Fantas¨ªas de mujer
Fabular en torno al retrato de un hombre que no lleg¨® a conocer es el origen del que nacen las extra?as, inquietantes y bell¨ªsimas obras de Ellen Kooi (Leeuwarden, Holanda, 1962). "De peque?a me asombraba la fotograf¨ªa con su extra?o silencio. Encontr¨¦ una de mi abuelo y me imaginaba todo tipo de historias alrededor de su rostro. Era mi h¨¦roe. M¨¢s tarde me enter¨¦ de cosas que me derrumbaron el mito. Igual fue ¨¦ste el origen de lo que hice m¨¢s tarde cuando comenc¨¦ a trabajar con la realidad aparente de una foto para contar mis propias historias".
Sus dos aficiones, el arte y el teatro, llevaron a esta holandesa que sale poco de Haarlem, a 20 kil¨®metros de Amsterdan, donde vive, a trabajar con la c¨¢mara como lo hac¨ªa con los pinceles en la escuela de bellas artes dondes estudi¨®. Su vida cambi¨® el d¨ªa en que afront¨® uno de los trabajos pr¨¢cticos, hacer carteles. Sac¨® de su mochila el mont¨®n de fotos que hab¨ªa ido tomando a grupos teatrales y el p¨®ster le qued¨® tan estupendo que todas las compa?¨ªas de c¨®micos s¨®lo quer¨ªan ser captados por su c¨¢mara. "Ten¨ªa que hacer carteles de obras que a¨²n no se hab¨ªan estrenado y fue a partir de ah¨ª cuando empec¨¦ a interesarme en la relaci¨®n entre cuerpo y tiempo de una forma m¨¢s espacial", dijo en una entrevista a Catherine Somz¨¦.
Ellen Kooi no deja nada al azar en su trabajo. Como si realizara una pel¨ªcula, primero dibuja la escena y luego dirige a sus modelos. Busca localizaciones y sit¨²a la acci¨®n en un paisaje. Pero, parad¨®jicamente, sus fotograf¨ªas no parecen en absoluto elaboradas, son de una espontaneidad incre¨ªble.
Ella retrata como pintaban los grandes maestros holandeses del siglo XVII. Con una diferencia: en cada obra de esta mujer se esconde una historia, un relato que habla de melancol¨ªa, desenga?o o frustraci¨®n. Cuando se observa una foto de Ellen Kooi y sus campos de hierba h¨²meda, canales y bosques, se sabe de inmediato de d¨®nde son estos paisajes. Forman parte de la tradici¨®n heredada de Salom¨®n o Jacob van Ruisdael. "La mayor parte de mi trabajo est¨¢ relacionada con mi entorno. La gente que lleg¨® a Holanda no vino y se asent¨® sin m¨¢s; tuvimos que construir el espacio alrededor nuestro, porque el agua nos rodea. Hemos adoptado el paisaje a nuestras necesidades. Con mis fotos intento recrear mis impresiones de algunos paisajes. Son met¨¢foras para esas sensaciones".
Octavio Zaya, comisario de la exposici¨®n de Ellen Kooi que podr¨¢ verse en La Casa Encendida de Madrid, sugiere alguna intenci¨®n m¨¢s profunda: "Ella utiliza una naturaleza perfecta para producir im¨¢genes on¨ªricas. Recurre a ella para crear lugares donde ocurren acontecimientos ambiguos e inexplicables. Mientras Kooi sostiene ante nosotros el paisaje ideal, sus personajes y sus misteriosas acciones parecen consumidos en algo que podr¨ªa socavar ese ideal. En esos paisajes se muestra tanto la belleza como la desorientaci¨®n".
Siempre hay mujeres en las f¨¢bulas de Ellen Kooi. En movimiento, en soledad. Es de las pocas fot¨®grafas que adoptan la naturaleza como el escenario donde se desarrolla la acci¨®n. A veces hace gui?os o rinde homenajes sinceros a los artistas que m¨¢s han influido en su trabajo, como Caspar David Friedrich. Por ejemplo, el retrato de la mujer vestida de rojo hundida en un mar de espigas remite a uno de los cuadros emblem¨¢ticos del arte contempor¨¢neo, Christina's world, del estadounidense Andrew Wyeth. "Inconscientemente siempre doy a mis fotos una dimensi¨®n de peligro. Algo que es y est¨¢ puede perderse para siempre".
Sus personajes provocan inquietud. Son los sue?os de una mujer que puede conseguir que los ni?os broten de los ¨¢rboles como si fueran cerezas, pero aunque se permita tales licencias, esta "equilibrista, funambulista del tiempo" detesta que a su trabajo se le a?ada la palabra surrealista, y mucho m¨¢s la de realismo m¨¢gico.
Una de sus preguntas recurrentes es acerca de la influencia de la geograf¨ªa en las personas, y, una vez m¨¢s, Kooi se remonta a sus recuerdos de infancia: "Viv¨ªa con mis padres en los suburbios de una ciudad. A un lado de la calle hab¨ªa amplios espacios verdes, y al otro, rascacielos. Era un entorno dual y todav¨ªa me acuerdo de la forma diferente en que me sent¨ªa a un lado u otro de la calle". De ah¨ª, de su almac¨¦n de vivencias, procede esa inquietud que se desprende de sus vistas panor¨¢micas. De hecho, una de sus primeras obras tuvo que ver con la ciudad de Groningen y los canales: "Siempre me interes¨®", dice, "observar c¨®mo la gente espera mientras los barcos y el tiempo pasan". Kooi utiliza en muchos de sus trabajos el cuerpo humano como puente. "Core¨®grafos como Pina Bausch o Jan Fabre han tenido una influencia muy importante sobre mi trabajo. Ellos me ense?aron c¨®mo el cuerpo es un medio de expresi¨®n". Son historias sin final, "las cuento para que el espectador pueda inventar las suyas". ?se es el reto.
Exposici¨®n de Ellen Kooi en La Casa Encendida, de Obra Social Caja Madrid, del 15 de abril al 15 de junio.

Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.