Anfield corona a Torres
Un gol del espa?ol encarrila la clasificaci¨®n del Liverpool a costa de un Arsenal decepcionante
Afilado y elegante como Ian Rush, Fernando Torres ha empezado a llamar en su primera temporada en Anfield a la puerta reservada para las leyendas en el m¨¢s glorioso de los campos ingleses: The Legends. Su gol fue de una clase s¨®lo comparable al que marc¨® en San Siro ante el Inter. Media vuelta y trallazo lo m¨¢s cerca posible de la madera. Anfield no puede creerlo. Ha fichado a un atacante de verdad. As¨ª, le despidi¨® con una ovaci¨®n estremecedora. Su cambio coincidi¨® con el momento en el que el Liverpool se acababa de reponer a un golpe que parec¨ªa definitivo: la contra vertiginosa de Walcott que defini¨® Adebayor y que pon¨ªa al Arsenal a diez minutos de las semifinales. Pero Reina levant¨® a sus compa?eros y, al siguiente ataque de los reds, Tour¨¦ cometi¨® un penalti sobre Babel que transform¨® Gerrard. El partido alcanz¨® una intensidad insuperable en el tramo final, un ida y vuelta constante que aprovech¨® el Liverpool para machacar.
LIVERPOOL 4 - ARSENAL 2
Liverpool: Reina; Carragher, Hyypia, Skrtel, Fabio Aurelio; Kuyt (Arbeloa, m. 93), Mascherano, Alonso, Gerrard; Torres (Riise, m. 87) y Crouch (Babel, m. 78). No utilizados: Itandje; Voronin, Benayoun, y Leiva.
Arsenal: Almunia; Tour¨¦, Gallas, Senderos, Clichy; Ebou¨¦ (Walcott, m. 72), Cesc, Flamini (Gilberto, m. 42), Diaby (Van Persie, m. 72); Hleb; y Adebayor. No utilizados: Lehmann; Song, Bendtner y Hoyte.
Goles: 0-1. M. 13. Diaby bate raso a Reina. 1-1. M. 31. Hyypia cabecea un c¨®rner. 2-1. M. 69. Torres, a la escuadra. 2-2. M. 84. Adebayor, a pase de Walcott. 3-2. M. 86. Gerrard, de penalti. 4-2. M. 93. Contragolpe de Babel.
?rbitro: Peter Fr?jdfeldt (Suecia). Amonest¨® a Senderos y Tour¨¦.
45.000 espectadores en Anfield Road.
Ben¨ªtez se reafirma con un gran logro: tres semifinales en cuatro a?os
Rafa Ben¨ªtez consigue as¨ª un logro extraordinario: haber disputado tres semifinales de la Champions en cuatro a?os. Se enfrentar¨¢ al odiado Chelsea. En su intento por construir un poderoso Liverpool de largo aliento, ya no hay due?o que le tosa. Wenger, por el contrario, volvi¨® a evidenciar la debilidad de sus planteamientos en los partidos decisivos. Su equipo, que empez¨® como un rayo, se fue apagando hasta que lo rescat¨® por unos segundos el v¨¦rtigo de Walcott.
Y eso que el toque r¨¢pido y preciso de Cesc puso a bailar al Arsenal antes de que el Liverpool pudiera destensarse. En una de las triangulaciones dise?adas por el centrocampista, Diaby se plant¨® ante Reina y le convirti¨® en estatua de sal. El Liverpool desplazaba mucho el bal¨®n hacia atr¨¢s, como mandan los c¨¢nones, pero hab¨ªa una incomodidad manifiesta propiciada por la presi¨®n de los gunners. Cesc reinaba en el centro del campo. El juego de los reds se alarg¨® mucho, demasiado, hasta que Hyypia, muy solo, igual¨® de nuevo la eliminatoria.
Anfield huele a hierba y a viejo. Es un caldero de emociones al que no puede escapar nadie. En la banda, a escasos cuatro metros de Wenger, un Ben¨ªtez hiperactivo le indicaba por gestos a Hyypia que se olvidara de emparejarse con Adebayor, que para eso estaba el mucho m¨¢s veloz Skrtel. "Rafa, Rafael, Rafa, Rafael", entonaba la grada de The Kop sobre su entrenador, al que concede poderes de demiurgo, mientras ve¨ªa c¨®mo su equipo iba llevando poco a poco el partido al terreno que le interesaba, el emocional.
Tras marcar un ritmo fren¨¦tico en el arranque, el Arsenal pareci¨® fundido a la media hora. Dej¨® de tocar y se puso a correr. Tambi¨¦n acus¨® la marcha de Flamini, lesionado, y la llegada de un Gilberto Silva venido a menos. Los reds se impon¨ªan en casi todos los tackles y Fabio Aurelio, un brasile?o m¨¢s dotado para crear que para destruir, tambi¨¦n le ganaba el duelo a ras de suelo a Ebou¨¦, se?al de que el Liverpool era impulsado por el poderoso vapor que le env¨ªa Anfield. Xabi Alonso empez¨® a manejar con gusto a su equipo y Torres dio la impresi¨®n de estar a punto de alcanzar un buen bocado. El madrile?o ha llegado a Anfield para quedarse y ya s¨®lo Gerrard le discute la preferencia de la grada.
Cada vez m¨¢s aislado Adebayor, el Arsenal empez¨® a enviar s¨ªntomas de estar a punto de fenecer. Cesc levant¨® la cabeza y se encontr¨® con la peor sorpresa: nadie se mov¨ªa para desmarcarse. El Liverpool tom¨® la iniciativa. Y Ben¨ªtez encontr¨® la jugada que estaba buscando: el pelotazo largo a Crouch, que baj¨® el bal¨®n a Torres y El Ni?o se encarg¨® de todo lo dem¨¢s: revolverse dentro del ¨¢rea, abrirse el ¨¢ngulo de tiro, armar la derecha y enviar un trallazo a la escuadra. T¨¦cnica pura y dura que desmelen¨® el choque hasta el final. Un precipicio del que sali¨® airoso el t¨¦cnico m¨¢s fr¨ªo, el que supo templar mejor los nervios. Algo en lo que Ben¨ªtez es, sin duda, un maestro.
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