La piel tintada
Esta primavera Madrid se colorear¨¢ como nunca de dibujos, de pigmentos y trazos movi¨¦ndose al ritmo de los cuerpos, contone¨¢ndose con el balanceo de los brazos, el escorzo de los cuellos, el blandir de las espaldas. El buen tiempo deshojar¨¢ la ropa y exhibir¨¢ los tatuajes. Cada vez m¨¢s madrile?os se decoran el f¨ªsico con cenefas maor¨ªes, con geishas, con soles o delfines.
El color m¨¢s bello de las ciudades no est¨¢ en sus cielos o sus edificios, en la eslora de sus playas o en sus osamentas monta?osas, sino en su piel, en la piel de los ciudadanos que la dibujan. A las nuevas tonalidades que ha tra¨ªdo la inmigraci¨®n se suman los estampados de tinta que marcan como nunca todos los lienzos raciales. Figuras y pinturas en movimiento, vivos como los graffitis que aparecen y desaparecen de las fachadas, que reinventan el rostro de la ciudad.
El color m¨¢s bello de las ciudades est¨¢ en la piel de los ciudadanos que la dibujan
Esta villa va poco a poco adquiriendo una cultura de tattoo como ya la tiene Berl¨ªn, las grandes urbes escandinavas y, por supuesto, San Francisco, la capital mundial de este arte. En los a?os noventa Madrid vivi¨® el boom del tatuaje y abrieron numerosos locales sobre todo en la calle Fuencarral, en Montera y en el barrio de Malasa?a. Hace tres a?os se registraron 69 en toda la Comunidad. En estos estudios ya trabajan algunos de los mejores tatuadores de Europa como Eneko, Roberto Hern¨¢ndez, El Rayo o Jace, artistas con gran formaci¨®n llegados de todos los lugares del mundo.
El dibujo corporal est¨¢ perdiendo sus connotaciones presidiarias, macarras e incluso underground gracias a programas de televisi¨®n como Miami Ink pero, sobre todo, a los famosos. Muchos futbolistas y cantantes son v¨ªctimas y la vez propagadores de una fiebre que contagia a sus admiradores. Las estrellas dibujadas en los brazos de Dani Mart¨ªn, de El Canto del Loco, o en los codos de Guti se han convertido en toda una constelaci¨®n en el cuerpo de gran parte de sus seguidores. S¨®lo en el estudio Tattoo Magic del Mercado de Fuencarral han silueteado unas 5.000 en los ¨²ltimos meses.
Aunque los dibujos indelebles de los ¨ªdolos del bal¨®n y la canci¨®n no sean precisamente obras de arte, s¨ª que contribuyen a la aceptaci¨®n social del tatuaje. Madrid va poco a poco abri¨¦ndose, sacudi¨¦ndose sus complejos de poco moderna y vanguardista, no s¨®lo frente a Barcelona sino ante las grandes capitales europeas. El dibujo sobre la piel es un tab¨² que est¨¢ desapareciendo paulatinamente aunque sea a base de caballitos de mar y lunas en los tobillos de las chicas y de alambres de espino y telara?as en los brazos de los chicos.
El tatuaje vive su apogeo. Algunos de los estudios m¨¢s prestigiosos de Madrid como el pionero Mao & Cathy, Tattoo Magic (donde acuden algunos jugadores del Real Madrid) o Por Vida atienden peticiones con una semana y media de retraso para un tatuaje peque?o y sin gran complicaci¨®n.
Para hacerse un dibujo de dise?o exclusivo y con muchos colores que cubra toda una pierna o un om¨®plato hay que esperar cinco meses (a pesar de que un trabajo de este tipo cuesta alrededor de 400 euros).
Ejecutivos de AZCA esconden serpientes y calaveras bajo el traje, cincuentonas lucen mariposas en el hombro mientras esperan su turno en la carnicer¨ªa... los tatuajes son cada vez m¨¢s numerosos, grandes y visibles en todo tipo de personas.
Imprimirse algo a sangre significa estar seguro de uno mismo y una ciudad que no reprueba el pigmento bajo la piel es una comunidad tolerante que contribuye a la autoafirmaci¨®n, que se enriquece con la singularidad de sus habitantes.
Tatuarse est¨¢ de moda aunque alberga la paradoja de que es eterno, un hecho aparentemente incompatible con la fugacidad de cualquier tendencia. Pero lo que est¨¢ realmente en boga es no pensar en el ma?ana, es la vida al d¨ªa, es el verano aproxim¨¢ndose a las terrazas y las playas, a las discotecas y a los dormitorios donde lucir¨¢ la tinta barnizada de sudor.
Algunos tatuadores de Madrid pronostican que la demanda est¨¢ tan alta que s¨®lo puede mermar. A lo que realmente auguran un prometedor futuro es al negocio del borrado. Hasta ahora la mejor forma de tapar un tatuaje era camuflarlo con otro, desvirtuar sus l¨ªneas hasta convertirlo en un dibujo diferente. Ahora, sin embargo, las nuevas t¨¦cnicas de l¨¢ser y ultrasonido ya no juegan a disfrazar el pasado, directamente fulminan la eternidad.
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