La aldea que vive a tientas
A 10 kil¨®metros de Lugo, los vecinos de A Piqueira se alumbran con gasoil
A 10 kil¨®metros de Lugo, por la carretera que va a Portomar¨ªn, hay una aldea que vive a la sombra. Son, en total, siete casas y varias fincas en las que tambi¨¦n se construir¨¢ cuando se haga la luz. Pero la luz no se hace, y los vecinos de A Piqueira, que as¨ª se llama el enclave, ya no se creen las promesas, que vienen una y otra vez siempre que los pol¨ªticos se ponen en campa?a y se evaporan en el mismo instante en que se cierra el colegio electoral. A Piqueira pertenece a Gunt¨ªn, y limita al norte con una pista que marca la raya que separa este municipio del de Lugo.
Al otro lado de esta senda, de unos dos metros de anchura, la primera casa de Lugo, deshabitada y cada vez m¨¢s arruinada, tiene contador de la luz. Y tras ¨¦sta, siguiendo la general, aparece ya el pueblo de San Xo¨¢n do Monte, donde a¨²n hace poco, si varias vecinas pon¨ªan la lavadora al un¨ªsono, ninguna consegu¨ªa hacer la colada.
"El que no tiene luz es que no quiere... Gente que anda en coche sin carn¨¦"
El generador de gas¨®leo da para unas bombillas, no para la nevera
El camino que separa Lugo de Gunt¨ªn marca tambi¨¦n el l¨ªmite entre la red de suministro de Fenosa, que abastece al segundo, y la compa?¨ªa Barras El¨¦ctricas Galaico-Asturianas, SA (Begasa), que da p¨¢bulo a las bombillas del municipio capitalino. En este mapa el¨¦ctrico de la frontera, A Piqueira es tierra de nadie. Carmen, la ¨²nica vecina que tiene luz, disfruta de ella porque ha pagado de su bolsillo un transformador privado que decora su finca y se ha conectado, precisamente, a Barras, la compa?¨ªa que no le corresponde. El aparato ardi¨® una vez, y fue tan caro el arreglo que ahora, para curarse en salud, adem¨¢s de abonar los recibos, paga dos seguros distintos.
Los dem¨¢s sobreviven como pueden. Con peque?os generadores a gas¨®leo que s¨®lo consiguen alimentar unas pocas bombillas. La energ¨ªa que producen no basta para los electrodom¨¦sticos, "ni siquiera para una nevera", asegura Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez, el concejal socialista que, desde la oposici¨®n, ha convertido en suya la causa de estos vecinos que viven a tientas. La mayor¨ªa, de lunes a jueves, duermen en Lugo, donde trabajan, porque la vida dom¨¦stica, sin corriente, es inc¨®moda en Gunt¨ªn; el lugar en el que hab¨ªan proyectado vivir y donde, seg¨²n el propio edil, edificaron bajo esa autorizaci¨®n tan gallega del ti vai facendo, que ya luego vendr¨¢n los papeles.
Hace unos a?os, Begasa sopes¨® la posibilidad de comprarle el poste y el transformador a Carmen, sacarlos fuera de su finca y dar suministro a todas las casas. Pero, seg¨²n cuenta la vecina, la compa?¨ªa se ech¨® atr¨¢s porque los recibos tardar¨ªan en compensarle los gastos. Tambi¨¦n la Conseller¨ªa de Innovaci¨®n e Industria realiz¨® un estudio de viabilidad, y calcul¨® que la obra, para dar energ¨ªa a aquellas propiedades, costar¨ªa 36.000 euros, as¨ª que termin¨® descartando la posibilidad por su excesivo precio.
Ahora, con financiaci¨®n de la Xunta, el Ayuntamiento proyecta mandar por canalizaci¨®n el agua de una fuente cercana a las viviendas. Para bombearla, Fenosa llevar¨¢ hasta las proximidades de A Piqueira el tendido el¨¦ctrico de San Mamede, pero ser¨¢ ¨¦sta una acometida en exclusiva para el surtidor. Los vecinos, una y otra vez, ven la luz al final del t¨²nel, pero, quiz¨¢s porque son pocos y no todos votan en Gunt¨ªn, siguen a oscuras.
Claro que en este municipio no son los ¨²nicos faltos de energ¨ªa. En A Mota, parad¨®jicamente con vistas al embalse de Belesar, otra casa sobrevive sin electrodom¨¦sticos y con la mortecina luz que proporciona un generador con motor de dos caballos. Las viviendas de alrededor han ido enganch¨¢ndose a Fenosa, previo pago de 3.000 euros, pero esta casa, humilde donde las haya, no ha juntado tanto. En el bar, en Gunt¨ªn pueblo, si se saca el tema alguien da un manotazo al aire como queriendo apartarlo. Por insignificante. "Son formas de vivir", dicen, "hoy en d¨ªa, el que no tiene luz es porque no quiere. Es gente sin trabajo fijo, que vive a su manera... Gente que conduce un coche sin carn¨¦".
En la otra direcci¨®n, a San Rom¨¢n da Retorta, la luz llega, pero tan escasamente que, al atardecer, cuando se prenden las farolas p¨²blicas, las casas se quedan en penumbra. Las bombillas flojean y los aparatos el¨¦ctricos ya no se pueden encender. Al final, aunque le cueste un dineral, la que mejor est¨¢, de todos estos vecinos olvidados por las compa?¨ªas el¨¦ctricas (que aqu¨ª no acompa?an demasiado) es la familia de Carmen. Ellos incluso tienen un potente alumbrado p¨²blico. P¨²blico porque est¨¢ en la carretera. Aunque Begasa se lo incluya en la factura dom¨¦stica.
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