Viaje a los archivos donde Carlo Vecce descubri¨® la vida terrenal de Leonardo da Vinci
Tras ese aspecto de profesor aplicado subyace en Carlo Vecce la impronta del sabueso. Sus incansables investigaciones y su fascinaci¨®n por Leonardo da Vinci se plasman en una biograf¨ªa definitiva, ¡®Vida de Leonardo¡¯. De su Vinci natal a los archivos que conservan su rastro, recorremos junto al escritor esta geograf¨ªa secreta.

Carlo Vecce (N¨¢poles, 65 a?os) est¨¢ contento. Durante la sesi¨®n fotogr¨¢fica para este reportaje, mientras muestra antiguos manuscritos ligados a Leonardo da Vinci y su tiempo, acaba de encontrar, por casualidad, una anotaci¨®n que no conoc¨ªa. Est¨¢ en un volumen de registros de las denuncias an¨®nimas depositadas en el buz¨®n de los Ufficiali di Notte, el organismo encargado de perseguir la homosexualidad masculina en la Florencia del Renacimiento. La inscripci¨®n alude a Jacopo Saltarelli, un adolescente acusado en 1476 de mantener relaciones con varios hombres de la ciudad, entre ellos Leonardo. Lo que acaba de encontrar Vecce es una denuncia m¨¢s temprana que demuestra que, antes de la acusaci¨®n que complic¨® la vida a Leonardo ¡ªy que acab¨® desestimada, probablemente porque hab¨ªa nombres ilustres implicados¡ª, la polic¨ªa moral de la ciudad ya pisaba los talones a este joven orfebre. ¡°No creo que nadie haya reparado en esta inscripci¨®n¡±, dice emocionado. Y, si ¨¦l lo cree, es probable que as¨ª sea.
Cada detalle cuenta a la hora de completar el rompecabezas (nada que ver con el C¨®digo) de Da Vinci. Porque est¨¢ el genio, el pol¨ªmata, el maestro de la Mona Lisa y La ¨²ltima cena, el ingeniero, el estudioso de los animales, las plantas, el movimiento de los astros por el cielo y la sangre por el cuerpo. Pero tambi¨¦n est¨¢, ligado a todo lo anterior, el hombre de carne y hueso. Precisamente lo aparentemente nimio es la principal baza del nuevo libro de Vecce, Vida de Leonardo. El chico de Vinci, el hombre universal, el errante (Alfaguara), un ensayo que no ser¨ªa descabellado calificar como la biograf¨ªa definitiva del genio renacentista. ¡°Probablemente no lo sea¡±, corrige el profesor napolitano. ¡°No existe una biograf¨ªa definitiva, aunque mis editores la denominan as¨ª, pero como historiador debo admitir que cualquier reconstrucci¨®n es provisional porque siempre hay esperanza de descubrir documentos nuevos. Para investigar hay que tener la humildad necesaria para cambiar lo que crees saber. A m¨ª me pas¨® con el hallazgo de Caterina. Pensaba una cosa y tuve que cambiar de idea por completo. Nada es definitivo¡±.


El hallazgo al que se refiere sucedi¨® precisamente aqu¨ª, en la sede de los Archivos de Estado de Florencia. En este edificio inaugurado en 1989 no hay manuscritos de Leonardo, pero s¨ª una infinidad de documentos notariales, legales y municipales ligados a su mundo y a su ¨¦poca. Muchas de estas p¨¢ginas caligrafiadas en robustas hojas de papel muestran las huellas de la gran inundaci¨®n que sufri¨® la ciudad toscana en 1966; hasta entonces se conservaban en los s¨®tanos de los Uffizi, anegados tras el desbordamiento del Arno. En estas salas, Vecce se top¨® por primera vez con la inscripci¨®n que lo cambiar¨ªa todo. ¡°Fue hace seis a?os, era un d¨ªa normal¡±, relata el fil¨®logo. ¡°Yo estaba acabando de estudiar el primer volumen de registros notariales de ser Piero, el padre de Leonardo. Y en un momento determinado empec¨¦ a leer una anotaci¨®n que dec¨ªa que Piero hab¨ªa liberado a una esclava llamada Caterina, originaria de Circasia. Tuve que parar, me levant¨¦. Necesitaba coger aire, beber agua. Estaba muy emocionado. Media hora despu¨¦s consegu¨ª volver al libro y seguir leyendo¡±.
Lo que hab¨ªa encontrado Vecce era el rastro de la madre de Leonardo. Hasta entonces, se sab¨ªa que el artista era hijo ileg¨ªtimo de un joven notario florentino, ser Piero da Vinci, pero se ignoraba todo acerca de su madre. Vecce uni¨® cabos, investig¨® y repas¨® cada uno de los nombres que aparec¨ªan en los documentos ligados a la familia, sus lazos sociales, econ¨®micos y pol¨ªticos. La conclusi¨®n a la que lleg¨® conforma un relato doloroso y fascinante: el joven notario ser Piero conoce a Caterina, la esclava de un matrimonio de comerciantes florentinos, y de ese encuentro resulta un embarazo il¨ªcito. Seis meses despu¨¦s del nacimiento de Leonardo, ser Piero convence a los propietarios de Caterina para que le concedan la libertad, y ¨¦l mismo se encarga de dejar constancia de ello por escrito. Misterio resuelto. Leonardo no solo fue el hijo de un notario que nunca lo reconoci¨®; tambi¨¦n lo fue de una esclava eslava.


Antes de este descubrimiento, Vecce ya llevaba d¨¦cadas estudiando los manuscritos de Leonardo. Es fil¨®logo y profesor de Literatura en la Universidad de N¨¢poles La Oriental, y fue disc¨ªpulo y colaborador del experto Carlo Pedretti, con quien edit¨® varios manuscritos de Leonardo. De hecho, Vecce ya hab¨ªa dedicado una biograf¨ªa al genio en 1998, y su intenci¨®n era actualizarla con nuevos documentos. Pero el encuentro de Caterina lo cambi¨® todo. Primero lleg¨® Caterina (Alfaguara, 2024), una novela de ¨¦xito traducida a varias lenguas. Y, ahora, esta Vida que incorpora numerosas referencias in¨¦ditas, exhumadas por el propio Vecce. Por ello este libro decepcionar¨¢ a quienes esperen encontrar conexiones ocultistas o teor¨ªas de la conspiraci¨®n. ¡°Yo llegu¨¦ a Leonardo a trav¨¦s de sus manuscritos, sin pasar por el mito. Y lo que dicen sus manuscritos, que son la verdadera voz de Leonardo, a veces difiere mucho de lo que dice la leyenda universal que todo el mundo conoce¡±, explica. ¡°Leonardo era genial y ten¨ªa una inteligencia extraordinaria, pero era un hombre como nosotros. No hay que olvidarlo¡±.
Para buscar al hombre hay que trazar su origen. Y el del artista est¨¢ en Anchiano, una aldea cerca de Vinci. La visitamos una brumosa ma?ana de enero. Entre campos de olivos y vi?edos, la antigua casa de labranza que hoy acoge el museo de la Casa Natal de Leonardo parece un edificio aislado, pero en el siglo XV formaba parte de una peque?a aldea. ¡°No se sabe d¨®nde naci¨®¡±, concede Vecce. ¡°Pero hay una hip¨®tesis de origen popular que indica que fue en esta casa¡±. Se sabe, por ejemplo, que cuando naci¨® Leonardo la casa pertenec¨ªa a unos conocidos de Antonio, su abuelo. Vecce sugiere que pudo ped¨ªrsela prestada. ¡°Esta casa era mucho m¨¢s discreta que el pueblo¡±, explica Vecce. ¡°No hay que olvidar que, seg¨²n la ley de la ¨¦poca, tener relaciones con la esclava de otra persona pod¨ªa considerarse como un crimen contra la propiedad privada¡±. Se sabe que, a?os despu¨¦s, ser Piero compr¨® este pabell¨®n e instal¨® en ¨¦l el escudo de la familia. Vecce cree que Leonardo pudo haber nacido en el establo de la casa de labranza, hoy una estancia desnuda, pero no hay nada seguro. Tal vez el ¨²nico remanente real sea la luz fr¨ªa que entra por la ventana, la misma que ilumin¨® al reci¨¦n nacido en aquella ma?ana de abril de 1452. El nacimiento s¨ª qued¨® registrado por su abuelo, Antonio, en un apunte descubierto hace d¨¦cadas en los Archivos florentinos.


La hip¨®tesis de Caterina trastoca el relato de la infancia de Leonardo, que vivi¨® hasta los 10 a?os en la casa de su abuelo en Vinci. Ahora resulta veros¨ªmil pensar que madre e hijo mantuvieron el contacto: tras certificar la liberaci¨®n de Caterina, ser Piero, su antiguo amante, le concert¨® un matrimonio con un campesino de Vinci. Paseando por el pueblo, entre restaurantes tur¨ªsticos con imitaciones pop del Hombre de Vitruvio y tiendas de recuerdos con carteles que invitan a posar como La Gioconda, Vecce se?ala pistas, conexiones e itinerarios invisibles para el resto. La antigua mansi¨®n del abuelo Antonio es hoy un alojamiento tur¨ªstico; a pocos metros de ella, un camino entre prados y colinas permite ver la casa donde vivi¨® Caterina con su marido y su familia. Tal vez Leonardo recorri¨® con frecuencia aquella distancia, para visitar a su madre y a sus hermanastras en una robusta edificaci¨®n de pietra serena, la arenisca gris de la zona. En cualquier caso, las imponentes vistas desde la colina de Anchiano ¡ªel valle del Arno a los pies, las monta?as de Pisa a lo lejos, casi en sfumato¡ª tuvieron que ensanchar la mirada del futuro artista, que en el fondo de sus pinturas m¨¢s conocidas, de la Virgen de las rocas a la Mona Lisa, pint¨® extra?os parajes rocosos, abruptos hasta lo metaf¨ªsico. Vecce apunta una teor¨ªa complementaria: esos paisajes, que no corresponden a los escenarios de la vida de Leonardo, pudieron ser una alusi¨®n al para¨ªso perdido de Caterina, a las monta?as del C¨¢ucaso de las que fue arrebatada para convertirse en esclava.
La siguiente etapa nos lleva de regreso a Florencia. La Badia Fiorentina tampoco forma parte de los circuitos leonardescos. ¡°Sin embargo, esta esquina es un resumen de la juventud de Leonardo¡±, explica Vecce en la puerta de este monasterio benedictino cercano a la residencia de los Da Vinci. Ser Piero jam¨¢s lleg¨® a reconocer legalmente a su hijo ni vivieron juntos, pero lo trajo a Florencia y encomend¨® su educaci¨®n ¡ªy su manutenci¨®n¡ª a Andrea del Verrocchio, uno de los artistas m¨¢s reputados de la ciudad. ¡°Para Leonardo, es posible que este lugar fuera el s¨ªmbolo de su padre y de Florencia¡±, afirma Vecce. En una de las botteghe adosadas al monasterio tuvo su despacho el notario, cerca del palacio del Bargello, sede de los tribunales. Fue all¨ª donde un jovenc¨ªsimo Leonardo tom¨® apuntes del natural del cad¨¢ver de un traidor ajusticiado y colgado de una ventana para escarnio p¨²blico. Muy cerca estaban las papeler¨ªas del Canto dei Cartolai. Padre e hijo fueron voraces consumidores de papel; Piero, para sus actas notariales; Leonardo, para sus dibujos, sus apuntes y sus anotaciones, en esa peculiar escritura especular que, como han demostrado los expertos, es id¨¦ntica a la caligraf¨ªa mercantil de su abuelo Antonio.


En la iglesia espera otra conexi¨®n: La visi¨®n de san Bernardo, pintura de Filippino Lippi. Vecce cree que pudo estar inspirada en el boceto de un retablo sobre el mismo tema que Leonardo dej¨® a medias cuando huy¨® de Florencia tras la sangrienta conjuraci¨®n de los Pazzi. En la pintura, un ¨¢ngel observa los libros apilados en el atril del santo. ¡°Los libros apasionaban a Leonardo¡±, cuenta Vecce. ¡°Ese ni?o lector podr¨ªa ser ¨¦l mismo¡±.
La lectura y la escritura son una pasi¨®n constante en la vida de Leonardo. Vecce, que ha coordinado una exposici¨®n sobre la biblioteca de Da Vinci, traza el af¨¢n de este por adquirir vol¨²menes raros y por aprender lat¨ªn y griego para poder leer libros no traducidos. La mayor prueba, en todo caso, est¨¢ en sus manuscritos. Hoy se conservan unas 4.000 hojas de distintos formatos, desde grandes folios hasta peque?os cuadernos de bolsillo, pero no son ni la mitad de todo lo que escribi¨®; en el fondo, Leonardo siempre fue el hijo de un notario, consciente de que lo que no se deja por escrito no existe. Y Vecce sostiene que sus apuntes y sus prodigiosos dibujos no esconden mensajes cifrados, sino la vida cotidiana de un hombre orgullosamente terrenal, que apunta nombres de personas, pr¨¦stamos a sus aprendices, inventarios de materiales, borradores de cartas, listas de la compra.
Las anotaciones de Leonardo y su entorno permiten seguir su recorrido vital y art¨ªstico, su b¨²squeda incansable del mecenas perfecto, que lo lleva de Florencia a Mil¨¢n, Roma y Francia. Explican sus apuros econ¨®micos, a medida que se van agotando los fondos de su cuenta corriente en el banco florentino que guardaba sus ahorros, o los quebraderos de cabeza que le daba Salai, su disc¨ªpulo predilecto y, probablemente, lo m¨¢s parecido que tuvo a un amante estable. Pero tambi¨¦n llaman la atenci¨®n sobre lugares insospechados. La iglesia de San Bartolom¨¦ en Monte Oliveto, en el barrio florentino de San Frediano, lleva a?os cerrada al p¨²blico. Nos abre la puerta Abner Rossi, un poeta que cuida de ella. En la sacrist¨ªa, una reproducci¨®n recuerda que este fue el emplazamiento de la primera obra maestra de Leonardo: La Anunciaci¨®n de los Uffizi, una pintura protagonizada por un ¨¢ngel de belleza extraterrena y una Virgen que lee un libro en un alfabeto inventado. El murete de la pintura es el mismo que delimita el jard¨ªn del templo. Pero hay algo m¨¢s. ¡°Esta iglesia se reconstruy¨® gracias al legado de Donato, un especulador que hab¨ªa sido el propietario de su madre, Caterina. Cuando muri¨® dej¨® todo su dinero para construir esta iglesia. Y no creo que sea una coincidencia que Leonardo pintase aqu¨ª su primer cuadro, porque adem¨¢s su padre, ser Piero, gestionaba los papeles del monasterio¡±. Vecce, en su investigaci¨®n, ha descubierto que ser Piero da Vinci fue el notario de confianza de muchos clientes de su hijo. ¡°Parece que, en algunos casos, lleg¨® a trabajar para ellos de forma gratuita para compensarlos por obras que Leonardo no lleg¨® a entregar¡±. Esa parte de la leyenda s¨ª es real: los documentos muestran que Leonardo se granje¨® problemas por dejar obras incompletas. Vecce relata an¨¦cdotas casi c¨®micas, como su obstinado silencio frente a la omnipotente Isabella d¡¯Este, que nunca logr¨® que Da Vinci pintara su retrato aunque se lo rog¨® por tierra, mar y aire. Fue un hombre ind¨®mito. Y, para el historiador, ese rasgo tambi¨¦n apunta a sus or¨ªgenes. ¡°El legado m¨¢s bello que le dej¨® su madre, Caterina, fue el esp¨ªritu de libertad¡±, explica Vecce. ¡°Antes que genio, visionario o artista, Leonardo fue un hombre totalmente libre. No le importaban los prejuicios ni la autoridad, los pr¨ªncipes, la Iglesia, el rey o el Papa. Y esta libertad para buscar la belleza en todas partes sin detenerse ante las prohibiciones lo explica todo¡±.
M¨¢s de cinco siglos despu¨¦s de su muerte, Leonardo sigue obsesionando al p¨²blico. ¡°Es porque nos atrae lo misterioso, lo enigm¨¢tico¡±, responde Vecce. ¡°Y Leonardo est¨¢ lleno de misterios, aunque no tienen nada que ver con los que les gustan a los americanos, con la b¨²squeda de simbolog¨ªas alqu¨ªmicas y esot¨¦ricas, de v¨ªnculos con los extraterrestres o el santo grial. Su vida est¨¢ llena de misterios, pero son los misterios normales de la vida. Desde ni?o, Leonardo se enfrenta a esas preguntas sin respuesta. Eso est¨¢ en el origen de todo¡±.
¡ª?Y es posible hallar respuesta a las preguntas pendientes sobre Leonardo?
¡ªNo. De vez en cuando se pueden encontrar respuestas parciales, fragmentos min¨²sculos de un nuevo documento, como el que hemos encontrado en los Archivos, y arrojar un poco m¨¢s de luz, pero la parte en sombra siempre es mucho mayor.
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