Conversaciones en Babel
Ensayo. El caso de Kwame Oppiah, estrella ascendente de la filosof¨ªa liberal, es paralelo al de Barack Obama. Como el triunfador de las primarias del Partido Dem¨®crata, este profesor afroamericano es producto del mestizaje cultural: madre brit¨¢nica, padre ghan¨¦s (miembro de la ¨¦lite que lider¨® la primera independencia de un pa¨ªs africano) y ¨¦l mismo criado en Kumasi, la capital del antiguo reino ashanti, para pasar despu¨¦s a iniciar desde la Universidad de Cambridge una fulgurante carrera que le ha conducido hasta la cumbre acad¨¦mica de Princeton, una vez nacionalizado estadounidense. Aunque su especializaci¨®n es la ¨¦tica, alcanz¨® celebridad por su libro En la casa de mi padre (1992), obra cumbre de los estudios culturales donde celebra el clima de efervescente diversidad ¨¦tnica que presidi¨® su educaci¨®n sentimental. De ah¨ª que sus ¨²ltimos libros, como este Cosmopolitismo, se centren en la pol¨ªtica de las identidades y la globalizaci¨®n multicultural.
La tesis de su obra es que los inevitables conflictos entre las diversas identidades colectivas (de sexo, g¨¦nero, raza, religi¨®n, etc¨¦tera) s¨®lo pueden encauzarse mediante una conversaci¨®n abierta. Como podr¨¢ advertirse, de ah¨ª a la discutida "alianza de civilizaciones" propuesta por Zapatero no hay m¨¢s que un paso, si bien dif¨ªcil de dar. Pues como buen liberal, Appiah desconf¨ªa de Estados o Gobiernos, y mucho m¨¢s si se trata de un para ¨¦l indeseable Gobierno Mundial. No, en lo que Appiah est¨¢ pensando es en conversaciones entre grupos de personas procedentes de culturas diversas que compartan experiencias en com¨²n, aunque difieran en sus valores universales. Una conversaci¨®n como las que podr¨ªan darse en la Torre de Babel, a cuyo modelo pol¨ªglota nos estamos aproximando en este mundo cada vez m¨¢s intercomunicado. Es decir, en un mundo cada vez m¨¢s cosmopolita, que nos hace a todos responsables de los dem¨¢s y ante los dem¨¢s.
Ahora bien, las conversaciones con extra?os exigen traductores o int¨¦rpretes para que la Torre de Babel no se derrumbe. De ah¨ª la importancia de los mediadores interculturales, capaces de hacer posible semejante di¨¢logo conversacional. Un tema ¨¦ste que Appiah elude, pues como buen liberal supone que semejante mediaci¨®n surgir¨¢ espont¨¢neamente sin intervenci¨®n estatal. Lo cual es muy discutible, constituyendo la principal laguna del libro. Es la necesidad planteada por John Gray de que existan instituciones mediadoras capaces de negociar un modus vivendi para evitar y eventualmente resolver el conflicto intercultural. Pero si bien en este Cosmopolitismo, con su concepto de conversaci¨®n, Appiah plantea impl¨ªcitamente la cuesti¨®n del modus vivendi, sin embargo en su libro anterior (La ¨¦tica de la identidad) rechaza expl¨ªcitamente la postura de John Gray, al que acusa de multiculturalista por no respetar la autonom¨ªa de los individuos.
Lo mejor del libro es su cap¨ªtulo quinto, La primac¨ªa de la pr¨¢ctica, donde trata de superar el conflicto de valores pluralistas planteado por Isaiah Berlin. Dando la raz¨®n a ¨¦ste, Appiah sugiere que el universalismo es inalcanzable, pues "no se trata de un conflicto entre valores sino de un conflicto de intereses expresado en funci¨®n de los valores" (p¨¢gina 118). Y para escapar al dilema, Appiah plantea hacer descender el conflicto desde los valores universales hasta las pr¨¢cticas concretas socialmente determinadas: "Son las pr¨¢cticas y no los principios las que nos permiten vivir juntos en paz" (p¨¢gina 124). Las pr¨¢cticas, es decir, las costumbres (como en la ya famosa formulaci¨®n de Rajoy), que van variando hasta hacerse convergentes al comp¨¢s de la interacci¨®n y el cambio social. Las pr¨¢cticas, los h¨¢bitos, las experiencias
..., o sea, los procedimientos, pues se trata de buscar no el imposible universalismo de los fines (los valores) sino la mucho m¨¢s modesta compatibilidad de los medios (los procedimientos). Un pragmatismo ¨¦ste que matiza en buena medida el liberalismo de Appiah.
Y para acabar de perfilar el atractivo cosmopolitismo de Appiah, nada mejor que contrastarlo con un modelo est¨¢ndar como el planteado por el fil¨®sofo catal¨¢n Bilbeny. Este conocido autor define el cosmopolitismo universalista como la ant¨ªtesis del patriotismo localista o nacionalista. De ah¨ª que denuncie lo que ¨¦l llama un seudocosmopolitismo patri¨®tico como el que cree encontrar en el cosmopolitismo enraizado de Appiah. Y es que, en efecto, a fuer de liberal, Appiah rechaza el cosmopolitismo obligatorio y s¨®lo acepta el cosmopolitismo libremente elegido. Ahora bien, las elecciones se adoptan por libre compromiso emocional. Y seg¨²n sostiene Appiah, siempre es m¨¢s f¨¢cil comprometerse emocionalmente con aquellos otros con quienes se han compartido experiencias comunes, ya sean sociales o imaginadas. De ah¨ª que el compromiso emocional del cosmopolitismo est¨¦ fundado en los contextos locales, m¨¢s que en los universales.
Cosmopolitismo. La ¨¦tica en un mundo de extra?os y La ¨¦tica de la identidad. Kwame Anthony Appiah. Traducciones de Lilia Mosconi. Katz. Buenos Aires, 2007. 242 p¨¢ginas. 17,80 euros. / 401 p¨¢ginas. 22,60 euros. La identidad cosmopolita. Norbert Bilbeny. Kair¨®s. Barcelona, 2007. 222 p¨¢ginas. 11,50 euros.
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