El 'kokku' madrile?o

El kokku (cocinero en japon¨¦s) Alberto Chicote habla ronco y r¨¢pido desde Logro?o. "Todo ese rollo en torno a la cocina que tienen algunos que dicen 'si no entiendes mi plato es que no sabes entender la cocina porque no tienes la cultura suficiente', me parece una mamarrachada. La cocina est¨¢ para pas¨¢rselo bien. Yo s¨®lo tengo una finalidad, y es que el que salga de mi restaurante sea m¨¢s feliz que cuando entr¨®". Tiene prisa porque le espera una entrevista radiof¨®nica y no hay mucho tiempo para explayarse, pero aprovecha los minutos al m¨®vil para hacer un perfil r¨¢pido de lo que ser¨¢n los libros que pronto podr¨¢n tener entre manos los lectores de EL PA?S.

Ma?ana mi¨¦rcoles se podr¨¢ adquirir, por 2,95 euros al comprar el diario, el primer recetario de Alberto Chicote. Y el pr¨®ximo martes, un nuevo libro al comprar el peri¨®dico. "Como una de las condiciones era que las recetas fueran asequibles, hemos hecho eso: eliminar los condicionantes t¨¦cnicos que las dificultan". Y buscando siempre que se puedan llevar a cabo las recetas "con los ingredientes que hay en cualquier despensa".

Fusiona el exotismo de la cocina japonesa con la mediterr¨¢nea.

Alberto Chicote (Madrid, 1968) fusiona en su restaurante No-Do, en Madrid, el exotismo de la cocina japonesa con lo m¨¢s tradicional de la mediterr¨¢nea. As¨ª, lo mismo se puede encontrar entre las recetas recogidas para este libro un won-ton de pilpil y r¨²cula que unas caballas marinadas al vinagre de Jerez con picada thai de mangos, o un gazpacho de mel¨®n con sorbete ¨¢cido de lim¨®n y jengibre, o un steak tartar con un peque?o toque oriental. "Hay que dejar que el instinto te sugiera cosas. Yo dejo una berenjena en la cocina hasta que la verdura me dice algo". Lo dice alguien a quien le entusiasman de igual manera "unos macarrones con tomate que unos berberechos crudos".

Con 16 a?os, Chicote a¨²n no ten¨ªa claro que quer¨ªa dedicarse a la cocina. "Me llam¨® la atenci¨®n. Empec¨¦ sin saber muy bien por qu¨¦ y mira. Esto no es un oficio, es un modus vivendi". Y al final, cuenta, ha resultado que "todo gira alrededor de la cocina". Lo que no sabr¨ªa decir con exactitud es cu¨¢l es su receta favorita. "Creo que lo de los platos es como lo de las pelis: cada d¨ªa te apetece uno".

Sugerir pensamientos al paladar inventando gustos diferentes es una de sus filosof¨ªas. La ausencia de artificio y de complicaci¨®n -"he descubierto que me gustan las cosas sencillas"- es otra.

Admira a Santi Santamar¨ªa, a Ra¨²l Aleixandre (del restaurante Ca Sento de Valencia), y al japon¨¦s Wakuda, pero a este madrile?o no le hace falta que venga nadie a compararle con algunos de los grandes chefs. "No hay nada que me diferencie de otros. Da igual qui¨¦n es mejor. Lo importante es intentar pasar de todo y plantearte que te lo tienes que pasar bien en la cocina con lo que haces", afirma. "Yo s¨®lo tengo esa finalidad", reitera, "que la gente sea m¨¢s feliz". "Y ahora te dejo, lo siento, que llaman los otros".