Las monedas de plata son espa?olas
El pecio descubierto por Odissey posiblemente es 'La Mercedes', el m¨ªtico barco que salt¨® por los aires el 5 de octubre de 1804 - El Gobierno puede reclamarlo
El Cisne Negro, el nombre en clave con el que Odyssey bautiz¨® al pecio con el tesoro m¨¢s valioso hallado hasta ahora en el fondo del mar, ya tiene identidad: Nuestra Se?ora de las Mercedes. Un buque espa?ol hundido en 1804. Odyssey Marine Exploration, la compa?¨ªa estadounidense especializada en la b¨²squeda de pecios submarinos, anunci¨® su hallazgo el 18 de mayo de 2007. La empresa s¨®lo dijo entonces que se trataba de un tesoro de 500.000 monedas de plata (17 toneladas) procedente de un buque de ¨¦poca colonial, encontrado en un lugar indeterminado del Atl¨¢ntico. Espa?a siempre sospech¨® que Odyssey hab¨ªa expoliado La Mercedes, un m¨ªtico barco que salt¨® por los aires el 5 de octubre de 1804 tras un combate naval con los ingleses frente a la costa portuguesa del Algarve. ?sa es tambi¨¦n la hip¨®tesis de Odyssey desde hace mucho tiempo, seg¨²n fuentes cercanas al caso.
Si la carga era particular, las familias herederas podr¨ªan beneficiarse
Mark Pizzo, el juez que arbitra en la pelea entre Espa?a y Odyssey por los derechos del hallazgo, dio un plazo de 30 d¨ªas a la empresa para que revelara la identidad del barco o bien la hip¨®tesis m¨¢s probable. En declaraciones a este peri¨®dico, Greg Stemm, el cofundador de la compa?¨ªa, coment¨® el viernes que hab¨ªa dado al juez varias hip¨®tesis, entre ellas la de La Mercedes. Stemm no especific¨® cu¨¢l de ellas era la m¨¢s probable, pero entre bambalinas, ¨¦sa es la opci¨®n m¨¢s plausible para los investigadores. Aun as¨ª, Odyssey sigue afirmando que un n¨²mero indeterminado de pruebas contradictorias impide determinar con exactitud la identidad del buque.
El primer acto de la pugna legal que los abogados de ambas partes han mantenido durante todo este a?o en el juzgado de Tampa por los derechos sobre el hallazgo, se cierra as¨ª con la declaraci¨®n de Odyssey.
La reticencia de la empresa a expresar p¨²blicamente el nombre del barco puede explicarse a trav¨¦s del pasado. A mediados de los noventa, Stemm y el otro cofundador de la empresa, John Morris, fueron investigados por la Comisi¨®n del Mercado de Valores de Estados Unidos bajo la sospecha de haber dado informaci¨®n inflada sobre un pecio que hab¨ªa hecho subir las acciones de la compa?¨ªa. As¨ª, pues, la idea de Stemm, seg¨²n sus declaraciones, es que no debe haber m¨¢s precipitaciones.
La historia est¨¢ lejos de terminar. Una vez despejado el misterio, Espa?a argumentar¨¢ ante el juez por qu¨¦ nunca ha hecho esfuerzos por buscar y encontrar La Mercedes, es decir, le convencer¨¢ de que el buque no fue abandonado a su suerte. Si el juez ve razonables esos argumentos, el caso podr¨ªa prolongarse durante a?os. Ambas partes reclamar¨ªan ante los tribunales estadounidenses los derechos sobre el pecio y la carga.
Las claves de esa batalla pasan por la condici¨®n legal del buque en ese tiempo. La historia da fe de que La Mercedes era un buque de guerra que particip¨® en varias batallas. Seg¨²n esa cualidad de buque de Estado, el Gobierno espa?ol podr¨ªa reclamarlo. Hay jurisprudencia al respecto en al menos dos ocasiones, con los buques La Galga de Andaluc¨ªa y El Juno, devueltos a Espa?a en 2000 tras ser descubiertos por una empresa de rescates submarinos tambi¨¦n estadounidense.
Odyssey piensa otra cosa. Considera que el buque estaba realizando tareas no militares cuando se hundi¨®. Un simple barco particular cargado con la fortuna de cientos de mercaderes y sus familias. Esas familias son importantes porque podr¨ªan dar un radical giro a la historia. O m¨¢s bien sus apellidos. Si se demuestra que el barco es La Mercedes, Odyssey podr¨ªa ofrecer a los descendientes la posibilidad de reclamar parte de aquella fortuna.
?Por qu¨¦ tanta generosidad? ?Y por qu¨¦ no? Cada descendiente podr¨ªa tener un pedazo de oro que llevarse contento a casa. Una baratija si se compara con lo que ganar¨ªa la empresa en la Bolsa. Porque en esta larga historia que ya va a hacer el a?o, las monedas no tienen mucho valor intr¨ªnseco. Las 500.000 monedas de plata de El Cisne Negro podr¨ªan saturar un mercado que no cuenta con mucha gente dispuesta a pagar grandes sumas por algo que tiene todo el mundo. Porque en toda historia importa m¨¢s el brillo del metal que el metal en s¨ª mismo. Ese brillo mantiene la idea de que todos los proyectos saldr¨¢n adelante: las pel¨ªculas de Disney, los concursos de piratas, los libros, los documentales, los museos y las ilusiones de seguir encontrando durante mucho tiempo oro, el metal con el que todav¨ªa se siguen forjando los sue?os y las pesadillas.
Ciencia y negocio, una dif¨ªcil alianza
La idea de Greg Stemm y John Morris en la fundaci¨®n de Odyssey Marine Exploration era unir ciencia y comercio, arqueolog¨ªa y beneficios. ?Y si adem¨¢s se le a?ade el Mercado de Valores? El tintineo de las monedas en las manos de Stemm rechina en los despachos de las universidades de todo el mundo. Un dato. Seg¨²n comentaba un arque¨®logo de la Universidad de Tejas en la revista The New Yorker hace unos d¨ªas, Odyssey no ha publicado una sola l¨ªnea de informaci¨®n relevante para el gremio. La raz¨®n, seg¨²n Odyssey, es que nunca les dejan. No han aceptado los art¨ªculos de sus arque¨®logos porque su nombre se relaciona siempre con la palabra de la que la empresa no consigue desprenderse: cazatesoros. El rechazo de la ciencia hace que sus descubrimientos, incluso si son probados y ¨²tiles para la historia, caigan en saco roto. "Es dif¨ªcil conjugar ciencia y negocio", se?ala ?ngel Alloza, historiador del CSIC. "Creo que el problema en este caso es el oscurantismo y la ocultaci¨®n deliberada de datos que la empresa ha hecho. Eso es lo contrario de la ciencia", concluye.
Babelia
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