Investidura y media
El aplazamiento por dos d¨ªas de la sesi¨®n de investidura -tras negar el Congreso a Zapatero la mayor¨ªa absoluta en primera vuelta- no depar¨® sorpresas: el candidato fue elegido presidente del Gobierno por mayor¨ªa simple. A partir de ahora, el mecanismo estabilizador de la moci¨®n de censura constructiva y la correlaci¨®n de esca?os establecida por las urnas har¨¢n pr¨¢cticamente imposible el derrocamiento de Zapatero. La destituci¨®n parlamentaria del presidente del Gobierno requiere por mandato constitucional que la propuesta de exigencia de responsabilidad pol¨ªtica incluya el nombre del candidato destinado a sustituirle y sea aprobada por la mayor¨ªa absoluta del Congreso. Aunque las coaliciones negativas en la C¨¢mara contra proyectos de ley ordinarios podr¨ªan dejar a los 169 diputados socialistas en minor¨ªa si no prestan atenci¨®n a las ausencias propias y las emboscadas ajenas, es dif¨ªcil imaginar que los 154 esca?os del PP pudieran acordar con otros 22 congresistas la designaci¨®n de un candidato com¨²n.
En paralelo con la investidura de Zapatero, Esperanza Aguirre inicia la carrera hacia la presidencia del PP
Esta semana ha arrancado en paralelo el incoado proceso de investidura de Esperanza Aguirre como candidata a la presidencia del PP (sin fecha fija) y del Gobierno (para las elecciones generales de 2012). Aunque el huero discurso pronunciado el pasado lunes en el Casino de Madrid -la v¨ªspera de la sesi¨®n de investidura- por la presidenta de la comunidad aut¨®noma no anunciase la presentaci¨®n formal de su candidatura al congreso popular convocado a finales de junio en Valencia, dej¨® abiertas las puertas de par en par para el futuro. Rajoy fue invitado al acto en un simulacro de funeral pol¨ªtico de cuerpo presente. Y as¨ª como los inscritos del censo electoral de residentes ausentes (CERA) pueden votan aunque vivan en el extranjero, as¨ª la presencia del fantasma de Esperanza Aguirre en el hemiciclo del Congreso durante el pleno de investidura era f¨¢cilmente perceptible en la consternada expresi¨®n del atribulado presidente del PP.
Las direcciones de los grandes partidos -no s¨®lo el PP- suelen huir de la democracia interna como Dr¨¢cula del signo de la cruz. Es comprensible que la presidenta de Madrid se lo piense dos veces antes de estrellarse contra el muro del congreso de Valencia: las firmas exigidas a los candidatos (un 20% de los delegados) y la procedencia territorial de los 3.000 compromisarios son factores disuasorios. Pero la legislatura no ha hecho sino empezar. El PP deber¨ªa celebrar otro congreso antes de las elecciones de 2012: en el intervalo, las europeas, las municipales y las auton¨®micas vascas, gallegas y catalanas pondr¨¢n a prueba el liderazgo de Rajoy. En las pugnas intrapartidistas, la apelaci¨®n a la ideolog¨ªa (el supuesto liberalismo de la presidenta de Madrid es desmentido por el intervencionismo sectario y el sesgo nepotista de su gesti¨®n) sirve de disfraz a las luchas por el poder. Y a¨²n queda por saber el papel que se reserva en esta historia Aznar, patrocinador hasta el momento de la carrera pol¨ªtica de Esperanza Aguirre. -
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