Oro, plata y 249 cad¨¢veres en el fondo del mar
Los diarios de los capitanes de la batalla de Santa Mar¨ªa reconstruyen la historia de una explosi¨®n tr¨¢gica
Lo que sigue es la historia de lo que le ocurri¨® a la fragata La Mercedes el 5 de octubre de 1804. La narraci¨®n de los hechos est¨¢ basada en los datos que ofrece el capit¨¢n de nav¨ªo de la Armada Espa?ola Ces¨¢reo Fern¨¢ndez Duro (1830-1908) en el volumen VII de su Armada Espa?ola. ?l a su vez se basa en los diarios de a bordo y en algunos documentos de la ¨¦poca.
Son las ocho de la ma?ana del d¨ªa 5. La fragata La Clara hace a esa hora se?al de cuatro velas indicando al resto de la flota la aparici¨®n de fragatas inglesas en el mismo rumbo. La cosa est¨¢ tranquila. Las noticias que han llegado de los bajeles que la escuadra se ha encontrado a su paso desde que saliera el 9 de agosto de Montevideo, s¨®lo confirmaban la neutralidad de Espa?a en la guerra que manten¨ªan Inglaterra y Francia. Pero el jefe de la escuadra, Jos¨¦ Bustamante y Guerra, es hombre precavido. Ha pasado mucha mar como comandante de la corbeta Atrevida, compa?ero de Malaespina en la campa?a cient¨ªfica y adem¨¢s ha sido gobernador pol¨ªtico-militar de Montevideo. As¨ª que prefiere estar preparado por si la cosa ha cambiado sin que ¨¦l se enterase y ordena formar en l¨ªnea con zafarrancho de combate.
Una hora m¨¢s tarde, y a vista del cabo de Santa Mar¨ªa, las fragatas inglesas se acercan por barlovento. La m¨¢s grande de todas, la llamada Indefatigable, est¨¢ comandada por el comodoro Moore, que acaba de mandar un bote con un oficial y un int¨¦rprete para decirle algo a Bustamante. Que tenemos orden de retener esta divisi¨®n y llevarla a Inglaterra y adem¨¢s nos vamos a quedar con todo lo que llev¨¢is. A no ser que quieran ustedes derramamiento de sangre, en cuyo caso, a la vista est¨¢ que les superamos en porte y ca?ones. Bustamante se lo pens¨® y lo consult¨® con sus oficiales, para concluir que mantendr¨ªan el honor si la Indefatigable y las otras tres se atrev¨ªan a atacar.
No se hab¨ªa separado el bote a¨²n cuando se escuch¨® el primer ca?onazo de aviso de Moore, los cuatro barcos se acercaron a corta distancia dando comienzo la batalla. A los pocos minutos de combate, La Mercedes salta por los aires llev¨¢ndose al fondo los cad¨¢veres de 249 de sus tripulantes y la fortuna acaudalada por soldados y mercaderes en las Indias. El resto son apresados sin mucha resistencia y llevadas a Inglaterra.
La prensa brit¨¢nica de la ¨¦poca ya ten¨ªa el colmillo que posee la de ahora y no se arredr¨® a criticar con dureza la decisi¨®n de atacar a los espa?oles. "Un gran delito acaba de cometerse", se?alaba un papel de Londres. "La ley de las naciones ha padecido la violaci¨®n m¨¢s atroz: una potencia amiga ha sido atacada por nuestra fuerza p¨²blica en medio de una profunda paz [...] sus leales s¨²bditos han perecido en su defensa, infestando nuestras costas sus saqueados tesoros, y, como el de un pirata, nuestro pabell¨®n tremola sobre el d¨¦bil, el infeliz y el oprimido...".
La historia contin¨²a con el apoyo de Espa?a a la Francia de Napole¨®n. La afrenta de esta batalla frente a la costa portuguesa del Algarve, y que supuso el hundimiento de La Mercedes y el apresamiento del resto de la flota, acab¨® con la paz entre Inglaterra y Espa?a y fue un antecedente reconocido de la batalla de Trafalgar un a?o despu¨¦s.El comodoro Moore amenaz¨® con atacar al jefe de escuadra Bustamante
Babelia
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