Lo pol¨ªticamente correcto no aterriza
La cuesti¨®n si hay racismo o no en el deporte espa?ol la tienen mucho m¨¢s clara en Inglaterra que en Espa?a. Seg¨²n los ingleses, Espa?a es en este sentido un pa¨ªs retr¨®grado. Un diario de Londres denunci¨® hace poco "la plaga de racismo" entre los forofos espa?oles. Basan su opini¨®n en tres incidentes ocurridos en los ¨²ltimos tres a?os. Los aullidos de mono en el Bernab¨¦u dirigidos a jugadores negros ingleses durante un partido supuestamente "amistoso" entre Espa?a e Inglaterra; la frase "negro de mierda" que el seleccionador espa?ol, Luis Aragon¨¦s, utiliz¨® refiri¨¦ndose al jugador franc¨¦s Thierry Henry, y los cuatro bobos que se disfrazaron de gorilas para insultar al piloto de f¨®rmula 1 Lewis Hamilton en el circuito barcelon¨¦s de Montmel¨®.
Aparte de la iron¨ªa no percibida por los ingleses de que detr¨¢s de su indignaci¨®n se esconde un sentimiento de superioridad racial hacia los espa?oles en particular, y los "latinos" en general, hay un par de reflexiones que se podr¨ªan hacer.
Primero, que hay matices culturales que se pierden, y que tienden a conclusiones faciloides o equivocadas, cuando uno pretende interpretar a otro pa¨ªs bas¨¢ndose en traducciones literales de los hechos. En Espa?a existe un grado de tolerancia en el terreno de los insultos que quiz¨¢ no se detecte en ning¨²n otro pa¨ªs del mundo. Las cosas que declaran los espa?oles que le van a hacer a las madres de otras personas o a la Virgen o, incluso, a Dios se considerar¨ªan escandalosamente intolerables en Londres o Nueva York y, seguramente, en Tokio y Pek¨ªn. En Espa?a expresarse as¨ª es tan habitual que las palabras pierden casi todo su valor, con lo cual su capacidad de herir es m¨ªnima. Lo mismo en cuanto a las referencias constantes en conversaci¨®n a las partes m¨¢s ¨ªntimas de la anatom¨ªa humana. Exclamaciones que un p¨¢rroco espa?ol considerar¨ªa normal ser¨ªan, en otro lugar, inaceptablemente profanas. Por eso aquello del "negro de mierda" suena mucho m¨¢s chocante en versi¨®n inglesa que en versi¨®n original
Segundo, es verdad, por otro lado, que los ingleses, por m¨¢s hooligans que sean, tienden a ser m¨¢s pol¨ªticamente correctos que los espa?oles; que demuestran m¨¢s delicadeza con personas de otras razas. Es casi inimaginable hoy en d¨ªa que en un campo de f¨²tbol ingl¨¦s se oiga a un aficionado imitando a un chimpanc¨¦ al llegar el bal¨®n a los pies de un jugador negro. Entre otras cosas, porque el aficionado sospechar¨ªa seriamente que si sucumbiera a la tentaci¨®n de hacerlo la gente que le rodeaba le dar¨ªa una paliza.
En este caso la diferencia reside en el hecho de que en Inglaterra, como en Francia y Holanda, ha convivido gente de diferentes razas durante bastante m¨¢s tiempo que en Espa?a. Aqu¨ª es cuesti¨®n de apenas 15 a?os; en Inglaterra, 60. Si hubiese habido jugadores africanos en la Liga inglesa en los a?os cincuenta, los chillidos simios en los campos del Liverpool o del Newcastle United se hubieran o¨ªdo desde Madrid. Incluso en los a?os setenta, cuando lleg¨® una oleada de inmigrantes de origen paquistan¨ª a Inglaterra, los incidentes racistas eran de una frecuencia e intensidad muy por encima de lo que se vive hoy en Espa?a.
Determinar, en el fondo, si un pa¨ªs es m¨¢s racista que otro no es f¨¢cil. Si uno se basara meramente en los insultos que se oyen en el ambiente tribal, desmelenado de un campo de f¨²tbol, se podr¨ªa concluir, incluso poniendo en la balanza la sutil cuesti¨®n de las particularidades culturales, que Espa?a no sale muy bien parada comparada con otros pa¨ªses de Europa occidental. Tambi¨¦n es verdad que, por motivos obvios hist¨®ricos, la relaci¨®n entre blancos y negros no es tan natural, ni fluida en Espa?a como en otros pa¨ªses. Se ven muchas m¨¢s parejas de raza mixta en las calles de Londres y Par¨ªs que en Madrid. Ya ha habido capitanes negros de las selecciones inglesas y francesas de f¨²tbol.
Pero, por otro lado, por dar un ejemplo de lo complejo que es el tema, est¨¢n los disturbios raciales de los ¨²ltimos a?os en los barrios marginados de Par¨ªs. Y en cuanto a la autocomplacencia inglesa, el Instituto de Relaciones Raciales de Londres sac¨® un informe hace un par de meses que sugiere que quiz¨¢ haya un problema apreciablemente m¨¢s grave en Inglaterra que el mal gusto que pueden o no tener los aficionados de f¨²tbol espa?oles. El informe demostr¨® que el ¨ªndice de asesinatos racistas en Inglaterra va en aumento; que entre febrero de 2003 y diciembre de 2007, 33 personas murieron a manos de gente a la que no les gust¨® el color de su piel.
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