho por mis manos, a un tama?o mayor, la intervenci¨®n de otras manos me desvirtuar¨ªa el concepto escult¨®rico. Cuando hago una forma para la industria, la hago tal cual y s¨®lo cambia el tama?o, que es el que he elegido yo. El tama?o es una de las cosas que yo estudio cuando hago una escultura exterior, porque tengo que relacionar la escultura con el entorno en que va situada.
P. Es decir, hay por su parte un estudio urban¨ªstico del lugar donde va la obra...
R. S¨ª, una interrelaci¨®n de medidas que es la conveniente. Por ejemplo, una escultura como El Parotet no podr¨ªa ir en otro sitio, porque yo la hice para la plaza en la que est¨¢.
P. Antes me ha hablado de la influencia que tuvo el paisaje de su ni?ez en su obra, pero, ?qu¨¦ otras influencias menos personales reconoce?
R. Las referencias que tengo en mi obra son de varios tipos. Cuando era m¨¢s joven ven¨ªan condicionadas por el ambiente y por territorios que no son propiamente escult¨®ricos. Me pod¨ªa influenciar una pel¨ªcula de ciencia-ficci¨®n, un c¨®mic, un ¨¢lbum de cromos, los trenes o los tranv¨ªas. Luego, cuando ya me hice m¨¢s adulto, comenc¨¦ a tener informaci¨®n propia de mi trabajo. Es cuando conozco las vanguardias de principios de siglo, que me llevan a los estados primitivos del arte africano, el constructivismo ruso, Julio Gonz¨¢lez, etc. Eso me referenciar¨¢ de una manera m¨¢s culta. Y eso lo absorbo pero lo llevo al territorio anterior, al juego del ni?o.
P. ?Esas ciudades que crea tambi¨¦n son un juego infantil?
R. Mis ciudades son como pretextos para reunir un cosmos variado, un bosque de cosas, en el que aparece todo: los t¨®tems, las cuevas, los discursos horizontales y los verticales, lo m¨ªnimo.
P. ?Siente vanidad cuando se tropieza con una escultura suya en una ciudad?
R. No, es algo mucho m¨¢s normal. Lo que suelo hacer es reflexionar. Me monto un di¨¢logo en el que pienso si lo deber¨ªa haber resuelto de otra manera o no. Pero eso depende. Pero vanidad, no.
P. ?Eso es af¨¢n de perfeccionismo o pasi¨®n por su trabajo?
R. Las dos cosas. El perfeccionismo tiene algo de desequilibrio. Es como cuando dicen que el orden es el caos en calma, esa obsesi¨®n por las cosas bien hechas.
P. ?Al artista pl¨¢stico, la inspiraci¨®n le viene como al poeta, de repente?
R. No, es fruto de un trabajo, pero tiene que haber en ti algo que sea como un deseo imperioso por querer manifestarlo y encontrar su motivo. Eso se da con el trabajo. Si no trabajas, simplemente sue?as y te quedas con el sue?o. Ser¨ªas el hombre m¨¢s brillante del mundo pero s¨®lo en teor¨ªa. Ha de haber una necesidad de comunicaci¨®n y de autoafirmaci¨®n, de verte identificado con tu trabajo.
P. Usted es un trabajador infatigable, que dedica 24 horas al d¨ªa a su trabajo...
R. F¨ªsicamente menos, pero d¨¢ndole al coco, s¨ª. No dejo de pensar en la escultura.
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