El examen de las esfinges
Dos esfinges. Es lo que parec¨ªan el general de cuatro estrellas David Petraeus y el embajador Ryan Crocker, los dos notables personajes responsables de la pol¨ªtica militar y civil de Estados Unidos en Irak, durante su comparecencia de dos d¨ªas ante las comisiones especializadas del Senado y de la C¨¢mara de Representantes para informar sobre la situaci¨®n en la antigua Mesopotamia.
Como en su anterior comparecencia de septiembre del a?o pasado, tras la finalizaci¨®n del despliegue de los 30.000 hombres suplementarios decidida en el verano de 2007, Petraeus y Crocker demostraron lo que significa el concepto de public servant o servidor p¨²blico vigente en el mundo anglosaj¨®n, frente a las complicidades pol¨ªticas con el poder del concepto funcionarial tan extendido en los pa¨ªses latinos.
Petraeus y Crocker demostraron lo que significa el concepto de servidor p¨²blico
Ni el general, ni el diplom¨¢tico, ambos veteranos y perfectos conocedores de la situaci¨®n en el Pr¨®ximo y Medio Oriente, se casaron ni con la Administraci¨®n republicana, ni con la oposici¨®n dem¨®crata. Se limitaron a informar de lo bueno y de lo malo; de los avances y de los retrocesos, de lo que se ha ganado y de lo que se puede perder. Y pidieron, eso s¨ª, una pausa de 45 d¨ªas en la retirada de efectivos a partir de julio hasta que se pueda evaluar si los 140.000 hombres que quedar¨¢n en Irak en verano -los mismos que hab¨ªa antes de decidirse el aumento del a?o pasado conocido como the surge-, son suficientes para mantener la estabilidad relativa actual.
Ni Petraeus ni Crocker pretendieron ponerse medallas por la evidente mejora de la seguridad en el pa¨ªs, reflejada en una reducci¨®n dram¨¢tica de la violencia sectaria del 90% entre junio de 2007 y marzo de este a?o. Todo lo contrario. Petraeus advirti¨® de que, a pesar de esa mejora, la situaci¨®n es "fr¨¢gil" y puede ser "reversible", como lo demuestran los recientes enfrentamientos de Basora entre las tropas del gobierno de Nuri al Maliki y las milicias del cl¨¦rigo M¨²qtada al S¨¢der. Una operaci¨®n p¨¦simamente planificada en opini¨®n del general americano y de la que solo tuvo noticia horas antes de iniciarse. A pesar de su postura de esfinge se adivinaban en Petraeus instintos nada edificantes hacia la decisi¨®n unilateral adoptada por Maliki. Pero, tanto el general como el embajador, evitaron una cr¨ªtica directa del primer ministro iraqu¨ª por una paradoja evidente: la fuerza de Al Maliki reside, precisamente, en su debilidad pol¨ªtica. Ning¨²n otro dirigente chi¨ª lograr¨ªa el consenso obtenido por el actual primer ministro para formar gobierno por esa debilidad citada y que proviene de la poca implantaci¨®n a escala nacional de su partido, el Sawa. Su eventual ca¨ªda provocar¨ªa una confrontaci¨®n letal entre las dos fuerzas chi¨ªes mayoritarias de Al S¨¢der y el Consejo Isl¨¢mico de Irak de Mohamed al Hakim.
Naturalmente que esta percepci¨®n actual puede cambiar de la noche a la ma?ana con una matanza masiva de civiles o con la reapertura de hostilidades entre las diversas facciones chi¨ªes, que luchan, algunas con la descarada y mort¨ªfera ayuda de las Brigadas Al Quds de la Guardia Revolucionaria iran¨ª, por el control del poder en Bagdad. O por el reparto de los recursos petrol¨ªfero en Basora. Pero, a d¨ªa de hoy, el estado de ¨¢nimo en el americano medio es el que reflejan esos sondeos. Por primera vez en cinco a?os, se contempla otra posibilidad en Irak que no sea una derrota. No una "misi¨®n cumplida", como c¨®micamente anunci¨® Bush hace cinco a?os. Pero, s¨ª una salida digna, con un Irak federal, pero de una sola pieza, m¨ªnimamente estabilizado y en el que la ¨²nica derrota sea para la franquicia de Al Qaeda Irak, gracias, especialmente, a la ayuda de las tribus sun¨ªes, que, convencidas de que una guerra civil contra chi¨ªes y kurdos es imposible de ganar sin la ayuda de un Sadam Husein en Bagdad, est¨¢n contribuyendo con 90.000 hombres al esfuerzo militar de la coalici¨®n.
El mes pasado, se cumplieron 40 a?os de la Ofensiva del Tet, la mayor operaci¨®n militar lanzada por el ej¨¦rcito norvietnamita y el Viet Cong contra las fuerzas americanas en Vietnam. La ofensiva fue un completo desastre para los comunistas desde el punto de vista militar. El Viet Cong qued¨® casi aniquilado y tuvo que ser sustituido en el futuro por unidades regulares de Hanoi. Pero, desde una perspectiva pol¨ªtica, el triunfo de la guerrilla fue total. Lyndon Johnson renunci¨® a presentarse a la presidencia y Richard Nixon gan¨® en noviembre de ese a?o, 1968, preparando el camino de la retirada cinco a?os despu¨¦s. No es previsible que, en las actuales circunstancias y sin una cat¨¢strofe imprevisible, Washington repita el error de hace 40 a?os.
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