Dos bofetadas del Chelsea

El Chelsea solt¨® dos soplidos para batir a un Fenerbah?e de papel que se las promet¨ªa felices, pero que se qued¨® tan boquiabierto como desencajado en un abrir y cerrar de ojos. Se presentaba el conjunto turco con ventaja (2-1 en la ida). Pero un tanto de Ballack cuando el adversario se quitaba las lega?as y otro de Lampard en el ¨²ltimo resuello (2-0) calificaron al Chelsea para las semifinales de la Champions al tiempo que reventaron el sue?o del Fenerbah?e.

Se abri¨® el tel¨®n y el Chelsea se encontr¨® con una falta en el v¨¦rtice del ¨¢rea. Lampard puso los brazos en jarras, levant¨® la cabeza y colg¨® el cuero al punto de penalti. All¨ª esperaba Ballack, que se adelant¨® a su marcador en el remate y cabece¨® picado y al palo opuesto. Salto medido, giro de cuello r¨ªtmico y gol inapelable. De escuela.

Gobernado por Alex y encendido por Deivid, el Fenerbah?e trat¨® de imponerse con el juego directo. Una suerte complicada si se atiende al eje de la zaga blue, con Terry y Carvalho excelentes en la anticipaci¨®n y soberbios en los balones a¨¦reos. As¨ª, sin m¨¢s alicientes, la emoci¨®n la puso Cudicini, que se lesion¨® en el primer acto al sacar de porter¨ªa. Con Cech en la grada por una lesi¨®n fortuita al chocar hace dos d¨ªas con un compa?ero -le cost¨® una cirug¨ªa facial-, Hil¨¢rio, suplente del suplente que ya se bati¨® el curso anterior con el Bar?a, se puso los guantes. Pero el Fenerbah?e, timorato, apenas inquiet¨® al meta. S¨®lo un remate de Lugano, que se perdi¨® por la l¨ªnea de fondo, y dos disparos en ¨²ltima instancia desde lejos llamaron a la puerta del Chelsea. Estaba cerrada.

Tampoco tuvo m¨¢s fortuna Drogba, el ariete del Chelsea, que regres¨® a la Copa de Europa con la gazuza del gol despierta. De movimientos instintivos e incisivos, mare¨® a la defensa rival, pero se top¨® con Demirel y las pocas asistencias de sus escuderos. S¨®lo Joe Cole, en el ala derecha, encar¨®, dribl¨® y prob¨® un disparo que escupi¨® el poste. Luego asisti¨® a Lampard, que defini¨® cuando el reloj daba la hora. Le bast¨® con poco al Chelsea, que se arrima al sue?o de su adinerado jerarca, Roman Abramovich: ganar la Champions.