El ordenador de Carine

La primera reacci¨®n de la moda ante Internet no fue entusiasta. Pero cuando hasta una instituci¨®n como el Metropolitan de Nueva York abraza con fervor el fen¨®meno blog llega la hora de admitir que la web ha cuajado en la industria. El museo tiene abierta una peculiar muestra, blog.mode: addressing fashion, que invita a chatear sobre trajes del XVIII.

Ante tal choque de eras, poco importa que International Herald Tribune publicase que cerca del 50% de los profesionales del sector son tecnof¨®bicos. Carine Roitfeld, directora del Vogue franc¨¦s, no tiene ordenador; Marc Jacobs no usa Google y Nicolas Ghesqui¨¨re "no est¨¢ muy metido en Internet".

En algunos casos, los dise?adores viven deliberadamente de espaldas a la inform¨¢tica, pero eso no ha sido obst¨¢culo para la revoluci¨®n. Los desfiles eran un espect¨¢culo restringido a pocos centenares de personas en el mundo, y a¨²n hay aut¨¦nticas tortas por entrar, pero gracias a style.com millones de personas pueden saber lo que sucede en ellos al instante.

El pasado domingo, el Met organiz¨® una conferencia. All¨ª estaba Cathy Horyn, cr¨ªtica de moda de The New York Times, que mantiene desde hace m¨¢s de un a?o un blog. Sus posts nacieron para contar cosas interesantes, pero que no merec¨ªan un art¨ªculo entero. Hoy son el punto de partida de espesos debates entre sus fieles seguidores. Junto a ella estaban The Sartorialist y Diane Pernet, que mantienen bit¨¢coras que han revolucionado la difusi¨®n de la moda. El primero, retratando el estilo de gente an¨®nima. La segunda, aut¨¦ntica pionera, dando voz a creadores emergentes.

Son estrellas de un fen¨®meno nutrido tambi¨¦n por an¨®nimos entusiastas que transmiten cada ocurrencia est¨¦tica con genuina pasi¨®n. Ayer, por ejemplo, antes de que Gianfranco Ferr¨¦ emitiera su comunicado, la Red ard¨ªa con el inminente nombramiento de los dise?adores italianos 6267 como nuevos directores creativos.