Una espa?ola, esp¨ªa en el KGB
Mar¨ªa P¨¢vlovna, Mar¨ªa de la Sierra, Ivonne, Znoi, Patricia y Patria son algunos de los nombres que utiliz¨® ?frica de las Heras, la esp¨ªa espa?ola que alcanz¨® el grado de coronel de los servicios secretos sovi¨¦ticos y obtuvo numerosas condecoraciones de la URSS.
La vida de ?frica de las Heras, nacida hace casi un siglo en Ceuta y fallecida hace dos d¨¦cadas en Mosc¨², estuvo rodeada de misterio. A Patria, seud¨®nimo con el que ?frica firm¨® sus informes cifrados a Mosc¨² despu¨¦s de la II Guerra Mundial, parec¨ªan gustarle los mitos e inexactitudes. Por ejemplo, en Rusia se dec¨ªa que era hija del general Manuel de las Heras. Quiz¨¢ le parec¨ªa m¨¢s interesante y rom¨¢ntico hacerse pasar por la hija de su t¨ªo, muerto en diciembre de 1930 a consecuencia de las heridas de bala que recibi¨® cuando se enfrent¨® a los sublevados republicanos de Jaca.
Se dice que fue secretaria de Le¨®n Trotski y que su labor fue fundamental para organizar en M¨¦xico el atentado contra el enemigo n¨²mero uno de Stalin, aunque no hay nada que lo confirme. P¨¢vel Sudopl¨¢tov, dirigente del espionaje sovi¨¦tico, asegura en sus memorias que ?frica fue infiltrada en el c¨ªrculo de Trotski en Europa, en Noruega. Despu¨¦s habr¨ªa viajado con el jefe de la IV Internacional a M¨¦xico, donde habr¨ªa trabajado en su secretar¨ªa. Sin embargo, no hay ning¨²n rastro que confirme que ?frica estuvo cerca de Trotski.
?frica de la Heras lleg¨® a la URSS en 1941 "despu¨¦s de cumplir una misi¨®n", realiz¨® unos cursillos de enfermer¨ªa y luego el KGB le propuso convertirse en violinista, es decir, en responsable de las radiotransmisiones que los esp¨ªas env¨ªan al Centro, como llamaban los miembros del KGB a la sede central de la agencia. "Termin¨¦ con sobresaliente los cursos r¨¢pidos de radiotelegraf¨ªa", se?ala ?frica, que fue destinada inmediatamente al destacamento guerrillero Los Vencedores. "Nac¨ª en un atrasado pa¨ªs capitalista; all¨ª ingres¨¦ en la Uni¨®n de Juventudes Comunistas y, como centenares de j¨®venes, luch¨¦ por la libertad del pueblo. Despu¨¦s trabaj¨¦ en el Comit¨¦ de Seguridad del Estado".
Fue precisamente su trabajo para los servicios secretos sovi¨¦ticos en Espa?a lo que oblig¨® a ?frica a abandonar M¨¦xico. El problema era que Alexandr Orlov -jefe del espionaje de Stalin en Espa?a, y en cuya red presumiblemente hab¨ªa sido incluida la espa?ola- hab¨ªa huido y lleg¨® a M¨¦xico de paso a Estados Unidos, donde pensaba instalarse. En la URSS hab¨ªa comenzado ya el terror, y Orlov -conocido tambi¨¦n como Nikolski, y cuyo verdadero apellido era Feldbin- tem¨ªa ser liquidado. Naturalmente, Orlov pod¨ªa reconocer a ?frica y delatarla.
Sea como fuere, despu¨¦s de llegar a la URSS, ?frica fue enviada a la retaguardia alemana en mayo de 1942. Salt¨® en paraca¨ªdas con sus armas: una pistola, un pu?al y dos granadas. Las ¨®rdenes que ten¨ªa eran terminantes: ante el peligro de caer en manos del enemigo, deb¨ªa usar las granadas para destruir su radio y el libro de claves y luego suicidarse. Dos a?os m¨¢s tarde regres¨® a Mosc¨², donde realiz¨® un curso especial de espionaje antes de ser enviada a Europa y de ah¨ª a Am¨¦rica del Sur.
?frica era una mujer guapa -"muy liberal en lo amoroso", seg¨²n una compa?era de las Juventudes Comunistas- que conquistaba a los hombres con facilidad. En Par¨ªs, donde se hab¨ªa establecido en 1946 con el nombre de Mar¨ªa Luisa de las Heras, haci¨¦ndose pasar por una refugiada espa?ola, utiliz¨® sus encantos para conquistar al pianista uruguayo Felisberto Hern¨¢ndez, con quien se cas¨® en 1948 y gracias al cual pudo llegar a Montevideo, el destino que le hab¨ªa asignado el KGB. El matrimonio dur¨® s¨®lo dos a?os y Felisberto nunca se enter¨® de que su esposa, a quien cre¨ªa modista, era en realidad una esp¨ªa sovi¨¦tica. Mar¨ªa Luisa pudo obtener la ciudadan¨ªa uruguaya y establecer una radioconexi¨®n fluida con Mosc¨².
En 1956, Mosc¨² env¨ªa a un nuevo jefe de espionaje para la zona, al que ?frica va a esperar a Buenos Aires. Ese mismo a?o, en aras del trabajo conjunto en favor de la URSS, se casar¨¢ con ¨¦l. Se trataba de Valentino Marchetti, en realidad Giovanni Antonio Bertoni, un italiano que huy¨® a la URSS en 1925 y volvi¨® a Italia en 1944 para organizar una red de espionaje.
Aunque en Mosc¨² sostienen que, a pesar de ser un matrimonio de conveniencia, tuvieron una feliz vida familiar, por lo visto la realidad fue muy distinta. Fernando Barreiro, que ha hecho una exhaustiva investigaci¨®n sobre ?frica en Uruguay, cuenta que ten¨ªan serias diferencias pol¨ªticas -Mar¨ªa Luisa increpaba a Marchetti de "tito¨ªsta"- y "vehementes discusiones". "Ni siquiera ocupaban la misma alcoba". Marchetti muri¨® "sorpresivamente" en 1964; la polic¨ªa abri¨® una investigaci¨®n, llamaron a declarar a Mar¨ªa Luisa, "y el comentario del barrio era que ella le hab¨ªa matado".
?frica regres¨® aparentemente a Mosc¨² en el oto?o de 1967, pero sali¨® al extranjero al menos en tres oportunidades m¨¢s -en dos ocasiones, a Uruguay-, y el fin de su carrera como esp¨ªa coincidi¨® con el comienzo de su labor como instructora de agentes, en 1971, aunque permaneci¨® en el KGB hasta 1985.
'Patria, una espa?ola en el KGB' (Debate), de Javier Ju¨¢rez, sale a la venta la pr¨®xima semana.
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