Contra los diptongos
Quiz¨¢ algunos de ustedes se acuerden de aquello que en El Critic¨®n (3? parte) de Baltasar Graci¨¢n revela el llamado Descifrador del Mundo a Andrenio: "Advierte que los m¨¢s que parecen hombres no lo son, sino diptongos". Graci¨¢n llama "diptongos" (que seg¨²n el diccionario de la RAE es el conjunto de dos vocales diferentes que se pronuncian en una misma s¨ªlaba) a esas raras mezclas que sin embargo tanto abundan: compuestos de fieras y hombres, es decir, "lobos y avaros, pol¨ªticos y raposos, hombres y gallinas", pero tambi¨¦n de hombres y estatuas, as¨ª como "caricompuestos de virtud y vicio". Nada nos salva de los diptongos, puesto que los hay entre las mismas frutas, "que comprar¨¦is peras, comer¨¦is manzanas, y os dir¨¢n que son peras".
Puedo ser vasco pero no vasquista, como a pesar de ser macho detesto el machismo
Los ciudadanos tributan al Estado, no las comunidades territoriales
A menudo me da la impresi¨®n de que hoy en la pol¨ªtica de este pa¨ªs abundan alarmantemente los diptongos. Sobre todo en lo referente a la cuesti¨®n de los nacionalismos, que parecen tema clave a la hora de recabar votos en algunas autonom¨ªas: quiz¨¢ por contagio o imitaci¨®n ya en todas. Son diptongos electorales, los m¨¢s irresistibles por lo visto para nuestros descifradores pol¨ªticos. Por ejemplo destacado, los buenos resultados electorales del Partido Socialista en Catalu?a y el Pa¨ªs Vasco se deben, seg¨²n parece, a su capacidad de ofrecerse en esas comunidades como diptongo de nacionalismo y no nacionalismo o -dir¨¢n los peor pensados- de dar a comer manzanas y decir que son peras. Hasta tal punto que all¨ª el PP local empieza cierta autocr¨ªtica y ya hay voces que piden a partir de ahora m¨¢s diptongo en sus representantes, es decir, m¨¢s catalanismo o vasquismo, puesto que resultan ¨²tiles.
No ser¨¦ yo quien discuta la conveniencia de ciertas reformas progresistas en los planteamientos del PP (por ejemplo, respecto a la Educaci¨®n para la Ciudadan¨ªa, la inmigraci¨®n, la financiaci¨®n de la Iglesia, etc¨¦tera), pero no creo que hacerse vasquista o catalanista aporte progreso alguno a su discurso, sean cuales fueren sus efectos electorales. Josep Pla dec¨ªa que ¨¦l no era catalanista porque le bastaba con ser catal¨¢n: el catalanismo se lo dejaba a los de fuera que quer¨ªan hacerse los simp¨¢ticos. Y yo, francamente, no veo por qu¨¦ si soy vasco debo adem¨¢s ser vasquista, puesto que a pesar de ser macho detesto el machismo y por ser feo no soporto el fe¨ªsmo, ni en arte ni en nada.
Claro que los propagandistas del r¨¦gimen tildan de "ataques a Catalu?a o al Pa¨ªs Vasco" a la oposici¨®n al nacionalismo obligatorio en esas comunidades, por ejemplo en el terreno de la inmersi¨®n ling¨¹¨ªstica educativa que excluye de facto la ense?anza en lengua castellana. ?Como si quienes quieren educar a sus hijos en castellano en esas comunidades no fueran tambi¨¦n catalanes o vascos, por cuyos derechos hay que luchar! De ah¨ª la gran importancia de la Plataforma de Padres por la Libertad Ling¨¹¨ªstica, nacida en el Pa¨ªs Vasco pero que conecta con movimientos similares en Catalu?a o Galicia. Es cierto que la Constituci¨®n reconoce una protecci¨®n especial para las otras lenguas oficiales en esas autonom¨ªas, pero ese art¨ªculo fue redactado cuando los hablantes en ellas ten¨ªan recortados sus derechos y es un uso perverso utilizarlo
ahora -una vez corregido el abuso anterior- para privar a su vez de derechos a los que se comunican en castellano. Quiz¨¢ por tanto convenga una clarificaci¨®n constitucional al respecto, en lugar de clamar contra el "uso de la lengua como arma de enfrentamiento pol¨ªtico" como suelen hacer quienes tienen vocaci¨®n de diptongos.
Tambi¨¦n en el terreno del enfrentamiento contra el terrorismo la actitud diptonga ha tenido efectos peores que dudosos. Es f¨¢cil comprobarlo leyendo la entrevista a Jes¨²s Egiguren publicada en este mismo diario el 6 de abril. Dejemos de lado el papel de mentor que se le reconoce a Tony Blair, el mismo pol¨ªtico que, si no me equivoco, sostuvo frente a la guerra de Irak o el recorte de las garant¨ªas sociales de la Constituci¨®n Europea posturas que no resultan precisamente inapelables por lo convincentes. Egiguren reconoce sin rodeos que hubo mesa de partidos con Batasuna para llegar a acuerdos pol¨ªticos, fracasados por la voracidad implacable de los etarras. Para ¨¦l esas negociaciones no fueron in¨²tiles, porque mostraron al mundo abertzale que el proceso iba en serio, es decir, "que si ETA dejaba las armas, los partidos decidir¨ªan el futuro vasco". Noticia que me parece bastante asombrosa. ?Acaso no lo sab¨ªan ya desde antes, a pesar de que lo que estamos defendiendo desde hace tanto contra ellos es precisamente eso? ?Acaso hoy mismo, aunque persiste el terrorismo, el presente y el futuro vasco no lo deciden los partidos democr¨¢ticos, conjuntamente con el resto del Estado de que formamos parte? ?O es que se les promet¨ªa con m¨¢s o menos claridad un futuro especial, con especiales concesiones pol¨ªticas a la conveniencia de los nacionalistas y para ampliar a¨²n m¨¢s si cabe su hegemon¨ªa esp¨²rea en Euskadi, cuyo dise?o recompensar¨ªa el doloroso abandono de la violencia? Esta ¨²ltima sospecha parece m¨¢s que fundada, porque es dif¨ªcil de tragar que hasta este supuesto "proceso de paz" los distra¨ªdos abertzales no se hab¨ªan dado cuenta de que viven en un Estado de derecho en el que lo ¨²nico radicalmente antidemocr¨¢tico son los m¨¦todos etarras que precisamente ellos abonan con su complicidad activa o con su silencio.
Hace ya mucho que Maquiavelo nos inform¨® de que "gobernar es hacer creer", de modo que a nuestros gobernantes y sus diptongos se les va un poco la mano en el maquiavelismo de v¨ªa estrecha. Y que no nos vengan a contar que el resultado electoral demuestra el aprecio de los vascos por ese tipo de enjuague transaccional frustrado: para que ello fuese cierto, tendr¨ªan que haber votado tambi¨¦n en Euskadi las decenas de miles que han tenido que irse de all¨ª para no soportar apa?os semejantes.
Lo opuesto a ser diptongo no es un enfrentamiento irreconciliable y virulento contra los nacionalistas (ni mucho menos pasarse la vida deplorando como pla?ideras que los nacionalistas sigan si¨¦ndolo, en lugar de convertirse a nuestra conveniencia en diptongos tambi¨¦n). Basta s¨®lo -pero nada menos- con tener un discurso pol¨ªtico claro, expl¨ªcita e inequ¨ªvocamente argumentado a favor de la unidad ciudadana del Estado de derecho, de sus instituciones, de su lengua com¨²n y de sus lenguas cooficiales, de que son los ciudadanos quienes tributan al Estado y no las comunidades territoriales, del contenido de progreso que supone esta unidad, de la ventaja pol¨ªtica que representa frente a la disgregaci¨®n etnicista del separatismo. Y se precisa una pr¨¢ctica coherente -y sobre todo educativa- que reivindique y afirme estos valores en nuestra convivencia. Si luego hay que hacer alg¨²n tipo de acomodo o pacto y buscar el entendimiento dentro de lo constitucionalmente posible con quienes tienen otras ideolog¨ªas, que se haga en buena hora pero sin disimular ni hacer vergonzante la forma de pensar que quienes no somos diptongos tenemos por mejor para el pa¨ªs. Porque las elecciones se pierden a veces y se ganan en otras ocasiones, pero hay cosas que se est¨¢n perdiendo y que puede que no se recobren nunca ya. Y las monsergas sobre el "espa?olismo" se las podemos dejar a quienes, pobrecillos, no dan para m¨¢s.
A veces, la ambig¨¹edad de los diptongos es derrotada por la cruda realidad. No hablar¨¦ de los conflictos hidrogr¨¢ficos, para que se vea que a veces puedo ser piadoso. Pero mencionar¨¦ un caso curioso y emocionante. Como saben, la negativa a exhibir permanentemente la ense?a nacional en los ayuntamientos ha sido uno de los rasgos distintivos de los alcaldes diptongos y ha generado cierta pol¨¦mica. Pues bien, con la tr¨¢gica ocasi¨®n del asesinato de Isa¨ªas Carrasco, en el balc¨®n del Ayuntamiento de Arrasate, donde se ve¨ªan tres m¨¢stiles vac¨ªos, algunos compa?eros pusieron una gran pancarta llena de fotograf¨ªas del asesinado en que se le¨ªa: "Todos somos Isa¨ªas". Y yo pens¨¦ entonces que, a pesar y en contra de los vicios diptongos, hab¨ªan reinventado la bandera espa?ola.
Fernando Savater es catedr¨¢tico de Filosof¨ªa de la Universidad Complutense de Madrid.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.
Archivado En
- Ortograf¨ªa
- Negociaciones con terroristas
- Elecciones Generales 2008
- Opini¨®n
- Resultados electorales
- Negociaciones ETA
- Ling¨¹¨ªstica
- PSC
- Nacionalismo
- PSE-EE PSOE
- PSOE
- Elecciones Generales
- Pol¨ªtica antiterrorista
- Lucha antiterrorista
- Elecciones
- ETA
- Lengua
- Comunidades aut¨®nomas
- Partidos pol¨ªticos
- Grupos terroristas
- Administraci¨®n auton¨®mica
- Ideolog¨ªas
- Cultura
- Terrorismo
- Espa?a