Luces, sombras y excesos
Manga, superh¨¦roes, nostalgia, Mortadelo y la novela gr¨¢fica. ?Eso es el tebeo en nuestro pa¨ªs? Parece una visi¨®n reduccionista y simplista, pero se puede decir que esos cinco conceptos definen casi a la perfecci¨®n el mercado actual de la historieta en Espa?a. Y una buena comprobaci¨®n se tendr¨¢ la semana que viene, con la celebraci¨®n del Sal¨®n Internacional del C¨®mic de Barcelona, el mejor y m¨¢s completo escaparate de la historieta espa?ola. Durante cuatro d¨ªas, los aficionados podr¨¢n buscar firmas y dibujos de algunos de los autores invitados (una largu¨ªsima lista entre los que se encuentran mitos como Moebius o Milo Manara), contemplar las numerosas exposiciones y participar en un programa de actividades inacabable pero, tambi¨¦n y no menos importante, darse un verdadero fest¨ªn de t¨ªtulos. Las editoriales dar¨¢n el do de pecho con una oferta tan entusiasta como excesiva: aprovechando la cercan¨ªa del D¨ªa del Libro y la celebraci¨®n de Sant Jordi en Catalu?a, aparecer¨¢n m¨¢s de 350 novedades, que cumplir¨¢n casi a rajatabla la clasificaci¨®n con la que se iniciaba el art¨ªculo. Es indudable que la industria del c¨®mic vive unos momentos felices, pero tambi¨¦n resulta evidente que la proliferaci¨®n de t¨ªtulos durante estos d¨ªas sobrepasa ampliamente la capacidad de compra del sufrido aficionado, mientras pone en brete al castigado gremio de las librer¨ªas especializadas, que deber¨¢n cargar con un incremento de pedidos que apenas tendr¨¢ una vida de un par de meses en las estanter¨ªas de sus negocios. Pese a que el mercado progrese, querer aprovechar su crecimiento de forma desordenada puede ahogar la todav¨ªa nonata gallina de los huevos de oro del tebeo.
El Sal¨®n Internacional del C¨®mic de Barcelona permitir¨¢ el encuentro entre los aficionados y los mejores autores espa?oles
Una gallina escu¨¢lida en cualquier caso, que tendr¨¢ en el manga, el c¨®mic japon¨¦s, su principal futuro. Con una presencia arrasadora en el mercado, el manga ya no se puede calificar de moda ocasional: es la corriente dominante, con una capacidad envidiable de atracci¨®n de j¨®venes lectores (y, m¨¢s importante, lectoras). Con pocas excepciones, los tebeos m¨¢s vendidos en Espa?a provienen de Jap¨®n, con guarismos que podr¨ªan hacer sonrojar a cualquier otro. Un ¨¦xito que se confunde con una capacidad innata: las editoriales se han lanzado a la publicaci¨®n desenfrenada de t¨ªtulos japoneses, chinos y coreanos suponiendo que su sola procedencia oriental garantiza su venta, una idea err¨®nea, pero que ha aumentado todav¨ªa m¨¢s la presencia del manga y sus allegados en las estanter¨ªas de las librer¨ªas, consiguiendo copar casi el 40% de todos los t¨ªtulos publicados anualmente y robando el protagonismo a otro de los grandes del mercado espa?ol durante a?os, el tebeo americano de superh¨¦roes. El aliento insuflado por las adaptaciones cinematogr¨¢ficas, impulsando las ventas de los personajes m¨¢s famosos, permite que sigan siendo la otra gran opci¨®n para el aficionado a los tebeos en Espa?a, pero la lucha se presenta dura y, a tenor de lo que est¨¢ ocurriendo en otros pa¨ªses como Alemania, Francia o el mism¨ªsimo Estados Unidos, seguramente perdida. Dos bloques monol¨ªticos que ahogan por completo a los autores espa?oles, que apenas protagonizar¨¢n una d¨¦cima parte del total de novedades. Aprovechando el tir¨®n de la novela gr¨¢fica, otro de los actores llamados a marcar el futuro del tebeo, nuestros autores consiguen mantenerse en ese fam¨¦lico porcentaje, con unas ventas muy discretas que s¨®lo salvan al incombustible Ib¨¢?ez, capaz de sostener ¨¦l s¨®lo parte de la industria del tebeo, y la irresistible atracci¨®n de la nostalgia, que ha tra¨ªdo una renovada vitalidad para personajes de los setenta como Esther y su mundo.
En un mercado globalizado —y, no lo olvidemos, en crisis—, depender s¨®lo de franquicias extranjeras, sin aprovechar la coyuntura favorable para fomentar la producci¨®n propia, es un riesgo evidente a medio plazo.
Pero, por lo menos esta semana, olvid¨¦moslo todo y disfrutemos de los excesos de la fiesta del c¨®mic.
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