Gitanos y payos de Galicia
Ocurre aqu¨ª, en el pa¨ªs que se ha adelatando al apag¨®n anal¨®gico y ha conseguido llevar la TDT a A Fonsagrada, ocurre en Pontevedra y tambi¨¦n en A Coru?a, la ciudad que en el mismo a?o que celebra el octavo centenario de su historia alienta como sue?o colectivo la designaci¨®n de la torre de H¨¦rcules como patrimonio de la Humanidad. Los payos de Galicia se manifiestan contra los gitanos de Galicia. Y nos ocurre a nosotros, este pa¨ªs de emigrantes y exiliados, que han tenido que integrarse, mal que bien, en el resto del mundo.
Aqu¨ª no se percib¨ªa la inmigraci¨®n como un problema y ahora tenemos que entender que es porque las cifras de inmigrantes en Galicia son m¨¢s bajas que en el resto de Europa. Pero este sobrevenido conflicto con los gitanos nos debe hacer pensar que, aunque incoherentes con nuestra propia historia de ¨¦xodos, la ciudan¨ªa de Galicia no es ajena a los peores sentimientos de xenofobia y racismo. Es cierto que es un conflicto entre pobres que quieren dejar de serlo y menos pobres que quieren que su vivienda de protecci¨®n tenga m¨¢s valor. A los ricos siempre les pilla m¨¢s lejos el problema. Un problema que no es f¨¢cil de solucionar de inmediato porque requiere cambios estructurales y un asunto del que nos cuesta hablar.
El problema que se debate ahora en las calles de Galicia tiene que ver con el racismo
Confieso que lo he pensado mucho antes de escribir este art¨ªculo, pero esta ma?ana he asistido a un episodio que me desconcierta ya demasiado. En plena calle, mientras ped¨ªan monedas sueltas a los clientes que entr¨¢bamos y sal¨ªamos de un quiosco, dos hermanos gitanos, ni?o y ni?a de entre apenas doce y catorce a?os se insultaban y pegaban -mejor dicho, ¨¦l le pegaba a ella-; la discusi¨®n entre adolescentes era tan t¨®pica como tambi¨¦n lo es habitualmente entre hermanos payos, y los golpes de ¨¦l a ella, tan machistas como el machismo lamentablemente tambi¨¦n propio de los payos varones. Nadie interven¨ªa ni se interpon¨ªa a pesar de que los golpes aumentaban. Estoy seguro de que la reacci¨®n de los transe¨²ntes hubiese sido bien distinta si fuesen dos ni?os payos. Eso se llama racismo.
El problema que se debate estos d¨ªas en las calles de Galicia tiene que ver con el racismo y tambi¨¦n con dos problemas que no son genuinamente ni de gitanos ni de payos. El chabolismo y el tr¨¢fico de drogas ilegales no son problemas ¨¦tnicos. El chabolismo sigue siendo un problema real y arraigado en una sociedad que afronta una evidente desacleraci¨®n econ¨®mica porque, entre otras cosas y parad¨®jicamente, se han construido de promoci¨®n privada unos cuantos miles de viviendas de m¨¢s en los ¨²ltimos a?os. Las drogas no son entendidas ni combatidas como una enfermedad de sus consumidores y el narcotr¨¢fico se mantiene opulento en medio de una opini¨®n p¨²blica que elude hip¨®critamente el debate de la legalizaci¨®n. Claro que hay racismo cuando se estigmatiza la delicuencia de los gitanos, a pesar de los elevados ¨ªndices cal¨¦s de miser¨ªa sus niveles de delincuencia no superan el 10%, lo que hace todav¨ªa m¨¢s heroico a ese 90% que se han integrado en este mundo de payos y no han sucumbido a la tentaci¨®n del delito como forma de vida.
No se puede seguir aplazando el problema. Los gitanos propiamente gallegos han dejado de ser n¨®madas desde los a?os sesenta del pasado siglo. El poblado de Penamoa surgi¨® en la mitad de la d¨¦cada de los ochenta para dejar sitio a la constrrucci¨®n en lo que ya es zona c¨¦ntrica de A Coru?a de un centro comercial. El asentamiento de Penamoa estorba ahora porque se modifica el trazado urban¨ªstico y quedar¨ªa muy feo que los payos entr¨¢semos en la ciudad con tanta miseria a la vista. El tiempo es necesario pero se acorta si se establecen medidas audaces. La integraci¨®n se ha conseguido en Vigo o en sitios como Maceda. En todo caso, la integraci¨®n de los gitanos no es ajena a que se erradique el chabolismo o se supere el narcotr¨¢fico. Eso afecta igual a gitanos y a payos, pero quiz¨¢s lo que los payos tengamos que poner de nuestra parte es la convicci¨®n de que los gitanos tambi¨¦n son patrimonio de la Humanidad.
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